Envejecer no implica renunciar al deseo ni al placer. Con avances tecnológicos, mayor apertura cultural y productos diseñados específicamente para cuerpos maduros, la sexualidad en edades avanzadas se redefine con libertad, salud y creatividad.
Por generaciones la vida sexual en la vejez ha sido un tema rodeado de estigmas y significados contra la expresión de la intimidad en una edad avanzada. La cultura occidental ha tendido a representar el deseo como patrimonio exclusivo de la juventud, y de los hombres. Esto ha dejado totalmente fuera del discurso a las personas que rebasan los 60, 70 o incluso los 80 años. Sin embargo, la realidad es muy distinta. La sexualidad en la tercera edad no solo existe, sino que evoluciona, y en muchos casos, se intensifica con nuevas formas de intimidad, conexión y exploración.
Partiendo de que el deseo y los cuerpos siguen teniendo necesidades sexuales sin importar la edad; el mercado tecnológico y médico está respondiendo con gadgets, juguetes sexuales y herramientas diseñadas específicamente para los cuerpos que envejecen. Lejos de la caricatura, estos recursos se están convirtiendo en aliados para personas mayores que desean vivir una sexualidad plena, saludable y, sobre todo, libre de prejuicios.
UN MERCADO EN EXCITACIÓN
La industria del bienestar sexual ha comenzado a prestar atención a este segmento de la población. Según un informe de AARP (Asociación Estadounidense de Personas Jubiladas), más del 60 por ciento de los adultos mayores de 60 años consideran que el sexo sigue siendo una parte importante de su vida. Además, el 45 por ciento de los mayores de 70 reportan tener actividad sexual al menos una vez al mes.
“Durante mucho tiempo, el mercado sexual ignoró las necesidades específicas de las personas mayores: piel más delgada, menor lubricación, problemas de movilidad o sensibilidad”, explica Joan Price, sexóloga y autora de Sex after Grief y Naked at Our Age.
“Ahora, los diseñadores y fabricantes comienzan a entender que los cuerpos envejecen, pero el deseo no desaparece. Solo necesita nuevas formas de expresarse”.
Uno de los desarrollos más importantes en este campo es la adaptación de juguetes sexuales con diseño ergonómico y funciones específicas para la tercera edad. Marcas como We-Vibe, Dame o MysteryVibe han creado vibradores flexibles, con agarres cómodos, controles de gran tamaño, y niveles de intensidad suaves, ideales para personas con artritis o menor sensibilidad.
En el caso de los hombres, existen algunos dispositivos —como Pulse Duo, de Hot Octopuss— están pensados para personas con disfunción eréctil, permitiendo estimulación sin necesidad de una erección completa. Otros productos, como lubricantes térmicos, geles con CBD o sueros específicos para piel madura, ayudan a reducir la incomodidad y potenciar la respuesta sexual.
Además, el auge de la tecnología wearable ha abierto nuevas posibilidades. Gadgets con control remoto por Bluetooth permiten el juego a distancia, muy útil en relaciones a larga distancia o entre personas mayores con movilidad reducida.
EDUCACIÓN SEXUAL Y SALUD
Para la vida sexual existen recursos más allá de los objetos, el conocimiento y la conversación abierta de la intimidad con la pareja es un recurso fundamental para mantener este aspecto de la vida en condiciones. “A menudo, las personas mayores tienen preguntas sobre qué es normal, cómo adaptar su vida sexual a sus nuevos cuerpos, o cómo abordar nuevas relaciones tras una viudez o divorcio”, señala el doctor David Lee, de la Universidad de Manchester, quien dirigió un estudio sobre sexualidad y envejecimiento en el Reino Unido.
La educación sexual para adultos mayores es aún escasa, pero plataformas como Planned Parenthood, The Center for Sexual Pleasure and Health o los propios cursos de Joan Price abordan temas como el consentimiento, la comunicación en pareja, el uso de juguetes, e incluso la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), que ha aumentado en este grupo en los últimos años.
Según los datos obtenidos en Estados Unidos por el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), los casos de ITS en mayores de 60 han crecido un 20 por ciento en la última década, debido a una menor percepción de riesgo y a la ausencia de campañas de prevención dirigidas a este grupo. Estos elementos muestran un cambio en la actitud hacia el sexo, pero las fallas de omitir una atención y educación sexual para este grupo poblacional que sigue teniendo encuentros sexuales.
EL PLACER NO ES UN TABÚ
La libre expresión de la sexualidad es un factor que determina muchos sesgos en las edades más avanzadas. “Mi vida sexual es mejor ahora que a los 30”, confiesa Beatriz, de 72 años, viuda desde hace ocho. “Uso vibradores, hablo abiertamente con mi pareja y he aprendido a disfrutar sin culpa ni expectativas rígidas”.
Historias como la suya cada vez son más frecuentes y están ayudando a transformar los estereotipos de cómo la sexualidad sigue viva. La serie documental The Principles of Pleasure (Netflix) y películas como Good Luck to You, Leo Grande (2022), protagonizada por Emma Thompson, han contribuido a mostrar una imagen más diversa y realista del placer en la madurez.
UN FUTURO MÁS LIBRE
El avance tecnológico, junto con un cambio cultural en torno al envejecimiento y el placer, está ayudando a romper con décadas de silencio.
“La sexualidad no termina con la edad”, insiste Joan Price. “Solo cambia. Y con las herramientas adecuadas, puede ser tan rica —o más— que nunca”.
La clave, según especialistas, es combinar herramientas accesibles, información científica, y una visión positiva de la vejez. N