¿Necesitas recordar algo?

El secreto para recordar palabras escritas podría ser tan simple como decirlas en voz alta. El doble golpe de pronunciar las palabras y luego, escucharte decirlas, ayuda a consolidarlas en la memoria a largo plazo de tu cerebro, un fenómeno conocido como “efecto de producción”.

Investigadores de la Universidad de Waterloo compararon cuatro métodos distintos utilizados para aprender información escrita: lectura en silencio, lectura en voz alta, escuchar que otra persona lee en voz alta, y escuchar una grabación tuya leyendo en voz alta. Probaron dichos métodos con 95 participantes de su estudio, y la lectura en voz alta –el método que genera el efecto de producción- demostró ser el mejor para retener la información escrita. El estudio que describe su investigación fue publicado en la revista científicaMemory.

“Es preferible hacerlo cuando quieres centrarte en información particularmente importante; entonces dirás esa información en voz alta”, explicó Colin M. MacLeod, coautor del estudio, profesor y presidente del Departamento de Psicología de Waterloo, en un correo electrónico dirigido aNewsweek. “Durante un curso, estudiar la información importante en voz alta deberá ayudarte a recordarla mejor. Nuestra teoría es que la mejoría debida a la producción es consecuencia de que la información se vuelve más distintiva en la memoria: se destaca más (contra el fondo de la información que no dijiste en voz alta)”.

MacLeod, experto en cognición y memoria humana, dijo a Newsweek que la investigación habría de beneficiar a todos. Aunque también tendría aplicaciones prácticas que serían de particular relevancia para las personas mayores que intentan mantener avispada su memoria.

“Además, la vuelves personal al decirla en voz alta, lo cual también ayuda”, explicó MacLeod. “Y entonces, a menudo puedes recurrir al hecho de que recuerdas haber dicho algo en voz alta para estar seguro de que, en realidad, recuerdas correctamente”.

MacLeod y sus colegas acuñaron el término “efecto de producción” en 2010, si bien el propio efecto fue dado a conocer a principios de la década de 1970. Eligieron el nombre de una técnica de codificación, en la cual las personas leían una palabra o la generaban a partir de una pista. Por ejemplo, MacLeod explicó que una pista para la palabra “bebé” podría ser: “el niño pequeño que duerme en una cuna, y empieza con la letra b”. Esto ayuda a que las personas recuerden la palabra “bebé” mucho mejor que si solo la leen, un resultado conocido como el “efecto de generación”.

“Como analogía del ‘efecto de generación’, decidimos llamar ‘efecto de producción’ a la ventaja de leer en voz alta (¡y porque el término ‘generación’ ya estaba tomado!)”, escribió MacLeod. “También queríamos evitar que el nombre del fenómeno llevara alguna carga teórica antes de saber qué causaba la ventaja de producción”.

Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek