La rebeldía juvenil de La Femme

Sentados en una sala vintage del Teatro Lúcido, en la Ciudad de México, tres integrantes de la banda francesa La Femme describen su experiencia en México con la palabra “chido”. Los que nos encontramos en el teatro reímos ante lo rápido que han aprendido los modismos de nuestro país y continuamos hablando de México, de la gente, de la música y del camión que pasa cada día frente a su habitación en busca de “refrigeradores, estufas, microondas o algo de fierro viejo que venda”.

Los jóvenes nos cuentan de sus comienzos, hace más de siete años, cuando tocaban punk, garaje y rock pesado, esas épocas en que estaban peleados con la sociedad y con sus padres que querían obligarlos a ser contadores, abogados o médicos.


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CRUZ/NW NOTICIAS

—¿Cuándo fue la última vez que dudaron en dedicarse a la música?

—Nunca. Siempre hemos dicho que nos gusta la música porque somos artistas y creo que todos aquí preferimos tocar música que ser policías. La música es algo que elegimos para nunca tener que trabajar en una oficina, la elegimos porque es algo que nos apasiona y es una aventura entre amigos, porque somos una pandilla de amigos desde hace 12 años.

—¿La última vez que se encontraron enamorados de su instrumento?

—El baterista, Noe, siempre ha estado muy enamorado de su instrumento. Le habla a su batería, la acaricia, se preocupa si hace frío y no deja que nadie la toque.


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—¿La última vez que se sintieron parte de un movimiento social?

—Desde que nos iniciamos fue un movimiento social en contra de nuestros padres que querían que estudiáramos otra cosa. Tenemos una canción que se trata de los jóvenes franceses en la escuela y la presión social que existe para que estudien comercio, ciencias políticas o medicina. Todos los pequeños estudian algo de esto, pero lo hacen porque los padres y la sociedad los obligan, y si no haces la escuela es un problema para la vida. Pero en realidad no vives tu pasión. Nosotros vivimos esa presión, pero la dejamos porque queremos vivir la vida de artista, de músico, de lo que nos apasiona.

—¿Últimamente tienen otras influencias que no sean musicales?

—El cine. Nosotros hacemos nuestros videos y nos encanta el cine. También nos gusta el arte, como Escher, que hacía surrealismo matemático. Y de cine de Tarantino, el cine italiano, el cine de vanguardia norcoreana y las películas checas —dicen entre broma y realidad—. También nos encanta TinTin y la escena noise de Yakarta, en Indonesia —todos ríen hasta que alguien agrega—: También nos apasiona la escena punk de las islas Fiji en los años 70.


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—Si tuvieran que elegir un género musical ¿cuál sería?

—No tenemos género, no queremos tenerlo y no tenemos por qué hacerlo. Claro que nos gustaría y algún día le pondremos género a lo que hacemos. Pero quizá lo tengamos que inventar nosotros y esperemos que lo reconozcan como género. Eso estaría muy interesante.