Los videos, publicados por Jayda Fransen, vicepresidenta de Britain First (Gran Bretaña Primero), muestran a unos supuestos musulmanes en actitudes agresivas, bajo títulos como “inmigrante musulmán golpea a chico holandés con muletas” o describe a una mafia islamista que empuja a un adolescente desde un techo.
En un tercer video otro presunto musulmán derriba y destruye una estatua de la Virgen María, una grabación que está en YouTube desde 2013 y viene descrita como la destrucción de un ícono por parte de un yihadista en Siria.
Britain First, creado en 2011 y conocido por montar piquetes afuera de las mezquitas, ha fracasado en varias elecciones en Reino Unido y para el Parlamento Europeo.
En tanto, Fransen fue declarada culpable el año pasado por el delito de odio después insultar a una mujer musulmana que usaba un hijab.
“No es amigo nuestro”
Aunque Trump se limitó a retuitear los videos sin hacer comentarios, su acción despertó rápidamente críticas en Reino Unido, incluida la primera ministra Teheresa May y varios diputados.
“Los británicos rechazan unánimemente la retórica sesgada de la extrema derecha, que es la antítesis de los valores que este país representa: decencia, tolerancia y respeto. Es un error que el presidente haya hecho esto”, dijo el vocero de May.
Brendan Cox, viudo de la diputada Jo Cox -quien fue asesinada por un grupo de extrema derecha el año pasado-, dijo: “Trump legitimó a la extrema derecha en su propio país, ahora trata de hacerlo en el nuestro”.
“Difundir el odio tiene sus consecuencias y el presidente debería avergonzarse de sí mismo”, agregó.
El diputado opositor del Partido Laborista, David Lammy, consideró que Trump “promueve un grupo fascista, racista y de extremo odio, cuyos líderes han sido arrestados y condenados”.
“No es un aliado o amigo nuestro”, acotó.
Mientras, el diputado Stepehn Doughty, también del Partido Laborista, dijo que los videos eran “altamente incendiarios”, y su colega Yvette Cooper consideró que Trump le dio a Fransen una “enorme plataforma”.
Este miércoles, Fransen y Paul Goldin, líder de Britain First, debían comparecer ante una corte por el antejuicio en un caso por el uso de “palabras o comportamientos amenazantes, abusivos o insultantes” durante un discurso que la mujer dio en Belfast.
Las intervenciones de Trump en la política y relaciones exteriores de Reino Unido han tensionado la “relación especial” entre ambas naciones.
El mandatario estadounidense enfureció a las autoridades británicas con sus tuits sobre el terrorismo en ese país.
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