Si bien este año la conmemoración se centró en
priorizar el empoderamiento de este sector mediante iniciativas como:la incorporación del enfoque de género a las políticas agrícolas,el
aumento de la tenencia de tierras de las mujeres,la
mejora del acceso a la financiación de inversiones, yla
ampliación de las oportunidades de participación en las cadenas de producción y
distribución
de productos de más valor; en Guanajuato los rezagos en materia educativa aún
son una realidad para la población femenina rural.
De acuerdo al Censo 2010 en Guanajuato la población
rural asciende a 1 millón 697 mil 165 personas de las cuales un 14.3% son
analfabetas, entre ellas el 58% son mujeres. Si bien el grupo de edad que se ve
más afectado es el de mayores de 65 años, aún no se ha logrado abatir el
analfabetismo entre las mujeres no obstante la aplicación de políticas públicas
que privilegian apoyos a las familias con hijas en la escuela.
Otro indicador importante sobre la educación de las
mujeres rurales en la entidad está relacionado con el rezago educativo, es
decir, la condición de atraso en la que se encuentran
las personas que, teniendo 15 años o más de edad, no han alcanzado el nivel educativo que se considera básico. En
el caso de Guanajuato esta es una condición en la que vive el 67% de la
población rural de 15 años y más,nuevamente, las mujeres
representan el 52.7%.
Por otra parte, un indicador que refuerza la
importancia de apostarle a la educación de las mujeres en el ámbito rural tiene
que ver con la eficiencia terminal, ya que para el caso de Guanajuato este
indicador es mayor en mujeres que en hombres para los niveles de educación
primaria, secundaria y media superior. Esto significa que las mujeres que
inician cualquiera de estos ciclos educativos tienden a concluirlo. Además, en
estos tres niveles educativos, de acuerdo con datos de PLANEA (Plan Nacional
para la Evaluación de los Aprendizajes) 2015, las estudiantes de las zonas
rurales obtienen resultados de logro más favorables que los hombres.
Sin embargo, este desempeño de las mujeres rurales
guanajuatense se ve limitado cuando se trata de educación superior. Aunado a
las dificultades estructurales que enfrenta el Estado respecto a la cobertura y
acceso; de acuerdo a datos del INEGI, nos encontramos entre las cinco entidades
del país con las peores oportunidades para que los jóvenes puedan acceder a una
carrera universitaria; se suman dificultades de tipo sociocultural, como la
necesidad de salir a otras ciudades para acceder a la universidad, la idea de
que las mujeres al final se casarán y se encargaran de la familia, entre otras;
repercuten de manera impactante en el acceso de las mujeres a la educación
superior.
Para muestra, un botón. De acuerdo con datos de la
Secretaría de Educación de Guanajuato, sobre la matrícula por nivel educativo y
sexo en localidades rurales para el ciclo escolar 2015 – 2016 se observa que
frente a los 15,348 hombres que accedieron a la educación superior, solo 9 mil
731 mujeres pudieron matricularse. Este dato contrasta con la matricula en el
área urbana en la cual las mujeres acceden en mayor número a la universidad: 63
mil 141 frente a 56 mil 986 hombres.
Esta diferencia impacta no sólo en el desarrollo
personal de cada una de las jóvenes que ven limitado su deseo de acceder a
mayor educación, estas limitantes afectan sus oportunidades de acceso a
trabajos mejor remunerados, a mayores alternativas de desarrollo y también
impactan en el futuro de sus comunidades, ya que apostar por la educación de la
mujeres significa apostar por elevar la calidad de vida de sus familias, de sus
comunidades, en síntesis, de su entorno.