Es difícil respirar en Marte. La atmósfera del Planeta Rojo está compuesta casi enteramente de dióxido de carbono, el cual constituye una fracción mínima del aire que dedicamos tanto tiempo a respirar aquí en la Tierra.
Sin embargo, cuando el dióxido de carbono constituye apenas cinco por ciento del aire, hace que los seres humanos tengamos dificultades para respirar; y si asciende a más de la cuarta parte del aire, puede matarnos. El 95 por ciento que hay en Marte nunca nos resultará placentero.
Sin embargo, las altas concentraciones de dióxido de carbono de ese planeta podrían ser en realidad una bendición disfrazada, si los científicos pueden encontrar una manera de convertirla en el oxígeno que nos mantiene vivos. Esto significaría que los visitantes no necesitarían llevar su propio oxígeno con ellos, lo cual reduciría los costos de viajar a Marte, pues por cada kilo adicional de cargamento extra, el costo del lanzamiento aumenta en varios miles de dólares.
Por ese motivo, la NASA ha dicho durante años que desea encontrar una forma de obtener oxígeno a partir de la atmósfera de Marte. Y de acuerdo con un nuevo artículo publicado en la revista Plasma Sources Science and Technology, las concentraciones de dióxido de carbono en Marte podría ser exactamente lo que necesitamos para hacerlo.
Vasco Guerra, el autor principal y físico de la Universidad de Lisboa en Portugal, ha estado utilizando plasma para descomponer el bióxido de carbono aquí en la Tierra, un obstáculo que muchos equipos de investigación buscan superar para hacer frente a los desafíos del cambio climático y la energía limpia. Pero entonces, asistió a una charla acerca de los objetivos de la NASA en Marte y comenzó a preguntarse si la misma tecnología podría tener usos interplanetarios. “Al principio, hablábamos de ello como si fuera un juego de niños”, escribió en un correo electrónico dirigido aNewsweek. “Sin embargo, cuanto más pensábamos en ello, tanto mejor nos parecía la idea”.
Esto se debe a que los cálculos publicados en el nuevo artículo indican que la atmósfera de Marte, rica en bióxido de carbono, además de sus frías temperaturas, genera condiciones que favorecen una mayor vibración entre moléculas, así como una menor velocidad de reacción. Esto debería hacer que el proceso resultara más eficiente.
Todo el carbono tiene que ir a alguna parte, por lo que la idea es convertir las moléculas de dióxido carbono (dos partes de carbono y cuatro de oxígeno en total) en dos moléculas de monóxido de carbono y una molécula de oxígeno. El monóxido de carbono tiene sus propias desventajas (esa es la razón por la que en muchos hogares existe un detector de ese compuesto), pero los científicos piensan que pueden convertirlo en combustible para cohetes, reduciendo aún más la lista de carga.
Desde luego, en este momento no pasa de ser más que una idea: Guerra no ha contrastado sus cálculos con la realidad, y mucho menos en Marte, y todavía existen muchos otros obstáculos que se deben superar antes poner en marcha una misión. Pero si tu sueño es poner los pies en el Planeta Rojo, es posible que puedas respirar un poco más fácilmente.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek