Las aristas del lenguaje

Y aún con
todo ello, le damos poca atención. En los medios abundan las columnas sobre
deportes y política. En menor grado, espectáculos y toros. Pero en todos los
países muy pocos espacios están dedicados a entender este fenómeno que tiene
como currículo haber desarrollado el cerebro de hombre, dotarle de herramientas
para conocerse y un papel relevante en el Producto Interno Bruto de un país.
Poca atención para un instrumento de papel fundamental para el hombre, pero
desvalorado por la cotidianidad.

El idioma
es base para entender la realidad. Umberto Ecco ya lo dejaba ver con el nombre
de su primera novela, El nombre de la
rosa, donde no presenta una sola referencia hacia la planta, pero tampoco a
alguien con ese nombre. Como padre de la semiótica (estudio de los símbolos en
sociedad), reflejó con una novela detectivesca la Edad Media, sin serlo porque
era una fantasía. La palabra rosa nos acerca a la realidad, aún sin tenerla
enfrente; porque el idioma propicia la conceptualización. Esta fase superior de
las unidades con significado permite comprender que las palabras nos arrastran
a una comprensión del entorno, aún sin tenerlo enfrente. De ahí que quien tenga
un vocabulario pobre, tendrá una aproximación de la realidad igual de
raquítica. Entonces, el idioma nos acerca a la realidad mucho más que la mera
observación de un objeto.

En España
tienen claro, expone el Instituto Cervantes en su página electrónica, que el
idioma contribuye con el 30% del Producto Interno Bruto. En América Latina no
se ha cuantificado. Pero es suficiente con observar cómo una televisora logró
expandir nuestras frases locales en todo el mundo gracias a la exportación de
su serie televisiva. Ya no digamos el mercado que tiene la música en nuestro
idioma, o los libros que aquí se producen. Tan solo la comercialización de bienes
es más común que las empresas primero volteen hacia los mercados con los que se
pueden entender antes de explorar los que tienen otras lenguas.

El idioma
también tiene un lugar en la formación de los ejecutivos de empresas o
directamente de los emprendedores. Ya incluía la revista Forbes en su edición en español una nota que este articulista había
comentado de mucho tiempo atrás: el idioma facilita la organización y emprender
ideas. Al redactar, un ejecutivo valora el orden expresivo, los vocablos y el
sesgo. Tomar decisiones tiene el mismo proceso. Aprender a escribir o enunciar
con eficiencia facilita la costumbre de valorar y tomar decisiones, acto fundamental
de cualquier dirección.

Asimismo,
lo que no se nombre no existe, dicen los psicólogos. El lenguaje permite
atender y comprenderse a sí mismo. La alexitima, por ejemplificar, es un
padecimiento de la personalidad que consiste en la incapacidad de entender los
propios padecimientos tan solo por no poder darles nombre o no saber cómo
nombrarlos.

Entender el
idioma con sus diferentes modalidades y aristas dota al ser humano de enormes
recursos pues le facilita comprender la diversidad de caminos por los que
transita como sociedad.

Faltan sitios donde se trate, hable o estudie el
idioma. Usted, amigo lector, ha llegado a uno de ellos. Sígalo y entérese de
las múltiples facetas del idioma, particularmente de nuestro español.