Juan Pablo Castañeda, un actor independiente

Hay autores que nos capturan de inmediato y dramaturgos que nos mantienen al filo del asiento durante cada segundo que dura su obra. Tom Shepard fue uno de esos dramaturgos que hoy se estudian, se admiran y, por qué no, se homenajean. Juan Pablo Castañeda y Laboratorios de Teatro se han dado a la complicada tarea de rendir homenaje al famoso dramaturgo estadounidense. Lo hacen con una acertada puesta en escena de una de sus piezas más importantes, True West.

La obra fue escrita en 1980 y tiene como tema central las fracturas familiares y la soledad como resultado de estas. Para montar True West en México, en la Teatrería que se encuentra en la colonia Roma, el productor Juan Pablo Castañeda y el director Rafael Garzaniti han mexicanizado la obra aludiendo al abandono de los personajes, a las largas distancias y a las interminables explanadas del desierto como lo haría Juan Rulfo. Con ello han logrado que el espectador se sienta cerca de los protagonistas de la obra que por una hora y 45 minutos no dejan el escenario.

—En este último trabajo eres productor y actor, ¿cómo vives esa experiencia, Juan Pablo?

—Trato de sacar la chamba de producción antes de que salga la obra. Aquí estoy casi todo el tiempo en escena, entonces es mucho trabajo, pero siento que si no produzco dependo demasiado de los demás. Como actor debo de ser independiente, no puedo convertirme en esa persona que solo trabaja y es la voz del otro. A mí me gusta hacer estas cosas que, aunque son pequeñas, son mi voz.


FOTO: FABIÁN GARCILITA/NW NOTICIAS

—¿Te sientes cómodo en el escenario?

—No me siento cómodo en ningún lado. Hay directores que me han hecho sentir muy cómodo, pero en la televisión generalmente no me siento muy cómodo. Creo que tiene que ver con los directores y con la forma en que se manufactura el proyecto. Pero definitivamente siento más presión actoralmente en el teatro, porque en el cine o tele estás muy cuidado y generalmente te ves bien. Pero en el teatro no pasa eso, es en donde estás más vulnerable, pues te están viendo en vivo, sin cortes y eso es lo rico de hacerlo, que estamos expuestos a que nos acribillen.

—Últimamente se habla de que la industria está cambiando, ¿qué opinas?

—En toda industria hay gremios, siempre van a existir esas personas que se creen que son “los de teatro” y entonces critican todo; están “los de cine” que ahora hacen buena televisión, y así con cada gremio. Pero hasta que no se integre todo, nuestra industria va seguir igual: chafona, como este país. Es una industria pretenciosa, de malos contenidos y de gente que se la pasa criticando. Hay que hablar también de eso porque ese no es el cambio que estamos buscando.

—¿Cuál fue la última obra de teatro que te gustó?

—Oleanna, con Bruno Bichir y Tato Alexander, en el Foro Shakespeare, me movió mucho. También la producción de Noche de reyes es muy buena. Pero lo verdaderamente importante es que haya para todos porque es muy fácil decir lo bueno y lo malo, pero lo importante es que haya dinámica, que todos podamos hacer lo que nos gusta.


FOTO: FABIÁN GARCILITA/NW NOTICIAS

—En tu último papel ¿a quién interpretarías?

—Hay una obra que se llama La última cinta de Krapp, de Samuel Beckett. Es muy complicada y en algún momento de mi carrera, tal vez cuando esté más viejo, me gustaría hacerlo. Pero, en realidad, todo lo que pueda escoger, todo lo que me enamore. Y es que tienes que enamorarte de tus personajes siempre, aunque sean unos pesados.

—Además de actor, tienes un restaurante, ¿qué nos recomiendas pedir en nuestra próxima visita a Chico Julio?

—Taco de camarón con buche y un capeado de camarón, siempre.