Sebastian Gorka

Sus críticos lo han llamado un intolerante y ponen en duda sus credenciales. Pero tras pocos meses de unirse a la nueva administración, Sebastian Gorka, autodenominado experto en contraterrorismo y exeditor de Breitbart News, se convirtió en uno de los favoritos de la Casa Blanca. Al presidente Donald Trump le encantó su actuación en televisión, donde defendió enérgicamente a la Casa Blanca en todo, desde amenazar a Corea del Norte hasta negarse a condenar una bomba en una mezquita.

Sin embargo, en agosto, Gorka y Steve Bannon, su excolega en Breitbart, fueron despedidos de la Casa Blanca. Gorka se ha ido, pero insiste en que no lo han olvidado. Afirmó su participación en la redacción del discurso incendiario del presidente ante la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre (la Casa Blanca niega esto). Entonces, mientras Trump coquetea con los demócratas en asuntos como la inmigración, Gorka no se ha rendido en la agenda de “Estados Unidos primero” del presidente, o en su papel para hacerla avanzar. “Te garantizo —dice— que la gente asociada con la campaña original regresará, o el presidente se apoyará en ellos más que antes”.

—¿Qué le da la confianza en que Trump decidirá que le irá mejor si regresa con sus aliados originales?

—El presidente tiene un estilo muy interesante de administrar. Se siente cómodo con niveles inusualmente altos de caos creativo bajo él, porque ve quién es el mejor peleador y quién da el mejor argumento. Pero si siente que le sirven mal sus segundos, permite que la frustración aumente hasta que llega a un punto en que toma la acción decisiva. Predigo que tomará una acción decisiva para [deshacerse] de esas personas a su alrededor que no sirven a su plataforma original. Así es como funciona. Predigo que habrá algunos despidos en el futuro cercano que provendrán del presidente cuando se percate de cuánto necesita que el viejo equipo esté a su alrededor. No hago ninguna predicción sobre Steve y yo. Ya sea que Steve o yo regresemos o no, esta es la carrera de larga distancia. Estamos en esto por ocho años y luego ocho años del presidente Pence.

—¿Trump ha hecho lo suficiente para condenar a los supremacistas blancos?

—El presidente no tiene un hueso racista en su cuerpo. Cuando las personas que se hacen llamar periodistas tienen la desfachatez total —tienen la audacia— de llamar racista, antisemita y xenófoba a la Casa Blanca, cuando los nietos del presidente son judíos ortodoxos, es un escándalo. Esta gente no tiene moral rectora; están moralmente quebrados.