México tiene una calificación “reprobatoria” en el Índice de integridad de las elecciones según arrojan los resultados del Proyecto de Integridad Electoral (EIP), encabezado por Pippa Norris, profesora de las universidades de Harvard y de Sydney.
Pese a que México ha diseñado y aprobado reformas que intentan cubrir los cuatro rubros más importantes para enfrentar los problemas asociados al uso de dinero en la política y en las campañas electorales, no ha logrado colocarse en un buen lugar en el Índice, señalaron expertos.
La opacidad en las cuentas financieras de los partidos en los gastos de campaña, rebase en topes de campaña, uso de recursos ilícitos, uso de programas sociales con fines electorales, compra de votos y donaciones no reportadas, son algunos de los principales problemas que atañen a la calidad de las elecciones mexicanas, según la investigadora Irma Méndez.
La experta señaló en el seminario “Financiamiento de campañas y resultados electorales: desafíos actuales a la integridad electoral nacional y subnacional en países federales” que el país tampoco ha logrado erradicar la aplicación selectiva de la ley, las sanciones bajas asociadas a la violación de la ley, y la carencia de un diseño funcional y una aplicación efectiva de las normas electorales.
Méndez explicó en un evento organizado por Flacso México, la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que resulta muy difícil controlar los topes para los gastos de campaña porque los costos están en función del mercado.
“Los topes bajos incentivan ocultar el gasto, los topes altos posibilitan que llegue dinero sucio a las campañas, que incluso se lava en ellas y entonces sí aplica lo de dinero del narco”, afirmó la investigadora de Flacso México, en un comunicado de prensa emitido por la institución.
El magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Reyes Mondragón destacó que “el dinero habla en la política como habla en los mercados. Si no se corresponde con los valores democráticos, el poder se va a a acumular en muy pocas manos y dejará de lado a quienes necesiten distribución del poder y mayor representación”.