Estallido en Vietnam

Esencialmente, los documentalistas Ken Burns y Lynn Novick
son detectives que exponen nuevas visiones de hechos enraizados en la historia
estadounidense, trátese de la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, el jazz,
la época de la Prohibición o el béisbol. Su trabajo más reciente, una
investigación típicamente exhaustiva en diez partes, con un total de 18 horas,
sobre la guerra de Vietnam, escrita por Geoffrey Ward, resultó ser el proyecto
más desafiante de sus carreras, para el que tuvieron que realizar cien entrevistas
durante un período de diez años.

Cuando inició el proyecto, el dueto no tenía ninguna forma
de saber que su documental sería estrenado durante la presidencia de Donald
Trump, cuyo breve y controvertido periodo en el gobierno ha sido comparado con
el de Richard Nixon, acusado de intensificar la guerra de Vietnam, que duró de
1955 a 1975. Como declaró Burns a Newsweek, “¿Qué pasaría si te dijera que he
estado trabajando en una película sobre manifestaciones masivas contra la
administración política que ocurren en todo el país, sobre una Casa Blanca
desorganizada, sobre un presidente convencido de que la prensa miente y que
está tras él, sobre filtraciones de documentos de material clasificado, sobre
una guerra asimétrica y acusaciones de que una campaña política se puso en
contacto con una potencia extranjera en el momento de una elección nacional?”

Yo diría que suena familiar. Y luego, les haría algunas
preguntas.

—Tengo 30 años y, al
igual que muchos miembros de mi generación, no sé mucho acerca de la guerra de
Vietnam. ¿Por qué debería importarme?

BURNS: Mucho de lo que experimentamos actualmente, el
hiperpartidismo, las divisiones entre los partidos, la incapacidad de sostener
una conversación, es resultado de las semillas plantadas en el periodo de la
guerra de Vietnam.

NOVICK: Las personas nos preguntan qué es lo que cualquier
persona de menos de 50 años sabe acerca de esta guerra, y la respuesta es que
no mucho. Es sorprendente lo poco que se enseña en las escuelas. También se
trata de historia controvertida, por lo que no existe un solo libro que se
pueda consultar para revelar la historia que tratas de contar. Cuando hacemos
una película, tratamos de contar una buena historia. En un caso como éste, es
difícil lograrlo. Se requieren muchas triangulaciones de distintas fuentes para
ensamblar una narrativa que tenga sentido.

—¿Cómo caracterizarían
su comprensión de la guerra de Vietnam antes de embarcarse en el proyecto, hace
10 años, y en el momento actual?

BURNS: No reconozco a la persona que inició este proyecto.
Viví la década de 1960 cuando era niño y adolescente, hasta ser elegible para
entrar al ejército en 1971. Quizás pienses que sé [acerca de ella]. La tuya es
una opinión generalizada. [Al investigar esto], casi todo lo que suponía quedó
de cabeza. Dado que la guerra no resultó demasiado bien para Estados Unidos,
tendemos a pasarla por alto. Es un tema muy controvertido, lo que hace que sea
más seguro no hablar sobre él. No es casual que las primeras palabras en inglés
que escuchas en la película provengan de un infante de marina que describe cómo
él y su esposa se hicieron amigos de otra pareja, y las dos esposas, después de
12 años de ser amigas, se enteran de que sus maridos habían sido infantes de
marina en Vietnam, y no habían dicho ni una palabra al respecto. El infante de
marina señala que es como vivir e n una familia con un padre alcohólico. Shhh…
No hay que hablar de eso.

—Una de las formas en
las que este trabajo se diferencia de sus otros documentales de guerra es el
número de fuentes primarias que siguen vivas. Con 100 entrevistas, ¿cómo
decidieron cuáles debían incluir?

BURNS: Teníamos un índice de filmación de aproximadamente 40
a 1 o 50 a 1; es decir, tenemos una película terminada de 18 horas con cientos
de horas que no hemos usado, y que sabemos que no hemos usado. Este documental
no es una enciclopedia sobre la guerra. Lo que queríamos hacer es contar una
historia épica con muchas actuaciones especiales primarias, secundarias y
terciarias, y hacerlo en una forma en la que algunas historias, como el relato
de un prisionero de guerra, pudieran representar a todas las historias de
prisioneros de guerra. Cinco soldados rasos tienen que representar a los miles
de soldados rasos que fueron a Vietnam. No quiere decir que lo que no usamos no
haya sido bueno. Parte de ello es espectacular, pero no encajó en aquel
momento.


LA HISTORIA SE REPITE: Burns y Novick, colaboradores desde
hace mucho tiempo. FOTO: ESPECIAL

—¿Hay alguna
entrevista que se distinga de las demás?

BURNS: Un tipo del ejército, Mike Haney. Mis ojos se
humedecieron, con él, en el momento de un ataque. Sentí un nudo en el estómago
debido a la ansiedad cuando él relató ese momento en forma tan realista.

—¿Qué pueden aprender
los encargados de la política de lo que ocurría en ese entonces?

BURNS: nunca pienso en esos términos debido a que hago estas
películas para todo el mundo. Por alguna extraña razón, la gente siente un
entusiasmo por la guerra. Hay una fascinación al mirar batallas; es como cuando
bajas la velocidad de tu auto para ver un accidente de carretera. Sólo espero
que el costo de ello haga que los encargados de la política hagan una pausa,
que sea una historia con moraleja. Ésa debería ser la única razón para
investigar las guerras, con excepción de probar, paradójicamente, que aunque
sacan lo peor de nosotros, también pueden sacar lo mejor. Pienso que esta
película muestra momentos de humor, hermandad, valor y gran amor. Me encanta la
idea de que el amor sea un subproducto de una película sobre la guerra.

“Una parte de mí se avergüenza de ello. El amor es una
palabra muy difícil de decir cuando se aborda la historia, la política y la
guerra. Pero vuelvo a ver mis películas y siento que en el corazón de todas
ellas está el amor”.

—¿Hay algunas
reflexiones históricas que puedan dar contexto a Estados Unidos en la
actualidad?

NOVICK: Hay muchas resonancias. Una de las mayores preguntas
es, ‘¿Qué significa ser estadounidense? ¿Qué significa ser ciudadano de una
democracia?’ Esa fue una gran pregunta que se hizo durante la guerra de Vietnam
y, ciertamente, es una pregunta extraordinariamente importante en este momento.

BURNS: La gente hace muchas declaraciones de tipo
ensayístico y en realidad, no llegan a ningún lado. En ocasiones, se dice que
Vietnam es una historia negativa sobre cómo perdimos nuestra unidad. Pero
también puede ser la historia de un pueblo democrático que dijo, ‘no queremos
seguir haciendo esto’. Podemos mirar este momento de nuestra historia y quizás
sea una prueba fenomenalmente hermosa… Puede ser una prueba para nuestra máxima
devoción a los principios sobre los que fuimos fundados.

—Es difícil pensar en
esta época como algo que recordaremos con orgullo dentro de 50 años.

BURNS: En los primeros años de la presidencia de Franklin
Roosevelt, en lo más profundo de la Depresión, mientras muchos países giraban
hacia el totalitarismo, la pregunta era, ¿haremos eso nosotros también? Alguien
le dijo a Roosevelt, ‘usted va a ser el mejor presidente o el peor presidente’.
Él respondió, ‘si no tengo éxito, seré el último presidente’.

Publicado
en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek