En Baja, sin pensión ni plan B

Si eres millennial y pensabas jubilarte al cumplir 60 años o más, piénsalo dos veces. La población de Baja California está envejeciendo.

Por eso es que cada vez son menos las carteras que aportan al régimen de pensiones.

En 20 o 30 años, la bolsa a repartir no solamente será menor, sino que también tendrá que dividirse entre más personas que alcanzaron la edad para jubilarse.

Domingo Ramos, Presidente del Colegio Estatal de Economistas de Baja California (CEEBC) dice que será insuficiente y que no estamos preparados porque no estamos ahorrando, ni aportando recursos.

“Es toda una generación, un concepto de vida” dice Ramos refiriéndose a los millennials que no contribuyen al fondo de pensiones porque trabajan sin cotizar en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Aunque los rangos de edad varían ligeramente según la fuente, esta generación corresponde a quienes nacieron entre 1980 y 1995.

Jóvenes entrevistados para este reportaje aseguran que la informalidad no es elección, sino necesidad, pero reconocen que el tema con frecuencia es vinculado a su generación y que en algunos casos el trabajo fuera de oficina sí es cuestión preferencial.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con datos de 2015, la edad promedio en el estado es de 27 años. De modo que en su mayoría, el estado es habitado por jóvenes.

Pero además, hoy vivimos más tiempo y nos reproducimos menos también.

INEGI coloca a Baja California entre los cinco estados del país con menos nacimientos.

En promedio, cada mujer en edad reproductiva tiene un hijo menos que las mujeres del resto de la república.

Paradójicamente, Baja California es el estado con mayor número de embarazos entre adolescentes. Un 32% de los nacimientos que se atienden en el estado, corresponden a menores de edad, según Prosalud.

Por necesidad o no, sin jóvenes que estén aportando a la bolsa para el retiro de los adultos mayores, Ramos ve difícil garantizar que se les brinde una vida digna.

“Así funciona el sistema, los que trabajan aportan para lo que ya trabajaron. A medida que se alarga la expectativa de vida, hay que entender que cada vez son menos las personas que de manera formal aportan al régimen de pensiones. ¿Qué quiere decir esto? Que estamos ante una bomba de tiempo”, dice Ramos.

Por eso, ve urgente que legisladores busquen la forma de incorporar a los jóvenes que trabajan de forma independiente, al trabajo formal.

“Que laboren como quieran laborar, pero que participen porque esto es una cadena”, opina Ramos.

Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del estado, con base en datos de 2017, solo 248 mil 737 jóvenes entre los 25 y 34 años de edad, ahorran para su pensión. Mientras que 119 mil 528 personas están recibiendo la suya.

Estos datos corresponden a los cinco municipios del estado, pero incluyen a la ciudad vecina de San Luis Río Colorado, Sonora.

Actualmente, la esperanza de vida en Baja California es de 70.8 años para los hombres, y de 77.4 para las mujeres.

La población adulta mayor en el estado es mínima.

En una región habitada por más de 3 millones de habitantes, solo 215 mil 647 personas se encuentran en la tercera edad, lo cual representa el 5.4%, de acuerdo al Consejo Nacional de Población (Conapo). Aun así, Ramos comenta que de 15 años a la fecha, el gobierno estatal ha enfrentado a una escasez recursos para pagar las pensiones de esta población.

“Hay un déficit y existen proyecciones de que se va a agrandar ese déficit porque hay más personas a las que hay que darles su pensión y hay menos recursos cada vez”, dice Ramos.

Comenta que de acuerdo al régimen actual, las personas que ahorran para su retiro tienen garantizado por ley que se respete lo que deben recibir, en proporción a su ahorro. Sin embargo, él ve que la situación actual apunta en otra dirección.

El día de mañana el gobierno enfrentará un problema de liquidez que no le permitirá hacer válida dicha garantía.

A su vez, los recursos para asociaciones civiles que apoyan a los adultos mayores están disminuyendo según Leticia Salcedo, directora de la Fundación María AC.

La relación entre los números de natalidad y mortalidad juegan en contra de quienes hoy son jóvenes.

Según un artículo tituladoEl envejecimiento de la población: una transformación social en Baja California publicado en 2013 por Silvia Mejía, investigadora del Departamento de Estudios de Población en el Colegio de la Frontera Norte (Colef), se espera que el porcentaje de adultos mayores se duplique para 2030.

La misma investigación comenta que a Baja California le habrá tomado solo 17 años duplicar su población adulta mayor, siendo que a países como Francia les tomó 100 años dar ese mismo salto.

Elmyra Ybáñez Zepeda, investigadora del Colegio de la Frontera Norte, dice en su estudioLlegar a viejo en la frontera norte: el envejecimiento demográfico en Baja California que la ancianidad representará una serie de desafíos para gobierno y sociedad en general.

Envejecer es costoso.

Con la llegada de la tercera edad, finaliza la edad productiva, que de acuerdo a Conapo comprende de los 15 a los 64 años.

Y aunque la vida laboral termina, las facturas no dejan de llegar. El costo de una vida digna puede incluso aumentar, como consecuencia de enfermedades y complicaciones de salud comunes en la tercera edad.

¿Quién tendrá que pagar? El estado, responde Ramos.

Una persona que desea jubilarse puede adquirir su pensión a través del IMSS o de empresas privadas, como lo son aseguradoras o una Afore, instituciones financieras privadas que administran los fondos de retiro y ahorro de los trabajadores afiliados al IMSS y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE).

Pero una persona que nunca cotizó ni ahorró, y que no tiene los medios para solventar sus gastos, dependerá de gobierno.

Recibir atención médica es un derecho que se establece en la Ley de Salud y que se estipula también, para el adulto mayor, en la Ley de los Derechos, Protección e Integración de las Personas Adultas Mayores en el Estado de Baja California.

“Ese individuo aunque no haga [o haya hecho] aportaciones, si se enferma, va a tener que entrar a una institución de salud pública. Y si no tiene recursos propios le va a costar al estado”, dice el economista.

Este año, el gobierno del Estado anunció que destinaría un total de 21 millones de pesos al programa Beca de Adulto Mayor, que consiste en un apoyo mensual, durante tres meses, de 3 mil 600 pesos a beneficio de 9 mil 600 personas de la tercera edad.

Pero este tipo de programas, aunque son demandados por la población y útiles a corto plazo, no resuelven el problema a largo plazo.

Y si un alto porcentaje de la población alcanza la vejez, surgirá una mayor necesidad de recursos para el cuidado de estos adultos en términos de salud y seguridad social, según Ybáñez, investigadora del Colef, en el reporte de su investigación.

Delia Ávila está de acuerdo. Ella dirige el DIF de Tijuana y es responsable de la Casa del Abuelo, una estancia de día para personas de la tercera edad, en la cual por 200 pesos a la semana, se les ofrecen comidas, atención médica, psicológica y actividades recreativas de lunes a viernes.

Aunque existe una cuota de recuperación, Delia comenta que el monto representa menos del 5% de lo que verdaderamente les cuesta cuidar a cada adulto mayor.

“Reciben en total cuatro alimentos al menos. Adicionalmente tienen una enfermera fija, un nutriólogo, un trabajador social, y un responsable del área. Hay que pagar los servicios de limpieza y hay que estarles dotando de sus medicamentos”, dice la directora del DIF municipal.

Diariamente reciben a unos 30 adultos mayores en la Casa del Abuelo, que está ubicada al subir la Rampa Buenavista Otay, junto al Ecoparque.

Delia comenta que los recursos para atender a los adultos mayores nunca son suficientes.

Además reconoce que existe la necesidad de abrir otras Casas del Abuelo que sean accesibles para más zonas de la ciudad. Por eso, con frecuencia se apoyan en asociaciones civiles.

En Tijuana, ciudad que por sí sola concentra a la mitad de la población en el estado, hay alrededor de doce espacios de la sociedad civil organizada, y otra cantidad parecida de instituciones privadas, que atienden este tipo de casos, según Delia Ávila.

En Tijuana hay alrededor de 12 espacios de la sociedad civil organizada, y otra cantidad parecida de instituciones privadas, que atienden a adultos mayores. Un ejemplo es Fundación María AC. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑÑOL BAJA CALIFORNIA

Un ejemplo es Fundación María AC.

Esta la dirige Leticia Salcedo, quien cuenta que iniciaron actividades 10 años atrás, al ver que la ciudad contaba con más albergues para niños que para adultos.

No eran suficientes, y tampoco estaban al alcance del bolsillo de la mayoría, en opinión de Leticia.

La fundación ofrece atención médica, transporte, alimentación en el lugar, así como entrega de despensas, un espacio recreativo y también para el aseo personal. Además, no tiene cuotas de recuperación porque la mayoría de quienes acuden ahí, no tienen ningún tipo ingreso. Es decir que no reciben apoyo familiar, ni están pensionados.

“Desgraciadamente las personas que estamos apoyando no tuvieron esta cultura de prevención cuando eran jóvenes”, dice Leticia.

En su mayoría, trabaja con adultos mayores que fueron abandonados o maltratados por alguien cercano.

En Baja California, 5 de cada 10 adultos mayores se encuentran justamente en esa situación, según la Casa Encuestadora Imerk.

Leticia considera importante tomar cartas en el tema de la prevención, porque la falta de recursos ha golpeado a asociaciones como la suya.

“Estos últimos años han sido muy difíciles. Los recursos de gobierno a asociaciones civiles se han limitado. El número de la población que estábamos ayudando hace 3 o 4 años, ha ido disminuyendo precisamente por los recursos”, dice Leticia.

Recuerda que la fundación organizaba jornadas médicas una vez al mes. Mientras que hoy, se las arreglan para ofrecer una cada tres meses.

Domingo Ramos, el presidente del Colegio de Economistas, opina que las necesidades de la vejez son tales, que lo ideal sería no depender de una pensión, sino que esta fuera adicional.

Estima que una pensión por parte del IMSS, ronda los 2 mil pesos [mensuales]. Si eso parece poco para una vida digna, la realidad es que en un futuro podría ser todavía menos.

Ramos cita que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), ha determinado algunas cifras del bienestar mínimo. Un ingreso mensual mínimo para poder sobrevivir, se calcula alrededor de los mil 300 para el área rural y mil 700 para las zonas urbanas.

“Hay personas que dicen: ‘No, yo no voy a trabajar’, y tratan de hacer algo para retirarse sin necesidad de vivir del estado o de una pensión. Ojalá se pueda hacer eso, ser emprendedor”, dice Ramos.

Francisco Serna tiene 24 años y es egresado de la carrera de Comunicación. Tres años atrás intentó acomodarse en distintos empleos donde pudiera ejercer lo aprendido en clases, pero cada lugar en el que tocó puertas, se negó a contratarlo porque no tenía la experiencia.

Comenzó a buscar trabajos de fotografía y video por su propia cuenta, hasta que se hizo de clientes.

En su vida nunca ha trabajado formalmente, pero sí le preocupa su futuro y es una inquietud que comparte con otros colegas. Aun así, dice que no le interesa trabajar para alguien.

A lo que él y su círculo de amigosfreelancers aspiran, es a crear su propio negocio. Uno que les dé para vivir cómodamente por el resto de sus vidas aunque no estén trabajando.

Unfreelancer es alguien que trabaja de forma independiente. Los clientes son suyos y no de una empresa que lo contrata.

En 2015, 21% de la población entre 18 y 64 años de edad decidió comenzar un negocio en México, pero GEM señala en su reporte que solo unos pocos lograrán sobrevivir. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA

Emprender es un sueño que comparte con Juan Gutiérrez.

Juan tiene 27 años y trabaja formalmente desde los 19 años, pero él a diferencia de Francisco, ha preferido no pensar en la ancianidad. Su aspiración a emprender, tiene más que ver con retos personales y profesionales que con un plan de prevención para la tercera edad.

Cuenta que hasta hace poco, sentía temor a la vejez.

“Estoy en una etapa de mi vida que estoy disfrutando mucho y me da miedo tener que dejar esa felicidad”, dice Juan al pensar sobre su futuro. Le aterran las limitaciones físicas y mentales que pueden llegar al convertirse en un adulto mayor. Por eso ha preferido ignorarlo.

“No tengo plan de vida para la vejez, no lo he pensado pero tengo expectativas, tener un negocio que me pueda mantener a mí, ya que por el momento no pienso tener hijos”, dice Juan.

Si no somos buenos para emprender, el problema persistirá, y de forma inevitable nos remitirá a modificar el sistema de pensiones mexicanas. FOTO:NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA

En México, un 45.8% de las personas que aún no emprende, considera que cuenta con las habilidades y conocimientos para comenzar un negocio, según el Monitor Global de Emprendimiento (GEM por sus siglas en inglés).

En 2015, 21% de la población entre 18 y 64 años de edad decidió comenzar un negocio en México, pero GEM señala en su reporte que solo unos pocos lograrán sobrevivir.

Ese año por ejemplo, reportaron que solo 6.9% de los emprendedores superaron la adversidad y lograron un negocio estable y alcanzar más de 42 meses operando.

Eduardo Durazo Watanabe es Consultor e Investigador en Emprendimiento e Innovación, y catedrático de tiempo completo en Cetys Universidad Campus Ensenada. Opina que el emprendimiento puede, efectivamente, aportar soluciones al déficit que enfrenta Baja California, siempre y cuando aquellos que quieren emprender, apuesten por negocios con mayor oportunidad de triunfar según las fortalezas de la región. Un ejemplo, es el rubro turístico o gastronómico.

Considera importante reconocer que no somos un “Silicon Valley”, pero que hay otro tipo de negocios que han demostrado ser exitosos y sobre todo, diferentes a la oferta habitual.

La clave está en innovar, según Durazo Watanabe.

“Un ejemplo es el de losfoodtrucks(camiones de comida) o lostasting rooms (salas de degustación). Aunque no están en la frontera del conocimiento, sí están poniendo componentes de innovación”, señala.

Pero si no somos buenos para emprender, —como advierten los datos— el problema persistirá, y de forma inevitable nos remitirá a modificar el sistema de pensiones mexicanas.

Según el Índice Global de Pensiones de Mercer, el de México obtuvo una calificación promedio de 44.3 en 2016, por debajo de la media mundial, que fue de 58.1.

El Dr. David Knox, autor del reporte, describe que una posible solución para lugares en condiciones de envejecimiento similares a las de Baja California, es aumentar la edad de retiro.

Otra opción, según Ramos, es incrementar el porcentaje de las aportaciones que realizan obligatoriamente quienes trabajan formalmente, pero también vigilar y transparentar el uso y destino de las pensiones.

“Que sea claro y sea productivo, es decir, que no entre a una licuadora del gobierno federal para que no pueda usarse ese recurso”, dice Ramos.

“Porque de nada va a servir que aumentemos el ahorro obligatorio de las personas si no hay un contexto de regulaciones que pueda abonar a que se dé una productividad, un ahorro que se multiplique y dé más”.