La caída de Anchen Gangyap

TÍBET, también conocido como el “Tercer Polo” debido a sus extraordinarias reservas de agua dulce, así como su importancia como regulador climático global, recibió el pasado viernes 7 de julio otro golpe que amenaza su ecosistema con un daño irreversible y que pone en riesgo la vida de los innumerables seres que conforman el delicado ecosistema de la meseta tibetana, incluyendo millones de seres humanos y su cultura. La decisión tomada en Cracovia tuvo por objetivo nombrar la región de Hoh Xil (“Anchen Gangyap” en tibetano) como un patrimonio mundial, a pesar de la alarma y objeciones que la mera nominación causó en los meses precedentes.

Especialistas de la región y de los métodos de proceder de la UNESCO observaron que, si la nominación seguía adelante, sin estudiarla a mayor detalle y sin ponerla en contexto con otros movimientos políticos del gobierno chino, su aprobación contravendría los principios rectores de la UNESCO y del título mismo de patrimonio mundial.

La Campaña Internacional por el Tíbet (ICT, por sus siglas en inglés) ha reportado que, al entrar en vigor el estado de patrimonio mundial, el gobierno chino podrá negar el acceso al área a los nómadas tibetanos que basan en esas tierras su ancestral forma de vida. Esto contradice dos guías operacionales que la UNESCO usa para estas nominaciones: la Declaración de los Derechos Indígenas de la ONU (UNDRIP) y la FPIC (Consentimiento Libre, Previo e Informado), las cuales protegen los intereses de las comunidades originarias.

Este es un acto con miras y ambiciones claramente políticas y geoestratégicas, de acuerdo con las observaciones del ICT y teniendo en cuenta las decisiones que el gobierno chino ha tomado antes, tales como su política hidrológica y la construcción de presas en la que es la cuna de los más grandes e importantes ríos de toda Asia. También se tiene que tomar en cuenta que la zona de Anchen Gangyap es limítrofe con otras tres reservas naturales y que el nombramiento del área de Yunnan en 2002 como patrimonio mundial fue aprovechado para respetar las reglas, pero violar su espíritu, ya que el gobierno chino aprovechó los recursos hidrológicos de esa zona para hacer presas y producir energía hidroeléctrica, con lo que daña la región y su vida silvestre.

Sobre estos puntos, Tenzin Choekyi escribió una misiva que exhorta al Comité a tomar una decisión consciente y responsable, de lo cual se destaca: “China busca convencer al mundo de que las políticas solamente están enfocadas en la conservación y protección. Es más bien una campaña masiva de ingeniería social que busca destruir una forma de vida, adaptada a las duras condiciones del duro paisaje de la alta meseta”.

NATURALEZA AMENAZADA: La zona produce numerosas plantas medicinales, que son la base de la medicina tradicional tibetana. FOTO: CASA TÍBET MÉXICO

Hay que tener en cuenta la forma de vida de los nómadas tibetanos, que por cientos de años ha respetado y existido de manera simbiótica con el medioambiente tibetano y basado su vida cultural en su protección y respeto. Las actividades cíclicas de pastoreo que realizan contribuyen de manera activa a la sanidad del ecosistema. La zona también produce numerosas plantas medicinales, que son la base de la medicina tradicional tibetana, de la cual dependen muchas personas no solo en Tíbet y China, sino a lo largo del mundo.

Otra consideración es que la zona también posee tierras y áreas consideradas como sagradas por la población y que tienen importancia histórica y cultural. Esta acción junto con la demolición del monasterio Larung Gar y las reubicaciones forzadas de nómadas de otras zonas pastorales dejan en claro una larga y premeditada campaña de exterminio cultural y social, ya que la mayoría de los reubicados llegan a centros urbanos, en los cuales sufren exclusión social y cultural, también de trabajo y de salarios y ven mermadas sus vidas en general. Aunque el Partido Comunista Chino promueve que los nómadas son rescatados de vidas primitivas y llenas de carencias, este debate está lejos de ser uno en el que se baten la vida antigua y la moderna, la tradición y el progreso, ya que los deseos de los nómadas no son tomados en cuenta y las promesas de progreso son engañosas.

Se estima que estamos a punto de entrar en una extinción masiva de especies y no hay área del planeta que no sufra los estragos que causa nuestra civilización. La caída de la zona de Anchen Gangyap en las manos del gobierno chino sentencia a muerte a las especies endémicas de esta zona, ya que el frágil ecosistema no soportará las operaciones de explotación de recursos, que dañarán el entorno y causarán la desaparición de especies animales y vegetales únicas en el mundo.

Es por estas razones que la decisión de la UNESCO ha dejado anonadados a expertos en la región y a los observadores de derechos humanos, ya que parece que el comité está normalizando estos abusos. La preocupación sobre este tema solo aumenta si se toma en cuenta el contexto en el que sucede: el cada vez más dañado clima mundial, la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de París o el abuso sobre poblaciones indígenas a lo largo del mundo, que solo buscan la protección de sus tierras ancestrales, en lugares como Honduras, Brasil y Estados Unidos. Estos acontecimientos hacen de decisiones como esta una de alto grado de impacto que todo el mundo resentirá.

El autor es presidente de Casa Tíbet México: www.casatibet.org.mx