La vida desde una silla para limpiar zapatos

Tiene una discapacidad visible de lenguaje y también en sus manos, pero esto no le impide trabajar para darle de comer a su madre. Sólo cursó hasta el cuarto grado de primaria.

Se trata de José Francisco Pérez Rodríguez, Paco, de oficio bolero, quien desde los seis años de edad, cuenta, recibió en donación el negocio por parte de su tío, de quien aprendió.

“El trato al cliente, él siempre me aconsejó: “primero escucha de qué quiere hablar, después entabla la plática con respeto”. Mi tío, Cándido, vive en la ciudad de México y se hizo licenciado, cómo ve, él sí quiso estudiar”, relata desde la silla de limpiar zapato.

Originario de la colonia San Rafael, de Atotonilco el Grande, su trabajo, dice, le permite estar enterado de muchas cosas. “Mi trabajo me gusta, cuando no estoy hasta la gente me extraña y eso es muy halagador”.

“La personas me preguntan por si he visto a tal o cual, si ya llegó o se fue el presidente (municipal) y los funcionarios municipales; estoy aquí todo el día, me doy cuenta de todo”, afirma.

Paco es la cabeza de su hogar, es soltero y nunca se ha casado. Hijo de madre soltera, trabaja para mantenerla, para “darle una vida mejor que la que ella me dio”.

Los miércoles, cuando descansa, se dedica a cultivar sus tierras de labor.

Dice que su oficio le da para comer y vivir dignamente con su madre, Lorenza Pérez.

Percibe entre 400 y 600 pesos a la semana, fuera de “su principal”, que es la inversión de sus grasas, tintas, brochas, cepillos para cada color del calzado de los clientes.

“Lo más común es el negro y café, pero también hay blancos, rojos, amarillos y para cada uno tengo su color, si no igualito, un parecido; en todo eso gasto unos mil pesos al mes”, relata el habitante del pueblo mágico.

Puso un banco hecho de ángulo y tubular; ahí caben dos personas. Desde su silla deslizadora, corre hacia los dos puestos. Mientras se secan los zapatos de uno, comienza el trabajo con el otro. Es muy ágil, presume.

El bolero quiere que haya turismo en este municipio de la comarca minera, pues los pobladores necesitan “que venga más gente aquí, para que haya más ventas, porque sólo así tenemos más entradas”.