La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) decidió aumentar en 50 puntos base su tasa de referencia situándose en 6.25 por ciento ante la escalada inflacionaria producto del aumento en los precios de los energéticos, en especial el de las gasolinas.
El banco central mexicano explicó en su Anuncio de Política Monetaria que si bien la inflación general se mantuvo por debajo del 3 por ciento durante diecisiete meses consecutivos, con un ligero incremento en octubre de 2016, se vio exacerbada en enero de 2017, llegando a 4.72 por ciento, si nivel más alto de los últimos cinco años.
Las cifras sobre los precios al consumidor dadas a conocer este día por Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) despertaron nerviosismo en el mercado. Analistas de Citi Banamex ajustaron al alza las expectativas de inflación de 2017, de un 4.84 por ciento a 5.32 por ciento al cierre del año. Mientras que Moody’s Analytics y Grupo Financiero Banorte coincidieron con las cifras, estimando que la inflación podría romper el límite permisible fijado por el Banco de México (Banxico), para ubicarse entre 4.7 y 5 por ciento.
Banxico previó por su parte que durante 2017 la inflación se vea afectada de manera temporal tanto por cambios en precios relativos de las mercancías respecto de los correspondientes a los servicios, derivados de la depreciación que ha presentado el tipo de cambio real, como por el impacto transitorio de la liberalización de los precios de las gasolinas.
No obstante, anticipó que durante los últimos meses del año y en 2018 tanto la inflación general, como la subyacente, retomen la tendencia convergente al objetivo de 3.0 por ciento, a medida que se vayan desvaneciendo los efectos de estos choques.
Refirió que también contribuirán tanto los ajustes de política monetaria llevados a cabo de manera preventiva durante 2016, así como los que se requieran en 2017. “Todo ello aunado a que no se anticipa que se presenten presiones inflacionarias derivadas de la demanda agregada”.
No obstante, indicó que el principal riesgo que enfrenta esta previsión es que se eleven aún más las expectativas de inflación tanto por la incertidumbre que prevalece en el entorno externo, a causa de que el peso experimente depreciaciones adicionales, o a raíz de que los incrementos en los precios de los energéticos eleven el costo de otros bienes y servicios.
Adicionalmente, el banco central indicó que existe el riesgo de que se susciten aumentos de precios de bienes agropecuarios, aunque aclaró que su impacto sobre la inflación tendería a ser transitorio.
“Dada la simultaneidad del entorno adverso y los choques temporales en precios relativos mencionados, el principal reto que enfrenta la Junta de Gobierno es que no se presenten efectos de segundo orden sobre la inflación y que se mantengan ancladas las expectativas de inflación de mediano y largo plazo”, señaló la institución.
La Junta de Gobierno dijo que seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio y de las cotizaciones de las gasolinas al resto de los precios.