Yaneth Molina, controladora del aeropuerto colombiano donde debía haber aterrizado el avión siniestrado que transportaba a futbolistas del club brasileño Chapecoense, denunció haber recibido amenazas de muerte tras la divulgación de una grabación que registró la plática que tuvo con el piloto de la aeronave minutos antes de choque que dejó 71 muertos.
“Lamentablemente, por causa de mis colegas periodistas, he conseguido que personas ignorantes y ajenas a este oficio y sobre todo que ignoran los procedimientos amenacen mi integridad física y mi tranquilidad personal”, dijo Molina en un comunicado con fecha del 30 de noviembre.
La controladora aérea dijo que hizo “lo humanamente posible y lo técnicamente obligatorio para conservarle la vida a esos usuarios del transporte aéreo” y adelantó que ya está “analizando soluciones” ante las amenazas.
En el audio difundido por la prensa colombiana, el cual ha sido calificado por Aeronáutica Civil de “inexacto en los tiempos” y de no estar certificado, registra momentos dramáticos, en los que Molina nunca pierde la compostura.
La voz de Molina se escucha en una grabación en la que el piloto de la aerolínea Lamia reporta estar en graves problemas minutos antes de estrellarse con 77 personas a bordo, de las cuales solo seis sobrevivieron”.
En la grabación, se escucha cómo el piloto solicita “prioridad para aterrizar”, y la operadora busca allanarle el camino alejando a tres aeronaves en la zona: dos de Avianca y una de Viva Colombia.
La última frase de Molina con el avión accidentado es: “Lima-Mike-India 2933, ¿posición?”. No obstante, para esos momentos el avión había colisionado en una zona montañosa a 50 km de Medellín.
Hasta el momento, la hipótesis más probable sobre el choque es que el avión se quedó sin combustible antes de aterrizar en Rionegro, aeropuerto que sirve a la ciudad de Medellín.
La tragedia ya es investigada por autoridades aeronáuticas colombianas, junto a expertos internacionales, que han advertido que las conclusiones sobre las causas del accidente tardarán al menos seis meses.
De momento, la licencia de la aerolínea Lamia, propietaria de la aeronave accidentada, fue suspendida este jueves por el gobierno boliviano.
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