Extravagante es un término que no le alcanza a Freddie Mercury, necesita uno más elocuente, tanto para él como para sus actuaciones sobre los escenarios; de hecho, su vida fue una puesta en escena, una ópera rock, con luces, tinieblas, y buena dosis de tragedia.
En 1970 Mercury fundó la banda de rock Queen con Brian Maya la guitarra y Roger Taylor en la batería. El bajista John Deacon se sumó más tarde. La atractiva mezcla de teatralidad y heavy rock creó un apartado nuevo en la música.
Cuatro años más tarde llegó el éxito internacional con el hit ‘Killer Queen’, aunque fueron los himnos ‘We Will Rock You’, ‘Don’t Stop Me Now’y ‘A Kind of Magic’ los que los convirtieron en millonarias súperestrellas.
De todo lo que se cuenta sobre Mercury, hay un dato que figura en cada crónica; que tanto las amistades como los fans especularon una y otra vez sobre su orientación sexual, pero Mercury nunca dijo una palabra al respecto.
No obstante, sí dio algunos indicios. En el videoclip de ‘I Want To Break Free’ aparece, al igual que el resto de miembros de la banda, vestido de ama de casa. Y para muchos, ‘Bohemian Rapsody’ (1975) es una sutil salida del clóset.
Se recuerdan como inolvidables las giras de Queen; conciertos en los que Mercury, de poblado bigote y bien dotada dentadura, bailaba con el torso desnudo, el puño alzado al cielo y el soporte del micrófono acompañándolo a todas partes.
Queen llenaba estadios de todo el mundo y Freddie empezaba a ser conocido por su estilo de vida decadente. Aún así, Mercury ocultó su exótico origen –de familia india– y trató de ser lo más british que pudo.
Se dice que a Mercury le costaba cantar ante las multitudes. “El público lo adoraba, y era lo que necesitaba, un público enorme que estuviera en perfecta armonía con él; la música liberaba a Freddie”, afirma su biógrafa Lesley-Ann Jones.
Luego de su fallecimiento, su cuerpo fue incinerado y las cenizas esparcidas en la orilla del lago Ginebra, en Suiza, país considerado por Freddie como su segundo hogar.