Mujeres futbolistas en Harvard responden a acoso del equipo varonil

El equipo de futbol
soccer masculino de la Universidad de Harvard fue suspendido del torneo
universitario por una publicación en el periódico The Harvard Crimson en la que
calificaban a las mujeres del equipo femenil de acuerdo con su físico y sus
características sexuales.

El equipo femenil
respondió con una carta en el mismo periódico universitario, titulada ‘Más
fuertes juntas’, en la que dan su punto de vista:

“El lunes 24 de
octubre, The Crimson publicó una historia detallando el ‘reporte del scouting’
escrito por los miembros del equipo de soccer en 2012, acerca de las nuevas
integrantes del equipo femenil.

“Nosotras somos
esas mujeres, no somos anónimas, y en lugar de dejar que nuestros comentarios
sean levantados y publicados detrás de un falso anonimato ofrecido por varios
medios, hemos decidido salir a hablar por nosotras mismas.

“Cuando nos
enteramos de este ‘reporte del scouting’, cada una de nosotras se sorprendió y
estaba confundida, pero finalmente vimos como la noticia se esfumó como si no
tuviera importancia. Como si este tipo de asuntos fuera simplemente ‘normal’.

“La triste realidad
es que estamos acostumbradas a este tipo de comportamiento por parte de tantos
hombres, que es ‘normal’ para nosotras y que no vale la pena perder nuestro
tiempo y esfuerzo insistir en ello. Sin embargo, ya que los medios han
aprovechado el nombre de Harvard una vez más, ha sido muy difícil evadir esta
historia, más difícil aún eludir los juicios aberrantes de nuestros compañeros,
y los increíbles comentarios de la gente en internet, y aún más difícil dominar
la vergüenza, el enojo y el dolor que nosotras sentimos como resultado de todo
esto.

“No tenemos lástima
de nosotras mismas, ni nos duele la naturaleza de este ataque. Más que nada,
estamos frustradas de que esta sea una realidad que todas las mujeres han
enfrentado en el pasado, y seguirán enfrentando a lo largo de sus vidas.
Estamos desesperanzadas porque los hombres que deberán ser nuestros hermanos
nos degradan así. Estamos horrorizadas de las mujeres atletas a las que se les
ha dicho que se sientan empoderadas y orgullosas de sus habilidades sean
regularmente reducidas a su apariencia física. Nos inquieta que las madres que
tienen hijas casi medio siglo después de haber ganado derechos igualitarios, se
tengan que preocupar por el derecho que los hombres tienen sobre otros cuerpos.
Estamos preocupadas por el futuro, porque sabemos que la única forma de dejar
esto en el pasado es que sean los hombres los que dejen de hacer esto.

“Hemos considerado
a los miembros de este equipo nuestros
amigos cercanos por los últimos cuatro años, estamos más que dolidas al darnos
cuenta de que estos individuos puedan alentar, observar de manera callada o
participar en este tipo de comportamiento, y que por más de cuatro años se hayan negado a pedir una disculpa hasta
ahora.

“Ya leímos completo
el ‘reporte de scouting’. Conocemos el contenido entero: la descripción de
nuestros cuerpos, las calificaciones que nos asignaron a cada una, y la
comparación entre nosotras en las clases frente a nosotras. Este documento
pretende enfrentarnos entre nosotras, como si el juicio de unos pocos hombres
fuera suficiente para determinar nuestro valor. Pero, hombres, somos más que
eso. Dieciocho años de soccer nos ha enseñado eso. Dieciocho años –como mujeres
atletas exitosas, poderosas y definitivamente brillantes– nos enseñaron eso.

“Sabemos lo que es
que te tiren al suelo. Perder algunas batallas. Sudar, llorar, sangrar. Pelear
tan fuerte, porque no importa lo que hagamos, el juego sigue estando fuera de
nuestras manos. Y, aún así, seguimos peleando: por nosotras mismas, sí, pero
sobre todo por el equipo. Este documento pudo haber molestado a otro grupo de
mujeres al que ustedes quieran atacar, pero no a nosotras. Sabemos, como un
equipo que somos, que nos levantamos para la ocasión, que somos más fuertes
juntas, y que no vamos a tolerar nada menos que respeto por las mujeres que nos
importan más que nosotras mismas.

“Mientras que en
Harvard nuestros entrenadores nos enseñan que lo único que podemos controlar en
la vida es a nosotras mismas –nuestra actitud y nuestro esfuerzo–, nuestras
acciones y nuestras palabras. Las acciones y las palabras de los miembros del
equipo de soccer masculino de 2012 nos han herido profundamente. Fueron
negligentes, desagradables y de horror, pero este tipo de demostración misógina
y machista no refleja el ambiente que se construye en el Departamento de
Deportes de Harvard. Este departamento, específicamente el equipo femenil de
soccer de Harvard, es exitoso a pesar de la competencia, sabemos ser equipo
–levantar a cada una y sacar lo mejor de los que están en nuestro entorno para
que cumplan sus metas–. Con estas acciones recientes, hemos demostrado y hemos
visto este apoyo y empatía entre nosotras.

“La llamada ‘charla
de vestidor’ no es un pretexto porque no está limitado a los equipos atléticos.
El mundo entero es un vestidor. Y sin embargo, nos sentimos bendecidas de
conocer a tantos hombres que no participaron –ni nunca lo harían– en un
comportamiento más que de respeto por nosotras, de respeto por las mujeres. Por
ellos estamos agradecidas, y con ellos nos esforzaremos para compartir un
respeto mutuo de nuestros actos y nuestras palabras.

“Como mujeres del
equipo de soccer de Harvard y del mundo, queremos tomar esta experiencia como
una oportunidad para alentar a las demás mujeres a unirnos para combatir este
tipo de comportamiento, porque somos un equipo, y somos más fuertes cuando
estamos juntas.

“A los hombres del
equipo de soccer de Harvard y a todos los hombres del mundo, queremos
invitarlos a que unan a nosotras, porque finalmente somos todos miembros de un
equipo. Somos seres humanos y debemos ser tratados con dignidad. Queremos
ayudar a combatir esto. Necesitamos su ayuda para prevenir esto. No podemos
cambiar el pasado, pero les estamos pidiendo que nos ayuden ahora y en el
futuro.

“Tenemos la
esperanza de que al publicar esta carta, nos lleve a conversaciones productivas
y acciones en Harvard, con otros equipos deportivos universitarios en el país,
y en el vestidor que es nuestro mundo. Finalmente, esperamos que esto nos lleve
a cultivar un entorno y una cultura que se esfuerza por levantar a todos sus
miembros.

“Finalmente, a los
hombres del equipo de soccer de Harvard y a cualquier otro hombre que se
refiera a nuestros cuerpos y decida cosificarnos como objetos sexuales, en
palabras de una de nosotras, decimos todas: ‘Te puedo ofrecer mi perdón, que es
–y siempre será– la única parte de mí que puedes hacer tuya’”.