Siendo una judía asquenazi de clase media y blanco que vive en California en 2016, tengo el privilegio de evitar el racismo sistémico, cultural e interpersonal que enfrentan muchos musulmanes, inmigrantes y gente de color por todo EE.UU. hoy día.
Sin embargo, mi tío no fue tan afortunado. Él era un sobreviviente del Holocausto quien vio a toda su familia ser asesinada enfrente de él en un campo de concentración. Aun cuando el antisemitismo manifiesto y violento está en gran medida ausente en Estados Unidos y no ha sido parte de mi experiencia, he empezado a ver un cambio en los últimos seis meses.
La campaña presidencial de Donald Trump nos ha obligado a mí y miles de judíos estadounidenses a enfrentar amenazas antisemitas por primera vez. Durante el ciclo electoral, los judíos han usado un hashtag creado por Bend the Arc Jewish Action, #WeveSeenThisBefore, como un recordatorio de que la retórica de Trump y la intolerancia se asemejan a los demagogos del pasado.
Después de que un mitin nacional contra Trump organizado por Bend the Arc en junio hizo viral el hashtag en los medios sociales, supremacistas blancos antisemitas se lo apropiaron y lo deformaron para difundir odio en Twitter, atacando específicamente a los judíos como yo quienes se organizaban contra Trump.
Los ataques menos dañinos hablaban de narices grandes, malos peinados y “regresar a Israel”, pero luego vinieron las amenazas explícitas de violencia. En mi caso, fui bombardeada con horrendas imágenes alteradas con Photoshop de mi rostro en una cámara de gases de caricatura, con Trump apretando el botón.
Aun cuando no soy periodista ni política profesional, me siento insensibilizada a la mayoría del odio en internet. Pero esto sí tocó una fibra muy especial. Estaba sobresaltada, me hervía la sangre y aumentó mi ansiedad, y recordé a mis ancestros quienes se vieron sujetos a verdadera violencia física, corporal, por el solo hecho de ser judíos.
Afortunadamente, después de que reporté los ataques, Twitter inhabilitó por lo menos una de las cuentas. También fui afortunada de recibir apoyo y ánimo en y fuera de línea de amigos y compañeros voluntarios.
El momento pasó, pero me continuaron recordando durante todo el verano y el otoño que la campaña de Trump le ha dado voz a una retórica de supremacía blanca extremadamente odiosa y la llevó a primer plano en la política estadounidense.
En los últimos 16 meses, la campaña de Trump ha estimulado abierta y descaradamente el odio contra las mujeres, la gente de color, los musulmanes y los inmigrantes. Él se ha negado a condenar a algunos de sus partidarios de la derecha alternativa explícitamente supremacistas blancos e incluso ha promovido imágenes y tuits creados por estos individuos en su propio muro de Twitter.
Trump también ha incorporado recientemente a su retórica el tropo antisemita de una conspiración internacional de banqueros/medios de comunicación/elites, destinado precisamente a la porción por la supremacía blanca y neonazi de su base.
Mis compañeros judíos y yo nos hemos negado a ser intimidados por el antisemitismo feroz de los partidarios en línea de Trump. Mi activismo está asentado en la dedicación de los judíos a través de la historia estadounidense de combatir el odio, la intolerancia y la opresión en todas sus formas.
Exhibo orgullosamente un letrero de “Los judíos rechazan a Trump” en la pared de mi recámara y planeo trabajar tan duro como pueda para asegurar que él y su odio corrosivo sean derrotados el próximo martes. Las estructuras de opresión en nuestra sociedad todavía existirán incluso si Trump es derrotado, y debemos estar comprometidos a combatirlas en noviembre y más allá.
Los judíos tienen una obligación moral de actuar cuando otros son amenazados y objetos de violencia y odio. Debemos unirnos para dejar en claro que este tipo de odio es inaceptable en el Estados Unidos moderno y que estamos preparados para luchar con uñas y dientes contra la supremacía blanca en todas sus formas desagradables.
Unámonos como judíos y estadounidenses preocupados para asegurar la derrota de Trump. Es obligación de todos nosotros hacer más que simplemente votar. Hacer llamadas telefónicas en su oficina local de campaña, ir de puerta en puerta en un estado indeciso si se puede, y hablar con su comunidad en línea y en persona.
Los judíos han visto antes este tipo de odio. Ahora debemos demostrar que estamos comprometidos con asegurar que un demagogo como Trump nunca llegue a ser presidente de Estados Unidos. Los veo en las urnas.