El número de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos se mantuvo estable desde la gran recesión de 2009, afirma un estudio difundido el jueves, que contrasta con las denuncias del candidato republicano Donald Trump.
El candidato republicano a la Casa Blanca ha adoptado a lo largo de su campaña presidencial un discurso de odio hacia la comunidad latina en Estados Unidos, en la que denuncia regularmente la existencia de un flujo creciente de trabajadores indocumentados, particularmente de mexicanos, que le quitaría las fuentes de trabajo a los estadounidenses y bajaría los salarios.
Según el Pew Research Center, los inmigrantes indocumentados que tenían o buscaban un empleo en Estados Unidos eran 8 millones en 2014, es decir 5 por ciento de la población activa, y más de la mitad de ellos eran originarios de México.
Esa estimación supone un muy ligero descenso respecto a 2009 (-1.2%), con una reducción “muy marcada” en los estados del sureste del Estados Unidos (Alabama, Georgia, Carolina del Sur) y en California, que comparte frontera con México.
Entre sus escandalosas promesas de campaña, Trump ha prometido a sus seguidores construir un muro a lo largo de la frontera mexicano-estadounidense para impedir el ingreso de indocumentados a través de una de las fronteras más largas y peligrosas del mundo.
Otros estados, como Washington y Virginia, recibieron, en cambio, un número creciente de inmigrantes sin papeles, estima el centro Pew, que se basa en datos del censo.
El Pew afirma asimismo que un 10 por ciento de los indocumentados ejercen legalmente sus trabajos en Estados Unidos después de que la administración Obama suspendiera temporalmente su expulsión, lo que les dio el derecho a trabajar.