Emma Coronel, esposa del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, discutió este jueves con integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la situación de salud de su marido, quien está encarcelado en Ciudad Juárez, Chihuahua, a la espera de ser extraditado a Estados Unidos.
La seguridad en torno a Guzmán Loera se ha reforzado luego de que en 2015 se escapó por un túnel de un penal federal para ser recapturado en enero pasado.
En las reuniones que Coronel mantuvo en la sede de la CIDH en Washington presentó peritajes que se hicieron el mes pasado al capo sinaloense y que muestran que sufre de depresión.
La cónyugue de Guzmán Loera reveló que ella y sus abogados mantienen contacto regular con la CIDH mediante correo electrónico, y que las reuniones de este jueves tenían por objetivo “preguntar cómo va la situación y aportar el dictamen psicológico”.
Coronel dijo que se sentía “muy satisfecha” por los encuentros con funcionarios de la CIDH, y negó que haya pedido a la entidad que interceda para bloquear la extradición a Estados Unidos. Las reuniones, añadió, se limitaron “a la cuestión de su salud, y para ver qué se puede hacer para que paren con la tortura psicológica que le están haciendo”.
La esposa del narcotraficante denunció este lunes ante el ombudsman de México los maltratos en prisión que sufre su marido, quien “va decayendo más y más”. “Que le den trato humano, digno de un ser humano, que lo traten como cualquier otro interno, es lo que estamos pidiendo (…), que no le quiten su vigilancia, pero que le den su visita completa, que lo dejen salir al patio”, dijo Coronel a la televisora Milenio.
Meses atrás, sus abogados ya habían denunciado maltrato a Guzmán, como no dejarlo dormir o no atender de manera debida su salud, denuncias que fueron desestimadas por autoridades penitenciarias.
“Cada visita que lo veo se va decayendo más y más (…) lo voy viendo peor y peor (…) se le olvidan las cosas, se queda de repente ido (distraído), las facciones de su cara, es completamente otro, físicamente, cómo habla, cómo lo escucho, sé perfectamente que no es como era cuando estaba sano”, añadió la mujer.
En el marco del proceso de extradición, un juez federal determinó la semana pasada que procede entregar a Guzmán a la justicia estadounidense, pero los abogados defensores cuentan con 10 días hábiles desde el martes para presentar un recurso y aseguran que lucharán “hasta el último”.
Sobre su situación jurídica, Coronel relató el lunes pasado que Guzmán le ha comentado que “para qué tanto escándalo de la extradición; si no atienden mi salud para enero no voy a estar vivo”.
Al llegar este día a la CIDH, Coronel había expresado que Guzmán se encuentra detenido “en un área segregada, donde no habla con nadie”, le han restringido las llamadas telefónicas y las visitas han sido drásticamente limitadas.
De acuerdo a un peritaje realizado por especialistas, añadió Coronel, Guzmán “está cayendo en una depresión, debido a los malos tratos que está recibiendo y al medicamento que toma”.
Capturado en enero de 2016 en la región de Sinaloa, Guzmán deberá ser extraditado hacia Estados Unidos, posiblemente en enero o febrero, de acuerdo con el comisionado nacional mexicano de Seguridad, Renato Sales.
—
Con información de AFP