Nunca se ha quedado corta a la hora de plantearse
desafíos. Ahora que la joven siria vive segura en Colonia, decidió fijarse un
nuevo objetivo: probar que la canciller alemana Angela Merkel tenía razón al
abrir las puertas de su país a los refugiados en 2015, el año en que 890 mil
migrantes llegaron al país.
“Vamos a hacer lo máximo posible para probarle a
todo el mundo que Alemania tenía razón desde el principio”, aseguró en una
entrevista por Skype desde el apartamento que comparte con sus dos
hermanas.
Su historia es tan extraordinaria que incluso la
adolescente paquistaní Malala Yousafzai, ganadora del Nobel de la Paz, dijo que
la considera una fuente de inspiración. “Ella dijo que soy su heroína, lo
que es un poco raro para mí, porque fue ella quien mostró que las niñas pueden
cambiar el mundo”, comentó Nujeen.
La joven siria, que sufre parálisis cerebral, contó en
unas memorias escritas junto a la periodista británica Christina Lamb su
difícil periplo por Europa en silla de ruedas. Esta obra, presentada el jueves
en la Feria del Libro de Fráncfort, es una tentativa de dar un rostro humano a
la ola de refugiados que llegó a Europa.
“La gente piensa en la crisis siria como algo que
pasa muy lejos de ellos y de la cual no deberían hacerse cargo”, se
lamentó. “Espero que (este libro) tenga un impacto, aunque sólo sea en una
persona”, expresó.
El libro, titulado simplemente Nujeen, comienza con el relato de los primeros días de la guerra y
cuenta la escalada de la violencia, que terminó con la decisión de su familia
de huir de su país.
“Perdóname, Siria” murmuró la chica al cruzar
la frontera con Turquía. Sus padres, que son demasiado mayores para el viaje,
se quedaron allí y dejaron que Nujeen y sus hermanas siguieran el viaje hasta
Alemania. La adolescente contó en el libro el aterrador viaje en barco hasta
Grecia. Su tío llevó el timón, utilizando nociones que aprendió en YouTube,
mientras que la joven tuvo que enfrentarse a muchos pasajeros que querían
deshacerse de su silla.
Una vez en tierra, tuvo que enfrentarse a los traficantes
malintencionados, los campos de refugiados sobrepoblados y las fronteras cerradas.
Pero también conoció momentos de solidaridad, como cuando muchos migrantes la
ayudaron a avanzar llevando la silla de ruedas.
Para la joven, que apenas salía de su apartamento en
Alepo, este periplo de un mes representó, a pesar de todo, una aventura. “Por
primera vez”, se sintió útil, ya que el inglés que aprendió mirando la
telenovela Days of our lives fue de
gran ayuda.
Entrevistada por varios periodistas durante su viaje, se
convirtió en una especie de estrella, que sorprendió a los reporteros con su
sueño de ser astronauta.
Somos invitados
Desde que llegó a Alemania, en septiembre de 2015, Nujeen
va al colegio, y por primera vez hizo amigos e incluso comenzó a jugar
baloncesto. En un momento en que aumenta la desconfianza hacia los
refugiados en Alemania, Nujeen aseguró que este clima no ha cambiado su opinión
sobre los alemanes.
“Puedo comprender por qué algunas personas pueden
estar asustadas”, aseguró. Los refugiados deberían “comprender esto y
respetar la cultura y el modo de vida de los alemanes. Somos invitados y
debemos dar una buena impresión”.
Si pudiera entrevistarse con la canciller Angela Merkel
aprovecharía para agradecerle su política de acogida. “Vamos a mostrarle
al mundo entero que el resultado de esta política va a ser bueno, que puede
estar orgullosa y decir: ‘Yo tenía razón'”, afirmó.
Nujeen espera con impaciencia la respuesta de su demanda
de asilo, ansiosa de poder visitar por fin a sus padres. “Hay que ser
paciente. Es Alemania y hay que seguir las reglas al pie de la letra”,
afirmó.
Su sueño de ser astronauta es un tema de actualidad pero
confesó que si la vida le ha enseñado algo es que siempre hay que tener un plan
B. “Voy a hacer todo lo que está en mis manos para cumplir mis sueños,
pero si eso no funciona voy a seguir escribiendo para convertirme en una
verdadera escritora”, contó. “Tengo mucha imaginación”,
aseguró.