Asentado en lo que antiguamente era
Totonacapan, el Pueblo Mágico de Cuetzalan se localiza en los límites de
Puebla, donde sus más de 18,000 habitantes presumen pertenecer a una de las
regiones más pacíficas de la República Mexicana. En este lugar el 80 por ciento
de la población se comunica en náhuatl, por herencia, tradición y respeto a su
historia.
Por sus calles empedradas caminan
todos los días hombres que visten atuendos de manta blanca, huaraches y portan un
machete, su herramienta de trabajo en tanto se trata de una comunidad
tradicionalmente agrícola. El atuendo de las mujeres, en cambio, huipiles
multicolores, parece rendir homenaje a la flora y fauna de los bosques y
montañas que rodean el lugar.
De clima cálido, este sitio
cuya fundación está datada en torno al año 2000 a.C., está formado por 52
comunidades extendidas a lo largo de 135 kilómetros cuadrados. El centro se localiza
a 980 metros sobre el nivel del mar, circunstancia que contribuye a que el territorio
sea propicio para el cultivo y la producción de flores, tales como orquídeas,
hortensias y alcatraces.
De un tiempo a la fecha, aproximadamente
cuatro años, Cuetzalan se ha convertido en un sitio de aventura para el visitante.
A cinco kilómetros del centro se localiza una de las rutas de turismo de
aventura más atractivas de la región, en la que se invirtieron cerca de 20 años
de exploración. Un recorrido a pie de dos kilómetros de distancia, ofrece la
contemplación de plantas exóticas y espectaculares en las que anidan un sinfín de
insectos, aves y reptiles.
Tras media hora de descenso,
es posible escuchar el rumor del río Tozán que serpentea caprichosamente por
las tierras de la región. En uno de sus costados reposa una impresionante
cascada que es resguardada por el llamado Cañón Sagrado, un sitio en el que, de
acuerdo a la creencia popular, los relámpagos adquieren su poder y fuerza. Más
allá de los mitos locales, es posible darse un chapuzón y nadar en el sitio.

No es el único lugar. A tan
sólo diez minutos del Cañón Sagrado, los aventureros pueden también sumergirse
en la poza bautizada como Pata de Perro, una suerte de cenote que se halla
conectado de manera subterránea con otros tres ojos de agua a los que es
posible acceder con las precauciones debidas. La aventura continúa degustando lo
que en la región se conoce como itacate, en rigor un tlacoyo de maíz azul.
Más adelante se llega a una
gruta repleta de estalactitas y estalagmitas que se localiza entre fondos de
agua que mantienen al viajero en contacto con las entrañas de la tierra. El
terreno es caprichoso y accidentado, y debe tenerse cuidado para evadir las
estalagmitas que yacen debajo del agua.
La gruta dispone de un
fascinante espacio al que se sólo se puede acceder reptando pecho a tierra:
tres o cuatro metros entre lodo y piedras que, no obstante, ofrecen al
visitante una aterrenal sensación de paz.
Concluido el recorrido, regresamos
al centro del pueblo para disfrutar de una merecida cena en el restaurante El
Potrillo, en donde el próximo 4 de octubre, en plena celebración de la Feria de
Cuetzalan, tendrá lugar una de las grandes tradiciones de la región: la
coronación de la Reina del Huipil.
Pueblo Mágico en el que la
paz y la cordialidad son el pan de cada día, Cuetzalan es al mismo tiempo un sitio
lleno de aventuras que pueden emprenderse de la mano de profesionales como los
integrantes de De Viaje y Aventura, una empresa ecoturística creada para
ofrecer al viajero una visión más integral y excitante de la región.
Para complementar la experiencia, recomendamos
visitar la Zona Arqueológica de Yohualichan, el primer asentamiento totonaco.