La sobrecargo alemana, Olivia Sievers, adoptó a un perro callejero que fielmente la esperaba afuera del hotel Puerto Madero, en Buenos Aires, Argentina, en el que se hospedaba cada vez que viajaba a dicha ciudad por cuestiones de trabajo.
Sievers se encariñó pronto con el canino y en cada visita le daba comida, cariño e iba a pasear con él y a jugar en el parque. De acuerdo con testigos del hotel, cuando la mujer se iba, el perro desaparecía para reaparecer cuando ella regresaba.
En uno de sus viajes, la azafata decidió contactar a la organización Mascotas Puerto Madero Adopciones Responsables, para que le dieran un refugio temporal al perro y fue llevado a una casa en San Telmo. Sin embargo, en una ocasión, éste escapó de su nuevo hogar para ir a ver a Olivia al hotel, fue entonces que la mujer decidió adoptar al animal y llevarlo a vivir con ella a su casa en Alemania.
Luego de realizar los trámites pertinentes, unos meses después Rubio, bautizado así por su nueva ama, y Olivia viven juntos, en la casa de la azafata en donde habitan otros dos perros, con quienes el nuevo integrante de la familia compartirá el gran jardín.
La historia quedó documentada en la cuenta de Facebook de Sievers, en la que publicó diversas fotografías de Rubio, desde sus primeros encuentros hasta su adopción y convivencia en el nuevo hogar.
De acuerdo con un estudio del departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad Azabu (Japón), la oxitocina es la responsable de que el vínculo entre humano y perro sea tan sólido, muy similar a la conexión que se crea biológicamente entre padres e hijos.