El libro que salvó a Ana Karenina

La escritora, poetisa y dramaturga Carmen Boullosa Velázquez goza de un amplio reconocimiento en el ámbito de las letras nacionales e internacionales. Comenzó a escribir a los 15 años, y en casi medio siglo de carrera literaria ha publicado medio centenar de obras, entre las que se cuentan novelas, poemarios, guiones, cuentos, obras de teatro, audiolibros y ensayos.

Nacida en la Ciudad de México en 1954 (el 4 de septiembre cumplirá 62 años), su trabajo ha sido reconocido con infinidad de premios, entre los que destacan el Xavier Villaurrutia por su novela Antes, el Liberaturpreis de la Ciudad de Frankfurt, el Anna Seghers que le otorgó la Academia de las Artes de Berlín y el Premio de Novela Café Gijón por El complot de los románticos.

Su novela más reciente, El libro de Ana, publicada bajo el sello editorial Alfaguara, narra cómo salió del olvido el libro que escribió Ana Karenina en la monumental obra del escritor León Tolstói Ana Karenina.

“En una lectura de Ana Karenina descubrí que la protagonista, Ana Karenina, había escrito un libro”, relata Carmen Boullosa en entrevista con Newsweek en Español. “Lo dice Tolstói, los personajes comentan el libro, el hermano de Ana dice que es muy bueno y que ya lo leyó un editor y lo quiere publicar”.

Foto: Antonio Cruz


Pero Ana se niega a entregar su libro al editor, pues argumenta que es apenas un primer borrador. Sin embargo, después la obra no vuelve a mencionarse ni se hallan referencias sobre Ana trabajándola o corrigiéndola.

Continúa Boullosa: “Lo que pensé conforme avanzaba en mi relectura es que el destino al que Ana fue condenada es tremendo. Ella pudo haber tenido otro destino, había espacio para que se divorciara y viviera de nuevo como una mujer casada, pero lo que no le perdonaba la sociedad era que quedara fuera de un lugar social. Pierde a su hijo, pierde su condición social, tiene más dinero ahora que está con su amante, pues [Alexis] Vronsky es un hombre rico, pero ella queda descastada, no queda en ningún sitio, y ya no tiene su libro para escribir”.

De esta manera, en El libro de Ana la escritora mexicana salva al personaje creado por Tolstói devolviéndole su libro pendiente: “Yo pensé regresarle su manuscrito e imaginar que, al final de su vida, cuando ya tiene todas las puertas cerradas, cuando ha quedado condenada por sus circunstancias y las circunstancias que le dio el autor, se salva escribiendo un libro, un libro en el que explica su zozobra, su desesperación, su situación de erotismo insatisfecho, exaltado y de opio, pues todas las noches toma sus gotitas de láudano para dormir, según cuenta Tolstói, como muchas otras amas de casa. En ese estado, bañada de opio, reescribe aquel manuscrito que originalmente había sido para jóvenes y tenía un propósito educativo y que, al final, es simplemente un espejo de ella misma, con las fábulas de tradición popular contadas por esta mujer rota, pero completa en su deseo y ansiedad de verse a sí misma”.

Foto: Antonio Cruz


—Carmen, un ojo no bien entrenado puede confundirse frente a El libro de Ana y Ana Karenina, pensará que Ana fue un personaje real y que realmente hubo un libro que dejó pendiente…

—Yo creo que esa persona confundida está en lo correcto porque Ana Karenina, aunque la gente no haya leído el libro, sí es un personaje que pertenece a la realidad. Como pocos personajes literarios, ella ha salido del libro y forma parte de nuestro imaginario colectivo, como Don Quijote, Madame Bovary, la Regenta, Doña Bárbara. Son muy pocos los personajes que brincan y que están en la arena pública, afuera de las páginas del libro y actuando de diversas maneras. Ana Karenina ha sido muy diferente en cada película que hacen de ella, la gente la imagina distinta, pero sigue siendo un personaje intacto, un personaje real que, como cualquier persona en la realidad, es visto de modo distinto por la gente que la observa.

“Así —continúa—, yo creo que ese lector perdido, confundido, al creer que Ana es un personaje real estará en lo correcto. Y si esa persona cree que Ana escribió un libro también estará en lo correcto porque lo dice Tolstói, y en el caso de Ana Karenina, Dios es Tolstói, y porque lo dice Dios, ella sí escribió un libro. Ahora, en mi novela explico que el libro que estamos leyendo no es el que leyeron los personajes de Tolstói y que él imaginó, sino que es el libro que quedó secreto para los otros personajes en el que ella cuenta su final”.

—¿Entonces el lector no tiene necesidad de identificar ninguna realidad?

—Creo que la realidad de mi novela es que junta los personajes de ficción, los de Tolstói, que son míticos, con personajes históricos y con los que la novela fue pidiendo para hilar otra verdad. Porque la verdad es que una novela no es ficción, la ficción es otra verdad.

—¿O una verdad alterna?

—En mi caso, en esta novela precisa, es una verdad alterada. Pero no todas las novelas son una verdad alterada, son verdades teñidas, distintas. La diferencia entre tu verdad y la mía es muy clara en una novela.

Foto: Antonio Cruz


—¿Qué significa Ana Karenina, la mujer, para la literatura y para movimientos como los de la equidad de género?

—Es un personaje clave. En la novela Tolstói pone como uno de los temas el feminismo, claro, sin llamarlo así, pero ya se habla de los derechos de las mujeres, el derecho al divorcio, a la propiedad privada, al trabajo, a la opinión pública, al activismo, incluso se habla del aborto, de contar los hijos, de tener o no hijos, de qué manera la mujer controlará su cuerpo. Ahí está el semillero, Tolstói pone sobre la arena las preocupaciones feministas, las condensa en Ana Karenina.

—No obstante, Tolstói tenía problemas con las mujeres…

—Tolstói tenía muchos problemas con las mujeres —concluye Carmen Boullosa—. Sentía atracción por los personajes femeninos, no solo atracción erótica, sino intelectual y por su mundo. Fue un hombre que tuvo una intensa vida doméstica, yo diría que fue un escritor con faldas, compartió la mesa con su mujer [Sofía Behrs], la crianza de los hijos, y la mujer compartió con él la escritura de sus libros, ella era su amanuense, copió tres o cuatro veces La guerra y la paz, copiaba todos sus libros, llevaba el orden de sus papeles, era más que una secretaria, una consultora, discutía con él las escenas, tenía voz y voto. A su vez era una preciosa fotógrafa, sus fotografías son extraordinarias, su libro no es tan alto como ninguno de Tolstói, pero era una mujer muy inteligente, una figura femenina que escogió Tolstói como también escogió a Ana Karenina. Con las dos hizo lo mismo: las destruyó. Cualquier mujer que estuvo cerca de Tolstói la pasó rudamente, él tenía una relación conflictiva con las mujeres. N