LA ADMINISTRACIÓN DE DONALD TRUMP implementará nuevas directrices que permitirán a funcionarios consulares negar visas a inmigrantes debido a condiciones médicas como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares, bajo el argumento de que representan un riesgo de convertirse en una “carga pública”.
La medida, que ampliará de manera significativa los exámenes médicos exigidos a quienes buscan vivir permanentemente en Estados Unidos, entrará en vigor en enero de 2026 y otorgará a los funcionarios una amplia discreción para decidir sobre la salud, la edad y la capacidad económica de los solicitantes.
UN CAMBIO HISTÓRICO EN LOS EXÁMENES MÉDICOS
Desde hace años, las personas que solicitan una visa de inmigrante deben someterse a una evaluación médica aprobada por el Gobierno, que incluye pruebas de enfermedades contagiosas como tuberculosis y la revisión de antecedentes relacionados con drogas, salud mental o violencia. También deben demostrar que cuentan con vacunas contra enfermedades infecciosas como sarampión, polio y hepatitis B.
EE. UU. redefine quién puede ser considerado “carga pública”
Una directriz interna del Departamento de Estado instruye a funcionarios consulares a endurecer la evaluación de salud de solicitantes de #visa, e incluye #enfermedades crónicas y obesidad como factores de riesgo.
La… pic.twitter.com/Y3xm9gOzvb
— DW Español (@dw_espanol) November 13, 2025
Sin embargo, la nueva orden del Gobierno de Trump extiende esa revisión mucho más allá.
Según un cable enviado por el Departamento de Estado a embajadas y consulados en noviembre, los funcionarios deberán
“tener en cuenta la salud del inmigrante y ciertas afecciones médicas, entre ellas, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer, diabetes, enfermedades metabólicas, neurológicas y trastornos mentales, que pueden requerir atención médica por un valor de cientos de miles de dólares”.
Esto significa que padecimientos tan comunes como la obesidad o la diabetes podrían convertirse en motivos suficientes para negar una visa.
FUNCIONARIOS CON MÁS PODER Y MÁS DISCRECIÓN
El documento ordena a los funcionarios evaluar la capacidad económica del solicitante para costear cualquier posible tratamiento médico durante toda su vida en EE.UU., sin recurrir a asistencia pública.
“¿Cuenta el solicitante con los recursos financieros suficientes para cubrir los costos de dicha atención durante toda su esperanza de vida?”, pregunta el cable.
Los agentes consulares podrán decidir, con base en su criterio personal, si la condición del inmigrante podría derivar en emergencias futuras o gastos considerables. Esto ha generado alertas entre especialistas en migración, quienes señalan que la medida contradice el propio Manual de Asuntos Exteriores del Departamento de Estado, que prohíbe negar visas por escenarios hipotéticos.
Charles Wheeler, abogado principal de la Red Católica de Inmigración Legal (CLINIC), advierte que el cambio es especialmente delicado: “Este personal no tiene formación médica, carece de experiencia en este ámbito y no debería realizar proyecciones basadas en su conocimiento personal o prejuicios”.
TAMBIÉN SE ANALIZARÁN LOS PADECIMIENTOS DE LA FAMILIA
La nueva política no se limita al solicitante. También exige evaluar la salud de sus dependientes, incluidos hijos y padres ancianos.
“¿Alguno de los dependientes tiene discapacidades, enfermedades crónicas u otras necesidades especiales que requieran atención que impida al titular de la visa mantener un empleo?”, indica otra de las preguntas instruidas.
Esto podría afectar a familias completas, incluso cuando el solicitante principal no tenga problemas de salud.
UNA POLÍTICA QUE LIMITARÁ LA MIGRACIÓN GLOBAL
La administración Trump ha impulsado, en los últimos meses, una serie de medidas para frenar la inmigración, como el cobro de tarifas de hasta 15.000 dólares a viajeros de ciertos países, una cuota de 100.000 dólares para trabajadores con visa H-1B y la posibilidad de negar solicitudes por “opiniones antiestadounidenses”.
En un mundo donde el 10% de la población padece diabetes y las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte global, esta nueva directriz podría excluir a millones de personas que, aun teniendo recursos, no pasen el filtro médico que Washington considera un riesgo financiero. N