LA TECNOLOGÍA BIEN EMPLEADA puede lograr grandes proyectos, así lo visualizan los creadores de un robot en forma de araña capaz de construir casas. Charlotte, un robot semiautónomo con forma de arácnido y desarrollado en Australia —que combina la robótica con la impresión 3D—, promete llevar la construcción a niveles no solo terrenales, sino también espaciales.
De acuerdo con CNN, las seis patas de Charlotte se extienden más de cinco metros, esto le permite abrazar edificios de dos pisos mientras imprime la estructura. La novedad del artefacto es que no usa cemento; toma tierra del propio lugar, la comprime y teje una membrana para armar un material de construcción duro, de bajo coste y sin emisiones de carbono.
“La tecnología principal de Charlotte revolucionará el sector allá donde se implemente. Reducirá drásticamente el coste de la construcción, hasta niveles prácticamente nulos”, dijo en una entrevista para el medio estadounidense Jan Golembiewski, confundador y CEO (director ejecutivo) de Earthbuilt Technology, una de las startups desarrolladoras junto con Crest Robotics.
Incluso los creadores de este robot consideran a Charlotte como una respuesta a la crisis de vivienda y a la descarbonización del sector, pero no solo en la Tierra; su capacidad de utilizar material local es ideal para instalarse más allá del planeta azul.
“En realidad es perfecto para la construcción en la Luna, porque en términos de peso, 99 por ciento de la estructura puede ser simplemente el material que se encuentra en el entorno, y para la construcción lunar no se puede llevar mucho material”, explica por su parte Clyde Webster, fundador de Crest Robotics.
PARA REDUCIR LA HUELLA DE CARBONO
El proyecto ya recibió financiación del Programa Espacial de Nueva Gales del Sur y ahora busca socios. A tenor del diario El Comercio, el prototipo fue presentado en el Congreso Internacional de Astronáutica (IAC), en Sídney, Australia, donde sus creadores resaltaron que Charlotte “trabaja a la velocidad de 100 albañiles”.
Este avance llega en momentos en que la industria tiene la necesidad de reducir la huella de carbono: “Incluso un simple ladrillo implica procesos con alto consumo de carbono”, comentó entonces Golembiewski.

A tenor de las empresas implicadas, el material combina arena, vidrio reciclado y ladrillos triturados para formar una pasta compacta y resistente, capaz de sustituir el cemento. Con esta, Charlotte imprime capas superpuestas directamente en el terreno, para levantar muros sólidos y duraderos.
Aunque todavía el proyecto está en etapas de financiación, sus desarrolladores afirman que las casas resultantes del robot serán resistentes al fuego y a las inundaciones, que permitiría su adopción en zonas vulnerables. N