Concentrado, aplicado en la computadora elaborando un informe, un
reporte, y un minuto más tarde, pegado al celular, chateando con los amigos, en
el Facebook, atento a lo más recientes videos virales. Frustración y
sentimientos de culpa son lo primero que aparecen, se le suma la pérdida de
tiempo y el retraso consecuente con la agenda.
No es un caso aislado, si sirve de
consuelo, y existen datos científicos al respecto. Es un problema del siglo XXI;
la tecnología domina toda las horas de
vigilia, y viene con un costo cognitivo. No significa que las personas
se estén haciendo menos inteligentes, sino que ahora desempeñan múltiples
tareas todo el tiempo.
El neurocientífico y psicólogo cognitivo Daniel J. Levitin asegura que
en promedio estamos consumiendo información que es el equivalente a 175 periódicos
al día: 30 veces más que el contenido que se consumía hace 30 años.
Un estudio realizado en Canadá por
Microsoft en 2015 revela que en promedio, el intervalo de atención de los
humanos bajó de 12 segundos a finales del siglo pasado, a ocho segundos con el
nuevo milenio.
Hay quienes aseguran que la
multifuncionalidad no existe, que lo que sucede es que se
cambia la atención de una tarea a otra con excesiva rapidez, algo que podría
tener consecuencias serias en cómo funciona el cerebro. Cuando se varía de una
actividad a otra, el cerebro utiliza glucosa oxigenada. En la medida de que esa
fuente se agota, sobreviene una sensación de somnolencia y desorientación. Y es
entonces que se libera la hormona cortisol del estrés.
Y como señala Greg Foot, presentador de ciencia de la BBC, no es la
mejor condición a la hora de tomar decisiones. El consejo a seguir: ser menos
multifuncionales. El problema: cómo, si la rutina ya viene diseñada para que se
realicen muchas cosas a la vez
Además, la corteza prefrontal del cerebro tiene un sesgo por la novedad, “nuestro
cerebro siempre está a la caza de lo nuevo”, agrega Foot. Significa que la
atención está secuestrada por algo más; imposible resistirse a
la vibración que anuncia que hay un nuevo mensaje de texto o una
actualización en Facebook. La razón es que la constante búsqueda, activa el
sistema de dopamina que envía mensajes de recompensa a varias partes del
cerebro.
Lo que se vislumbra como paliativo o ayuda es no estar tan conectado
todo el tiempo; apagar lo que no se necesite.