Tres agentes de la policía
perdieron la vida y tres más se encuentran hospitalizados en estado de
gravedad, luego de que esta mañana se perpetrara un ataque contra policías cerca
de la comisaría de Baton Rouge, en el estado de Luisiana, EE.UU.
Durante el tiroteo uno de los
atacantes fue abatido y otros dos escaparon, la policía continúa en su búsqueda,
pero hasta el momento, no se ha dado mayor información.
Los agresores se presentaron vestidos
de negro, enmascarados y con armas largas, por lo que, las autoridades suponen
un acto premeditado en un país que parece no lograr superar las tensiones
raciales.
El jueves 7 de julio, Micah
Johnson, un joven negro de 25 años, acabó con la vida de cinco agentes
policiales que vigilaban a manifestantes en una protesta por la muerte de
afroamericanos a manos de la policía, en Dallas. Antes de morir, Johnson dijo
que su intención había sido matar blancos, específicamente policías blancos.
John Bel Edwards, gobernador
de Luisiana, calificó el hecho como un “ataque atroz e injustificable contra
todos en momentos en que necesitamos unidad y curar las heridas”.
De confirmarse las sospechas, este
sería el segundo ataque a agentes por cuestiones raciales, en menos de 15 días.
Edwards aseguró que los responsables
“serán llevados rápidamente ante la justicia”.
El presidente Barack Obama
ofreció desde la Casa Blanca, “cualquier ayuda necesaria” para las autoridades
locales, y no se ha dado más información.
De acuerdo con declaraciones
de la policía, el incidente comenzó cerca de un centro comercial en donde
fueron disparados cuatro agentes de la policía de Baton Rouge y de la oficina
del sheriff de East Baton Rouge.
La escena del crimen ha sido
acordonada y sigue siendo zona “activa”, hasta que se confirme el hallazgo de
los dos atacantes que escaparon. La policía local ha instado a la población a
reportar si llegasen a ver a los individuos de negro y enmascarados.