El Senado entró en un receso que durará
hasta el 22 de febrero. El receso comenzó el viernes. La posibilidad de que
esto abra la oportunidad de una designación, depende de la interpretación que
los líderes senatoriales den a una resolución de suspensión de cesiones
aprobada el viernes pasado. Eso determinará si habrán de reunirse para una
actividad breve durante el receso, la cual acabaría con esa dicha oportunidad.
La Constitución
no solo otorga al presidente la tarea de hacer las nominaciones de la Suprema
Corte, iniciando la revisión senatorial que puede o no conducir a una
aprobación, sino que también confiere al jefe del Poder Ejecutivo la
oportunidad de llenar, temporalmente, una vacante en la Corte, pasando por alto
al Senado en primera instancia, siempre y cuando el nominado languidezca en el
Senado sin que se tome una acción definitiva.
A pocas horas
del fallecimiento del juez Antonin Scalia, resultó muy evidente que, primero,
el presidente Obama elegiría un posible sucesor y trataría de hacer que el
Senado lo aceptara; y segundo, que los líderes GOP del Senado tratarían de
bloquear la aprobación final de semejante candidato.
Si esto condujera
a un impase, el presidente Obama podría considerar la posibilidad de llevar a
la Corte a un nuevo juez de su elección, en calidad temporal. Pero el problema
es que, hace menos de dos años, la Suprema Corte redujo severamente la
flexibilidad de ese poder de designación temporal, y fortaleció la capacidad
del Senado para frustrar dicha maniobra presidencial.
Es verdad que
uno de los jueces considerado como un gigante en la historia de la Corte,
William J. Brennan Jr., inició su larga carrera justamente con una de esas
designaciones a corto plazo. Mas las posibilidades de que eso vuelva a ocurrir
ahora han disminuido marcadamente.
Según el
Artículo II, la autoridad presidencial invocada en este posible escenario
existe cuando el Senado entra en receso y persiste la vacante que el presidente
desea llenar. Semejante designación no requiere acción alguna por parte del
Senado, mas el designado solo puede servir hasta el final de la siguiente
sesión senatorial. Y es entonces cuando el presidente (si sigue en funciones)
puede volver a intentarlo durante la nueva sesión senatorial, haciendo una
nueva nominación, la cual tiene que ser revisada por el Senado.
La Suprema Corte
nunca esclareció ese poder sino hasta su decisión de junio 2014, en el caso
National Labor Relations Board vs.
Noel Canning.
La decisión fue
una especie de acuerdo. La Corte amplió el concepto de que cuando el Senado
estuviera en receso, el presidente podría hacer una designación temporal, pero
también dio al Senado más control sobre el momento de entrar en receso y el
tiempo de duración de los recesos. Ese gesto reconociendo las opciones del
Senado fue, posiblemente, el resultado más importante.
En ese aspecto
específico, la Corte decidió:
Primero, a favor
del presidente, la Corte dictaminó que el poder de designación durante el
receso aplica cuando el Senado abandona la ciudad para un descanso a mitad de
una sesión anual, o un descanso al final de cada sesión anual.
Segundo, también
a favor del presidente, la decisión declaró que el presidente, durante el
receso, puede llenar una vacante aunque esta haya ocurrido antes que iniciara
el receso.
Tercero, a favor
del Senado, el dictamen dejó claro que el receso debe durar más de tres días,
sin especificar cuánto tiempo más debe permanecer el Senado fuera de la ciudad
y sin actividad alguna.
Cuarto, muy a
favor del Senado, el fallo dejó a criterio del Senado la decisión de cuándo
entrar en receso, permitiéndole evitar la formalidad de un receso para tomar
alguna acción legislativa, sin importar cuán menor o inconsecuente sea dicha
acción y cuán pocos senadores participen realmente en la acción.
Supongamos que
el presidente Obama hace una nominación para la plaza abierta en la Corte, y
supongamos que el Senado controlado por los republicanos opta por rechazar al
nominado. El GOP tiene suficientes curules en el Senado para controlar este
escenario.
Supongamos, ahora,
que el Senado entra en receso para que sus miembros, que controlan la
reelección, pasen algún tiempo haciendo campaña en sus estados.
¿Podría el
presidente Obama hacer una nominación en ese receso? Solo en caso de que el
Senado tome un receso que dure más de tres días, y no se reúna de vez en cuando
durante el receso para emprender alguna acción legislativa mínima. Dos
circunstancias que caen completamente dentro de la autoridad del Senado.
En esas
condiciones, una designación de receso en la Corte no se consideraría dentro de
los términos de la Constitución, según lo descrito en el Artículo II.
La misma
situación aplicaría cuando termine la sesión anual del Senado de este año, y
los senadores hagan un receso antes que se convoque el próximo Congreso.
En resumidas
cuentas, si el presidente Obama pretende nominar con éxito un nuevo juez en la
Suprema Corte, tendrá que someterse a las condiciones del Senado republicano y
tratar de imponerse. Y la única manera de hacerlo es eligiendo a un candidato
que goce de tal admiración universal que resulte embarazoso que el Senado lo
rechace.
Lyle Denniston
ha hecho reportajes sobre la Suprema Corte desde hace 57 años. En ese tiempo,
ha entrevistado a una cuarta parte de los jueces que han servido allí, y ha
cubierto las carreras completas de los 10 jueces que ejercen en la Corte. Ha
sido reportero legal durante 67 años, iniciando su carrera en la Corte del
condado Otoe en Nebraska City, Nebraska, en el otoño de 1948. No es abogado.
PIE:
El presidente
estadounidense Barack Obama habla sobre la muerte del juez asociado de la
Suprema Corte, Antonin Scalia, durante una declaración en
Rancho Mirage, California, el 13 de febrero. El autor escribe que la única
posibilidad que tiene Obama de imponer su nominación en la Suprema Corte, es
eligiendo un candidato que goce de tal admiración universal que resulte
embarazoso que el Senado lo rechace.
KEVIN LAMARQUE /
REUTERS