LA CASA BLANCA ANUNCIÓ UN PROYECTO que promete rediseñar la forma en que se hace ciencia en Estados Unidos: el gobierno pondrá a disposición de investigadores y empresas de inteligencia artificial (IA) los enormes recursos informáticos y los vastos conjuntos de datos científicos de los 17 laboratorios nacionales del país, con el objetivo de acelerar descubrimientos en sectores estratégicos.
La iniciativa, bautizada como Misión Génesis, fue formalizada el 24 de noviembre mediante una orden ejecutiva que instruye al Departamento de Energía (DoE) a desarrollar una plataforma nacional para construir modelos avanzados de IA capaces de trabajar con información científica federal. La estrategia incluye alianzas sin precedentes entre el sector público y privado: gigantes tecnológicos como Microsoft, IBM, Google, OpenAI y Anthropic formarán parte del proyecto, junto con compañías de computación cuántica como Quantinuum.
El objetivo es claro: duplicar el impacto de la ciencia y la innovación estadounidenses en una década. El asesor científico del presidente, Michael Kratsios, sostiene que el plan podría generar avances decisivos en medicina, energía o materiales, y habilitar modelos de IA capaces de automatizar laboratorios, plantear hipótesis y resolver desafíos científicos complejos.
UNA CARRERA TECNOLÓGICA GLOBAL
Con esta iniciativa, como refiere la revista científica Nature, la administración estadounidense formaliza esfuerzos previos desarrollados en los últimos años y consolida la apuesta por la IA como instrumento para competir en el liderazgo tecnológico mundial. Para algunas investigadoras, como Lynne Parker, exresponsable de políticas en IA del gobierno federal, el impacto será inmediato: “Esto permite que muchos más científicos accedan a infraestructura y datos que antes estaban fuera de su alcance”.
Supercomputadoras como Aurora, en el Laboratorio Nacional Argonne (Illinois), y plataformas híbridas de IA y computación cuántica desarrolladas en Oak Ridge (Tennessee) serán claves en la primera fase del plan.
Más de 50 empresas ya participan en diferentes niveles del proyecto. Algunas de ellas llevan tiempo explorando la idea del “científico de IA”; es el caso de FutureHouse, que recientemente lanzó una plataforma comercial para investigación automatizada. Otras compañías —entre ellas NVIDIA y Oracle— trabajan junto a laboratorios nacionales en la construcción de nuevos sistemas de supercomputación.
Además, existen acuerdos para alojar modelos de IA en las propias instalaciones federales, permitiendo que los científicos analicen datos clasificados sin sacarlos de los laboratorios.
OPORTUNIDADES Y DUDAS
Uno de los grandes atractivos del plan es el acceso a una enorme cantidad de datos científicos que normalmente permanecen dispersos y poco accesibles. Desde datos atomísticos hasta simulaciones a exaescala, estas fuentes podrían acelerar el desarrollo de modelos de IA especializados, según Georgia Tourassi, del Laboratorio Nacional Oak Ridge.
Sin embargo, la iniciativa llega acompañada de interrogantes. El Congreso aún debe decidir el presupuesto y persiste la duda sobre cómo unificar grandes bases de datos bajo una misma plataforma sin sacrificar la calidad o la seguridad de la información. Otro desafío será garantizar que más científicos del país puedan sumarse al proyecto, y evitar que la mayor parte de los beneficios se concentre en laboratorios federales o grandes empresas tecnológicas.
RIESGOS Y CUESTIONAMIENTOS
Expertos advierten sobre los límites de los modelos de IA generalista aplicados en ciencia y el riesgo de avanzar sin regulación federal firme. La administración ha revertido normas de supervisión sobre la IA y propone un enfoque favorable al sector privado. Investigadores temen que el proyecto desvíe fondos de otras áreas científicas o sirva como impulso para desarrollar superinteligencias sin suficiente control.
Para Andrea Miotti, fundador de ControlAI, el éxito de la Misión Génesis dependerá de su propósito final: “Será una victoria si permite que los mejores científicos del país aprovechen IA especializada para la ciencia. Fracasará si solo se convierte en un subsidio para empresas que construyen IA superinteligente sin garantías para la seguridad nacional y global”.
Con la IA convertida en una prioridad de Estado y en un terreno de disputa geopolítica, Misión Génesis marca el inicio de una nueva etapa para la investigación estadounidense. El tiempo dirá si la apuesta transformará la ciencia o si abrirá una discusión aún más profunda sobre los riesgos y límites de la inteligencia artificial. N