La producción audiovisual experimenta un cambio tectónico impulsado por la miniaturización de la tecnología de captura de imagen.
Las cámaras mirrorless (sin espejo) y los drones ya son pilares fundamentales en la filmación de documentales y series de acción de alto nivel inyectando una nueva capa de dinamismo e inmersión en la narrativa visual.
“Se ha transformado profundamente la manera en que abordamos la cinematografía. Antes, el tamaño del equipo condicionaba no solo la logística del rodaje, sino también las posibilidades narrativas. Hoy, gracias a cámaras mirrorless y sistemas FPV en drones, contamos con una movilidad y una libertad visual que antes solo se lograban mediante grúas, steadycams o efectos digitales, y que resultaban mucho más costosas en términos de producción.
Podemos colocar una cámara en espacios reducidos, lograr planos antes imposibles y acercarnos a los personajes desde perspectivas más íntimas o dinámicas sin comprometer la calidad de imagen. Para quienes trabajamos en cámara, esto representa una evolución técnica que exige mayor versatilidad: ya no se trata solo de operar, sino de aprovechar las nuevas herramientas para crear movimientos de cámara que atraviesan ventanas, esquivan objetos o recorren espacios con fluidez. Narrativamente, esto abre posibilidades valiosas en secuencias de acción, persecuciones o transiciones entre escalas, como pasar de un plano cerrado a un aéreo en un solo movimiento continuo”, destaca Jeniffer Guerrero, Coordinadora Phoyd Stratėgique, certificada por UCLA.
Cámaras como Blackmagic Pocket Cinema Camera 6K o la RED Komodo ofrecen sensores de tamaño cinematográfico Super35 y Full-Frame, con la capacidad de grabar en formatos de alta compresión y calidad, como Blackmagic RAW o REDCODE RAW, en cuerpos que pesan significativamente menos que las tradicionales cámaras de cine.
“Integrarlas requiere una coordinación muy precisa entre los departamentos de cámara, fotografía y color, si es que estás usando al mismo tiempo una cámara con sensor de gran formato. Además, por su tamaño, muchas veces se sacrifica ergonomía o estabilidad, lo que demanda soluciones creativas en rigging y control remoto. En producciones de alto nivel, el reto es que esas herramientas livianas se sientan integradas dentro del mismo universo estético, sin que el espectador perciba una diferencia entre una toma de acción con FPV y una escena principal rodada con una Alexa mini LF, Alexa 35 o Venice” apunta Jeniffer, que formó parte de la producción de la exitosa serie “El Señor de los Cielos” para Telemundo.
Se estima que el mercado global de cámaras estaba valorado en $5.02 mil millones de dólares en 2025 y se proyecta que alcance los $6.74 mil millones para 2030, según Mordor Intelligence, con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 6.08%.
“En el documental, estás cámaras permiten ser testigos sin alterar tanto el entorno; la cámara deja de ser una presencia intimidante y se convierte en una extensión natural del observador. Esto genera imágenes más honestas y una conexión emocional más profunda con la realidad. En las series o ficciones de tono más íntimo, también han abierto la posibilidad de explorar movimientos más orgánicos y perspectivas subjetivas, acercando al espectador a la experiencia del personaje. La discreción técnica, en este sentido, amplifica la autenticidad narrativa”, concluyó Jeniffer Guerrero.