El Frente Unidos por la Hospitalidad reconoce el dinamismo de este modelo de alojamiento temporal y su aportación a las finanzas de la ciudad
A raíz del crecimiento sostenido en la necesidad de alojamiento eventual en la Ciudad de México, las llamadas Estancias Turísticas Eventuales (ETEs) se han consolidado como una solución para atender la demanda de espacios temporales que no siempre responden al turismo tradicional, sino también a motivos de trabajo, salud, educación o acompañamiento familiar.
Para dimensionar su dinamismo económico, tan solo entre 2017 y 2024 este modelo de alojamiento ha aportado más de 650 millones de pesos en Impuesto sobre Hospedaje (ISH), además de contribuir con IVA e ISR, lo que representa hasta 28 por ciento del valor total de cada reserva.
En este contexto, el Frente Unidos por la Hospitalidad (FUH), conformado por la Asociación Mexicana de Viviendas Turísticas (AMVITUR), la Asociación de Profesionales en Administración de Rentas (APAR) y Todos Somos Anfitriones (TSA), indicó que las anteriores cifras reflejan la formalidad de un sector que genera ingresos estables para la hacienda pública y, al mismo tiempo, representa una fuente legítima de ingreso para las familias que abren sus hogares a visitantes.
En paralelo a su aportación económica, este modelo ha transformado la manera en que muchas personas participan en la economía local. Las ETEs son una modalidad de hospedaje temporal que permite a las personas ofrecer una experiencia de estadía. Funcionan como microemprendimientos locales, donde la hospitalidad se convierte en fuente de ingreso, empleo y convivencia comunitaria. Este modelo, además de diversificar la oferta de alojamiento en la capital, profesionaliza el servicio turístico sin requerir infraestructura hotelera adicional.
En este sentido, Sean Cázares Ahearne, director general de AMVITUR, afirmó que las ETEs, como parte de la economía formal, son parte fundamental de la cadena productiva, desde los anfitriones de una sola propiedad hasta los operadores profesionales. Este sector genera oportunidades económicas para una amplia variedad de personas y negocios. Por cada peso que genera una vivienda turística, se multiplican por tres los beneficios en su entorno inmediato, creando un círculo virtuoso de desarrollo y bienestar comunitario.”.
De acuerdo con información del Frente Unidos por la Hospitalidad, este sector agrupa a más de 48 mil familias capitalinas dedicadas a la hospitalidad. En conjunto generan 66 mil empleos, de los cuales 48 mil son directos, 9 mil indirectos y 9 mil inducidos, además de una derrama económica anual de 22 mil millones de pesos.
El impacto de las llamadas Estancias Turísticas Eventuales también se refleja en los patrones de movilidad y en la diversidad de visitantes nacionales que llegan a la Ciudad de México. Información disponible señala que, quienes optan por este tipo de estancias provienen del Estado de México (13.3 %), Guerrero (8.7 %) y Jalisco (6.3 %), seguidos por Morelos, Michoacán, Nuevo León y Querétaro, con porcentajes que oscilan entre 4 y 5 por ciento.
En este sentido, el FUH reconoció a las ETEs como una solución a la creciente necesidad de estancias breves motivadas por razones de salud, trabajo, educación o acompañamiento familiar. Al abrir sus hogares, los anfitriones brindan una alternativa accesible y segura para quienes necesitan permanecer temporalmente en la ciudad, al tiempo que aportan recursos fiscales y dinamizan la economía local.
Por su parte, Juan Pablo González López, embajador de APAR en la Ciudad de México, subrayó que este modelo contribuye directamente a las arcas públicas y fomenta una cultura fiscal responsable. “Las ETEs no solo generan empleo y oportunidades locales; también aportan de manera significativa al erario mediante el pago de impuestos. Esa contribución refleja que somos un sector formal, transparente y comprometido con el desarrollo económico de la ciudad”.