UN NUEVO ESTUDIO REVELA QUE LAS DIMINUTAS partículas de plástico pueden alterar la composición del microbioma intestinal, generando patrones similares a los asociados con la depresión y el cáncer colorrectal.
La investigación, realizada en el marco del proyecto microONE, liderado por el centro de investigación CBmed, en Graz, Austria, junto con socios internacionales, fue presentada este martes durante la United European Gastroenterology (UEG) Week 2025.
“Vivimos en una estrecha relación con nuestro microbioma intestinal, y hasta los cambios más sutiles podrían tener implicaciones para nuestra salud”, explicó Christian Pacher-Deutsch, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en CBmed GmbH y la Universidad Médica de Graz, en entrevista con Newsweek Internacional.
QUÉ SON LOS MICROPLÁSTICOS Y POR QUÉ IMPORTAN
Los microplásticos, que son partículas de plástico menores de 5 milímetros se encuentran en prácticamente todos los entornos. Su impacto en la salud humana ha despertado creciente preocupación en los últimos años.
Debido al uso masivo del plástico, “las personas están expuestas constantemente a través de los alimentos, el agua, el aire e incluso objetos cotidianos como la ropa o los envases”, señaló Pacher-Deutsch. Estas partículas ya se han detectado en diversas partes del cuerpo humano, incluido el intestino y el torrente sanguíneo.
El investigador añadió que algunos estudios estiman que una persona podría ingerir semanalmente el equivalente a una tarjeta de crédito en microplásticos, aunque aclaró que las cifras aún son inciertas.

“Esto subraya la importancia de tratar la contaminación plástica como un problema serio de salud pública”, advirtió.
CAMBIOS MICROBIANOS VINCULADOS CON DEPRESIÓN Y CÁNCER
El estudio utilizó muestras fecales de cinco voluntarios sanos para cultivar microbiomas intestinales en laboratorio, que luego fueron expuestos a cinco tipos comunes de microplásticos: poliestireno, polipropileno, polietileno de baja densidad, polimetilmetacrilato y tereftalato de polietileno.
Los investigadores observaron que las muestras tratadas con microplásticos mostraron un aumento constante en la acidez lo que indicaba una alteración en la actividad metabólica de los microorganismos. Además, se detectaron cambios en la composición bacteriana, afectando especialmente a los grupos esenciales para la digestión y la salud intestinal.
“Los microplásticos podrían influir en el microbioma intestinal de distintas maneras”, explicó Pacher-Deutsch. “Pueden unirse a los nutrientes, afectando su disponibilidad para los microbios, o liberar sustancias químicas que actúan como estresores y alteran la actividad metabólica”.
Estos cambios reflejaron patrones similares a los observados en personas con depresión o cáncer colorrectal. No se trata de una relación causal directa, aclaró Rolf Halden, director del Biodesign Center for Environmental Health Engineering de la Universidad Estatal de Arizona, sino de una evidencia de que “la presencia de microplásticos puede modificar la composición de los microorganismos intestinales de manera comparable a lo que se ve en quienes padecen esas enfermedades”.
UNA EXPOSICIÓN IMPOSIBLE DE EVITAR
La exposición diaria a microplásticos es prácticamente inevitable. “No podemos eliminarlos de nuestra vida cotidiana, pero sí reconocer sus posibles riesgos y actuar para proteger la salud pública, tal como hacemos con otros peligros ambientales”, señaló Pacher-Deutsch.
Halden coincidió y expresó su preocupación por la falta de regulación. “La exposición continua y creciente de los humanos a los microplásticos me preocupa desde una perspectiva de salud pública. No existe precedente de una absorción constante de partículas extrañas en el cuerpo humano que no tenga algún efecto adverso”, advirtió.
QUÉ SIGNIFICAN ESTOS HALLAZGOS PARA EL FUTURO
Según Pacher-Deutsch, estos resultados podrían tener implicaciones relevantes para la medicina del futuro. Comprender cómo los factores ambientales, como los microplásticos, afectan el microbioma podría ayudar a desarrollar estrategias preventivas, diagnósticos más precisos y tratamientos personalizados.
No obstante, advirtió que “antes de llegar a ese punto, se necesita mucha más investigación para aclarar los impactos biológicos y determinar quiénes podrían estar en mayor riesgo”.
Para reducir la exposición, recomendó usar alternativas sin plástico: como utensilios de madera, botellas de vidrio o productos de higiene sin plástico. Aunque enfatizó que lo más importante es apoyar la investigación y el monitoreo biológico.
“Solo con más datos podremos entender los impactos del contacto con microplásticos y crear regulaciones basadas en evidencia”, afirmó. N
(Con información de Jasmine Laws / Newsweek Internacional)