EL COMENTARISTA CONSERVADOR CHARLIE KIRK FUE ASESINADO el miércoles por la tarde en el campus de la Universidad del Valle de Utah. Una alarma en la sociedad estadounidense se ha desencadenado, no solo por este hecho, sino por el cúmulo de ataques violentos y protestas radicales que han hundido la agenda política del país en los últimos años.
Las reacciones, desde la del presidente de Estados Unidos hasta la de las redes sociales, han despertado un debate entre la culpabilidad y la indiferencia que empaña la verdadera búsqueda para frenar la violencia política creciente.
LO QUE SE SABE HASTA AHORA DEL ASESINATO DE CHARLIE KIRK
Kirk, de 31 años, fundador de Turning Point USA, organización que milita valores conservadores, y extremo aliado del presidente Donald Trump, pronunciaba un debate a favor de ideas de extrema derecha bajo una carpa en Orem, Utah. Charlie Kirk recibió un disparo en el cuello justo en el momento en el que se estaba hablando sobre los recientes tiroteos en Estados Unidos y el uso de armas. Antes de que acabara su participación, la bala lo derribó en cuestión de segundos. Cuando la joven audiencia presenció el terrible hecho, inmediatamente se protegieron por el miedo de recibir un disparo. Posteriormente, el líder de opinión fue trasladado a un hospital local donde finalmente fue declarado muerto.
Hasta el miércoles por la noche, la búsqueda del tirador seguía en marcha. Dos personas fueron detenidas brevemente, pero terminaron siendo liberadas sin cargos. El director del FBI, Kash Patel, había calificado a una de ellas como “el sujeto” del tiroteo, aunque más tarde rectificó. Por ahora, el verdadero tirador sigue prófugo.

Sin embargo, las autoridades anunciaron hoy que hallaron el arma homicida en una zona boscosa y que hay “buenas imágenes” del sospechoso.
“Hemos recuperado lo que creemos que es el arma que se utilizó en el tiroteo de ayer. Es un rifle de alta potencia”, declaró Robert Bohls, director de la oficina local del FBI.
Diversos líderes, tanto de derecha como de izquierda, han condenado el acto, pero nadie ha sido tan vocal como el presidente de los Estados Unidos, quien ordenó que las banderas fueran izadas a media asta en los edificios del gobierno hasta el domingo.
EL ASESINATO DE KIRK COMO DISCURSO POLÍTICO
Kirk era influyente entre la juventud de la derecha más conservadora y, por lo tanto, una pieza central en la propagación de las ideas de Trump. El pasado abril, el también influencer, advirtió sobre lo que llamó una “cultura del asesinato” emergente en los movimientos de izquierda.
Su reciente muerte fue usada rápidamente por actores políticos, principalmente de derecha, como una oportunidad para aumentar aún más la polarización del país. La distancia ideológica en Estados Unidos está en aumento conforme la violencia política se justifica y se le responsabiliza a la postura contraria.
Desde Trump y el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, hasta la exvicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Joe Biden, denunciaron el ataque. Sin embargo, la indignación creció especialmente en el lado conservador. Elon Musk escribió en X: “La izquierda es el partido del asesinato”, señalamientos que claramente generaron fuertes reacciones entre simpatizantes demócratas y republicanos.
Otro caso fue el del mismo presidente quien, en un video de cuatro minutos, aseguró como culpables a la izquierda radical. No a los discursos que incitan a la violencia ni al tirador, sino a la izquierda radical.
Trump pidió a “todos los estadounidenses y los medios de comunicación que confronten el hecho de que la violencia y el asesinato son la trágica consecuencia de demonizar a aquellos con quienes no están de acuerdo”, pero luego denunció la “violencia política de la izquierda radical”, sin rendir homenaje a ninguno de los demócratas que también han sido blanco de ataques por motivos políticos.
Es importante tener en cuenta que la violencia política no se limita a un partido, a una ideología o a una persona. Trump fue blanco de dos intentos de asesinato durante su última campaña, y recibió un disparo en uno de ellos. Entre los demócratas, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, sufrió un incendio provocado en su casa; la expresidenta de la Cámara de Representantes de Minnesota, Melissa Hortman, y su esposo fueron asesinados en lo que las autoridades describieron como un “asesinato por motivos políticos”, y el esposo de la representante Nancy Pelosi fue atacado con un martillo.
“La violencia política es contagiosa. Se está extendiendo. No se limita a un solo bando ni a un sistema de creencias. Debería aterrorizarnos a todos”, publicó Ezra Klein, columnista político, en X.
Desde el otro extremo, en redes hubo también una reacción totalmente insensibilizada ante el terrible hecho. Aunque no son posturas oficiales o de algún líder de opinión, el espacio digital también se ha inundado de gente que presume su apatía y en otros casos incluso su felicidad sobre el asesinato de Charlie Kirk. El influencer político Dean Withers, muchos que lo reconocen como su principal opositor y con quien mantuvo uno de los debates más virales en el canal de Jubilee, condenó el suceso y a todos los que mostraban apoyo a su asesinato.
“Charlie Kirk ha muerto. Mis pensamientos y oraciones están con su familia, que estuvo presente en la manifestación. Esto es repugnante, deplorable e increíblemente triste. Si no condenan esto, que se jodan. Si quieren acabar con la violencia armada, jamás podrán celebrarlo.”, publicó Withers en X.
Desde ambos lados, hay reprobables ejemplos que han manejado la desgracia como una herramienta para infundir más odio, en vez de usarla como un momento de reflexión y preparar un cambio de paradigma cultural.
LA VIOLENCIA POLÍTICA COMO LA NORMA DEL DEBATE PÚBLICO
La muerte de Kirk llega en un momento sumamente tenso en la política estadounidense. El Instituto de Investigación sobre el Contagio de Redes es una organización que se dedica a detectar amenazas en redes sociales que buscan dividir políticamente a la sociedad y propagar violencia cibernética. El NCRI menciona que la muerte de Kirk es uno de los casos más emblemáticos sobre la normalización de la violencia política en espacios digitales, pero lamentablemente, no es el único. Con un disfraz de humor estos actos propagan la indiferencia sistemática ante la violencia política creciente.

El último ejemplo es el de Luigi Mangione, acusado de asesinar al CEO de una aseguradora en Nueva York hace casi dos años. A partir de memes, este personaje fue transformado en un “justiciero”, proceso que los investigadores llaman “estructuras de permiso” para la violencia.
“No se trata solo de quién aprieta el gatillo”, señaló el Dr. Joel Finkelstein, cofundador del NCRI. “Se trata de quién republica el meme, quién se ríe, quién guarda silencio. Así se construye el camino hacia la violencia”.
Mientras tanto, el mensaje de Donald Trump que incrimina a la “izquierda radical”, también es una de las formas que proliferan la serie de actos violentos de interés político. Estudios recientes demuestran que este tipo de comentarios alimentan la agresividad y la radicalización en ambas posturas. El estudio titulado “The Effects of Partisan Elites’ Violent Rhetoric on Support for Political Violence” encontró que cuando líderes políticos usan un lenguaje amenazante que culpa al partido opositor o lo presenta como una amenaza existencial, aumenta el apoyo entre sus seguidores para la violencia política. Es decir, esa retórica no solo polariza, sino que puede legitimar la idea de que la violencia es un recurso aceptable.
LA URGENCIA DE SEGURIDAD EN UN PAÍS VIOLENTO
El ataque a Kirk se suma a otros episodios recientes. Apenas hoy jueves, la Universidad de Hampton en Estados Unidos, se vio obligada a suspender clases por una potencial amenaza no especificada. Al no poder garantizar la seguridad de su comunidad, la institución mandó un comunicado por X donde avisan su decisión de suspender sus actividades presenciales el día jueves y viernes.
Official Statement: Hampton University Ceases All Non-Essential Activity Effective Immediately on September 11 and 12 Due to Potential Threat. pic.twitter.com/MaqPuWIJiZ
— Hampton University (@_HamptonU) September 11, 2025
Otro caso que sacudió la seguridad cotidiana, la semana pasada, en Carolina del Norte, Iryna Zarutska, refugiada ucraniana, fue asesinada a puñaladas en un tren ligero. El crimen, grabado en video, desató un debate nacional sobre justicia penal, raza y salud mental.
Casi tres meses antes de eso, Melissa Hortman, la expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes de Minnesota, fue asesinada a tiros junto con su esposo en un acto motivado por ” intereses políticos”.

Hace un año, en julio de 2024, el ahora presidente de los Estados Unidos, pero en ese entonces candidato, sobrevivió a un intento de asesinato en Pensilvania, mientras que meses después otro hombre fue detenido en Florida por acecharlo en su club de golf.
En Minneapolis, Robin Westman, de 23 años, abrió fuego en una escuela católica, asesinando a dos niños e hiriendo a 18 antes de suicidarse. El atacante dejó mensajes extremistas y grafitis en sus armas.
Los casos de violencia política en Estados Unidos son un fenómeno altamente preocupante cuyo fin no parece estar cerca. Los expertos están buscando soluciones que eviten tanto la normalización como la escalada de este fenómeno. Sin embargo, la discusión ya no respeta lugares selectos o personas especializadas, el debate sobre la violencia política alcanzó el “sueño americano”, tal y como se evidenció en el discurso de Kirk instantes antes de que ocurriera su atentado.
Pero sí hay propuestas que piensan en un país diferente, unas que incluyen regulación más estricta de armas, el control de los discursos de odio y una mayor atención a la salud mental, pero todas ellas enfrentan el escepticismo de los “valores americanos” y la resistencia de poderosos grupos de interés: El propio Kirk llegó a aceptar públicamente que las muertes por tiroteos eran un “costo” viable para proteger el derecho a portar armas, el actual secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., admitió que el acceso a la salud no necesariamente es un derecho humano, mientras que Donald Trump, junto con la mayoría de los actores políticos, responsabilizó de inmediato a su ideología contraria por el asesinato sin saber quién fue el autor.
“Creo que vale la pena asumir el coste de, lamentablemente, algunas muertes por armas de fuego cada año para poder mantener la Segunda Enmienda. Es un trato sensato. Es racional” – Charlie Kirk, 2023.pic.twitter.com/Bv71kWdKLE
— Julen Bollain (@JulenBollain) September 11, 2025
Desde la otra trinchera, la reacción del disparo a Kirk ha sido, en algunos sectores, de gran apatía. Otros casos, como el de Luigi Mangione, materializan el permiso a la violencia dependiendo de los ideales del asesino. En este escenario, los desacuerdos políticos se polarizan en términos que reducen la posibilidad de encuentros. El “wokismo” o el “fascismo” dejan de lado sus significados y terminan siendo un sinónimo de la otredad, desapareciendo su humanidad en el proceso y renombrándolo como un enemigo, como una “izquierda radical”.
El fenómeno estadounidense no es propio del país, el mundo está marcado por una violencia política descontrolada y en ascenso. Antes de ideas somos humanos y cuando se pierde esa noción, perdemos todos. N