Chiapas, de la violencia extrema a la seguridad récord en un año

Hace apenas doce meses, Chiapas encabezaba los indicadores de violencia e inseguridad en México. Las cifras eran alarmantes: el estado registraba el mayor número de homicidios dolosos del país, Tapachula ocupaba el primer lugar entre las ciudades más inseguras, y la violencia había provocado el desplazamiento forzado de más de 15,700 personas. En ese escenario desolador, pocos habrían apostado por una recuperación rápida. Sin embargo, entre junio de 2024 y junio de 2025, Chiapas pasó del último al primer lugar en seguridad, con la menor incidencia de homicidios dolosos de todo el país, de acuerdo con los datos oficiales de la Incidencia Nacional de Delitos.

El punto de partida de esta transformación se dio con un cambio que, en su momento, fue visto con escepticismo: la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Chiapas pasó a llamarse Secretaría de Seguridad del Pueblo. Al frente quedó el chiapaneco Óscar Alberto Aparicio, quien asumió el cargo con un discurso de mano dura y una estrategia de combate frontal. Su primera gran acción fue la creación de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal, bautizada en honor al dios maya que, según la tradición, protegía Chiapas.

Cuando se presentó el nuevo grupo de élite, muchos pensaron que sería un despliegue simbólico. Pero Aparicio sorprendió con operativos sostenidos que incluyeron arrestos masivos, no solo de civiles vinculados al crimen organizado, sino también de policías y mandos coludidos. “Las corporaciones estaban más que infiltradas”, reconoció el titular de la secretaría en entrevistas posteriores.

La estrategia contempló una renovación total del equipamiento: helicópteros, drones artillados, lanchas de alta velocidad —las llamadas “Lanchas Monster”— y la implementación de vigilancia aérea y marítima en puntos estratégicos como las costas del Pacífico y la frontera sur. Paralelamente, se incrementaron los salarios de los policías para evitar la tentación de la corrupción.

Los números avalan el cambio. En los primeros meses de 2025, los homicidios disminuyeron un 25% y los feminicidios un 50%. En junio, Chiapas se posicionó como la entidad con menos homicidios dolosos del país, un hecho inédito para un estado que venía de un incremento del 63% en asesinatos entre 2021 y 2024, y donde las desapariciones se habían cuadruplicado en el mismo periodo.

El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar no dudó en capitalizar los resultados: “Les tengo una gran noticia: Chiapas ocupa el primer lugar con menos delitos en todo el país”, escribió en sus redes sociales en junio pasado. Y en marzo, durante una gira presidencial, la propia mandataria Claudia Sheinbaum reconoció públicamente el cambio radical: “No es común que un gobernador diga ‘estamos pacificando el estado’ y que la gente aplauda de inmediato. Si no hubiera una percepción real de seguridad, esos aplausos no se darían”.

La Fuerza de Reacción Inmediata Pakal cuenta con un helicóptero UH-60 Black Hawk de fabricación estadounidense, blindado y artillado, además de drones de vigilancia y embarcaciones rápidas para interceptar actividades ilícitas en la costa. Según Aparicio, el despliegue tecnológico es clave para mantener a raya las células del crimen organizado que operan en la frontera con Guatemala.

Actualmente, la Secretaría de Seguridad del Pueblo tiene 10,200 policías en activo y se encuentra en proceso de reclutar a 500 más.

No todo ha sido exento de polémica. Al menos cinco miembros de la Fuerza Pakal han sido detenidos y puestos a disposición del Ministerio Público por casos de extorsión, lo que ha encendido las alertas sobre la necesidad de mantener un control estricto y protocolos claros de actuación.

Sin embargo, los datos duros son contundentes: un año después de tocar fondo, Chiapas vive un escenario diametralmente opuesto. Y aunque la permanencia de estos resultados a largo plazo dependerá de la consolidación de las instituciones y del blindaje contra la corrupción, el caso ya es estudiado como uno de los virajes más rápidos en materia de seguridad en la historia reciente del país.

Chiapas, de la violencia extrema a la seguridad récord en un año