Artesanos locales, construyen a mano grandeza de Noche de Rábanos de Oaxaca

LORENA VELASCO

Desde hace
40 años, doña Francisca Sánchez Mateo participa en la tradicional Noche de Rábanos
que se lleva a cabo en el zócalo de la ciudad de Oaxaca cada 23 de diciembre.
Hoy, ella y decenas de artesanos oaxaqueños llevan a cabo la cosecha de esta
hortaliza que será utilizada para la elaboración de esculturas con motivo de
esta tradición.

En el bosque
El Tequio, la mujer originaria del municipio de San Antonino Castillo Velasco,
ubicado a 33 kilómetros de la capital oaxaqueña, muestra la cosecha de un
rábano con la forma de una mano, lo cual considera una bendición.

“De una sola
semillita se formó una mano; la mano es para que damos la bendición, la mano es
que nos agarra cuando nacemos, la mano es cuando nos morimos”, cuenta la mujer
de aproximadamente 60 años.

La artesana
oaxaqueña asegura que esta pieza de rábano no será tallada, sino que será
exhibida la noche del 23 de diciembre tal y como la cosechó “para darle su
explicación”.

“En toda la
cosecha que está presente acá, no tienen una suerte… y que yo lo tuve de sacar
una mano porque acá nadie lo ha sacado”, agrega.

Doña
Francisca asegura que es un orgullo ser campesino y, además, ser un artesano de
Oaxaca.

“Oaxaca no
tiene grandes industrias, pero sí grandes artesanos, de gran corazón”, dice.

La Noche de
Rábanos es una tradición oaxaqueña en la que se montan un sinfín de figura
talladas de rábanos en el que el único límite es la imaginación de los
artesanos de Oaxaca.

Las
esculturas van desde la representación del nacimiento de Jesús hasta la
Guelaguetza, máxima fiesta de los oaxaqueños.

Esta
festividad inició a finales del siglo XIX y actualmente se realiza en el centro
de la ciudad de Oaxaca cada 23 de diciembre.