Nicola Cruz: el folclore de la música electrónica

La idea de mezclar la música electrónica con música étnica y tradicional surgió de una curiosidad que tengo por ser músico. El músico de electrónica siempre está buscando experimentar, siempre estamos en la búsqueda de nuevos retos y de conocer más a fondo sonoridades distintas. Para mí llegó un punto en donde fusioné esta curiosidad con las tradiciones de mi país. Tiempo después me di cuenta de que lo que estaba haciendo tenía todo el sentido porque, al crecer en un lugar como Ecuador, uno está expuesto siempre a la música tradicional y folclórica.

Yo empecé a incursionar en el mundo de la música como percusionista y, después, como ingeniero y productor. Y lo veo siempre de las dos formas, como si fueran dos personajes. Trabajo mucho con la parte musical, que es la forma y lo estético de una canción. Me preocupo por conocer a fondo el contexto detrás de lo que estoy haciendo o metiendo en mi música, me acerco a las tradiciones y escucho las historias de las que la música habla. Me gusta saber por qué el género se llama como se llama o por qué hace lo que hace, siempre me ha interesado eso, informarme e interactuar lo más que pueda.

Tener esta visión de instrumentista me permite abordar la producción con mucha musicalidad. Siempre voy llevando las dos banderas y eso me permite crear canciones que cuando las escuchamos se sienten muy completas.

Creo que hacer una buena mezcla entre la electrónica y lo étnico requiere de explorar. En Cantos de visión exploro los sonidos de la selva, los animales, el clima y el ambiente que se crea. Por otro lado, Prender el alma es un álbum completo, y cuando trabajas en un álbum completo la idea es una muy distinta porque explora otra región. También se explora la idea de volver al origen de una manera simple, inocente, de volver a la raíz.

Una cualidad de la música electrónica que me encanta es que puede llegar a ser muy hipnótica, eso es parte de su estética, y cuando puedes crear un mantra o un estado de hipnosis mediante otro tipo de instrumentación más orgánica se crean momentos muy ricos que pueden funcionar para yoga, para antes de dormir o incluso para bailar. Es un estilo musical que no tiene límites y que cada quien puede utilizar con fines distintos.


FOTO: ANTONIO
CRUZ/NW NOTICIAS

Para mí, el espíritu de proteccióndel que hablo en esa canción es un orishá que hace ese canto y le canta como a un padre. Es una canción fuerte y oscura, pero me encanta la idea de moldear los temas con bastante emoción, que nada sea algo simple o superficial. Busco que mi música sea algo profundo y que te lleve dentro. Cuando estaba creando Espíritu de protecciónme di cuenta de que resultaba ser un mantra a la protección, algo así como una invocación que te hace sentir protegido. Y lo hace porque la música viene de todos lados, es muy envolvente.

Este año estuvo lleno de magia. Mucho trabajo, muchos temas nuevos como “Folha de Jurema”, un tema que grabé en San Paolo y es otro tema que le canta un orishá, es superespecial. También una gira extensa que pasó por México y por muchos países que, como el mío, están llenos de cultura y de tradiciones muy ricas.