A Marte se le conoce como el “Planeta Rojo” debido a la arcilla que cubre su superficie, pero hace miles de millones de años, ese planeta era cálido y humeante, y tenía un tono ligeramente azul. Fue entonces que pudieron haberse formado las arcillas que ahora lo pintan de rojo, de acuerdo con un nuevo artículo publicado en la revistaNature.
“La receta básica para producir arcilla es tomar rocas y añadir calor y agua”, dijo en una declaración de prensa el autor principal Kevin Cannon, científico planetario de la Universidad del Centro de Florida. “Esta atmósfera primordial producida por un océano de magma pudo haber sido la más cálida y más húmeda que jamás haya habido en Marte”.
Muchos planetas jóvenes atraviesan una fase donde tienen un océano de magma, con sus superficies cubiertas de lava, antes de enfriarse. Y conforme salen de esa fase, la roca líquida se enfría, pero mientras lo hace, libera vapor y otros gases, produciendo así la atmósfera caliente y húmeda que, de acuerdo con Cannon, pudo haber generado las condiciones perfectas para producir arcilla. En forma muy conveniente, en esa época, Marte tenía también un suelo abierto y poroso, lo que significa que las rocas que se encontraba hasta una profundidad de casi 10 km pudieron haber estado lo suficientemente expuestas para convertirse en arcilla.
Por ello, Cannon y sus colegas trataron de reproducir esas candentes condiciones en la Tierra para ver si podían hallar la manera de producir arcilla (nombre científico: filosilicato) en las grandes cantidades que vemos en Marte. En esos experimentos, se sometió basalto parecido al que se encuentra en ese planeta a una alta presión y vapor durante dos semanas. “Fue realmente muy notable la forma tan rápida y amplia en que este basalto fue modificado”, afirmó Cannon en la declaración de prensa. “En las temperaturas y presiones más altas, las partículas basálticas se alteraron completamente. Es un grado de alteración realmente intenso”.
Actualmente, la arcilla marciana se distribuye en montones de gran tamaño sobre la superficie, pero los investigadores piensan que esto es un posible resultado de la combinación de la atmósfera pesada y vaporosa y de los posteriores impactos que dieron forma a la superficie del planeta. Las teorías anteriores sobre la formación de la arcilla exigían una cantidad considerable de agua en la superficie, pero los científicos no han hallado ninguna manera de hacer que esas teorías coincidan con lo que saben acerca del clima del planeta en esa época.
Si se comprueban los hallazgos del estudio, podrían trasladar la producción de arcilla a una etapa más temprana de la historia del planeta, y dichos conocimientos se adaptarían mejor a la forma en que los científicos piensan que el agua se comportó en la superficie de ese planeta.
Sin embargo, como escribe Cannon en su sitio web, la hipótesis propuesta en su artículo está lejos de ser un hecho comprobado. “Se trata de una idea nueva, bastante audaz y no comprobada, y existen varias preguntas importantes que ayudarían a determinar si tengo razón o no”. El científico ya ha planteado 10 de esas preguntas para orientar lo que vendrá después conforme los científicos descifren la candente historia del planeta.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek