Así lo dice un ensayo en la revista en línea Scientific Reports,el cual argumenta que el asteroide no hubiera sido ni remotamente tan letal si hubiera aterrizado en casi cualquier otra parte. El factor fatal fue la cantidad enorme de hidrocarbonos en las piedras que se vaporizaron cuando el asteroide impactó. Estos se convirtieron en hollín y partículas diminutas llamadas aerosoles, las cuales fueron lanzadas a la atmósfera superior, donde provocaron que crecieran nubes alrededor de ellas. Esas nubes reflejaban la luz del sol lejos de la Tierra y provocaron un invierno mundial, en el que las temperaturas en la superficie fueron 4 grados más frías que antes.
En las cercanías inmediatas del impacto, los animales tenían problemas más grandes que una roca espacial con los que lidiar, pero ese épico frío súbito hizo que la tasa de mortandad se disparara en todo el mundo y, finalmente, arrasó con tres cuartas partes de las especies que estaban vivas cuando el asteroide les arruinó la fiesta.
Y es aquí donde entra la muy mala suerte. Los científicos calcularon que una extinción masiva requiere que se produzcan alrededor de 1,600 millones de toneladas de hollín (de las cuales solo una fracción llega a la atmósfera superior). Y como la receta precisa de rocas varía alrededor del orbe, el golpe de un asteroide en cualquier otra parte habría vaporizado rocas muchos más pobres en hidrocarbonos. Menos de aquellas, de manera indirecta, habrían significado que muchos más dinosaurios seguirían vivos y festejando. Ni siquiera se habrían congelado.
Todo ello hace que las probabilidades de una extinción masiva provocada por el golpe de un asteroide sean increíblemente bajas. Los científicos calcularon que 87 por ciento de la superficie de la Tierra no tiene los ingredientes adecuados para crear un evento de extinción mundial a partir del impacto de un pedazo de roca del tamaño que mató a los dinosaurios. Si hubiera aterrizado en cualquier otra parte, habrían sido malas noticias, pero no habría sido la clase de historia que cautivaría a los niños de cuatro años millones de años después.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek