Por segundo año consecutivo, TijuanaPress presentó un altar de muertos en memoria de los periodistas asesinados en México, los cuales suman 11 solo en 2017.
A simple vista, el altar montado en el Centro Cultural Tijuana (CECUT) parece una ofrenda típica del día de muertos, como las flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar y pan de muertos; pero este destaca por ser acompañado de herramientas del trabajo periodístico, como la radio, una cámara de video y un televisor cuya pantalla deja ver una secuencia fotográfica, con los nombres de periodistas que fueron asesinados en México.
Entre ellos, Miroslava Breach, corresponsal del diario La Jornada, Maximino Rodríguez que cubría la sección policiaca del blog Colectivo Pericú, Filiberto Álvarez, locutor de radio, Javier Valdez, corresponsal de La Jornada y Luciano Rivera, reportero de CNR TV Noticias, en Rosarito.
En el altar se lee la consigna “NO + IMPUNIDAD”, trazada con pétalos de color anaranjado, en alusión a que el 2 de noviembre fue designado como día internacional para poner fin a las injusticias vinculadas a crímenes contra periodistas, según la UNESCO.
“La resolución 68/163, adoptada en 2013 por las Naciones Unidas, condena los ataques y toda violencia contra periodistas y trabajadores de los medios de comunicación” dijo Vicente Calderón, periodista y director de la agencia de noticias, TijuanaPress.
“Pero va más allá. Hace un llamado al Estado, en su sentido más amplio, a promover un ambiente de seguridad para que los periodistas hagan su trabajo de manera independiente, y sin interferencias”, continuó Calderón.
A nivel mundial, UNESCO registra que 930 periodistas han sido asesinados durante la última década, aunque el director de TijuanaPress aclara que “esta cifra no incluye casos donde los periodistas tienen que soportar otro tipo de agresiones incluyendo tortura sicológica, física, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, intimidaciones y acoso”.
Calderón señaló que menos de 1 de cada 10 crímenes cometidos contra los trabajadores de los medios se castiga, una cifra que empodera a los criminales, al hacerles saber que pueden actuar sin recibir un castigo.
Para Baja California, la situación no ha sido del todo distinta. Calderón reconoce que si bien, ha habido mejoría, existen casos como el de de Luciano Rivera donde aún no es posible decir que se hizo justicia.
“Hay dos personas detenidas pero no podemos todavía hablar de que no hay impunidad porque esto es apenas el inicio, necesitaríamos ver que haya sentencias”.
Otro ejemplo es el caso de Héctor Félix Miranda, quien fue asesinado en 1988, y al cual, el Semanario Zeta dedica una plana en cada edición, para recordar que el autor intelectual del homicidio no ha sido castigado.
“El fin a la impunidad es apenas un anhelo, pero no podemos desanimarnos y dejar de exigir […] hay que presionar a la autoridad para que siga haciendo su trabajo”.
El altar estará disponible hasta el día domingo 5 de noviembre, en el pasillo “Estación Vizcaíno” del CECUT.