“En el teatro el actor es el estructurante del espectáculo”

Como director, Rafael Garzaniti ha pasado por distintos
periodos del teatro, algunos altos y otros, como el que dice estamos viviendo
hoy, un poco más complicados. “Han pasado 45 años desde que comencé y la escena
ha cambiado mucho. Ahora vivimos un momento difícil, histórico y estético, en
donde se disputa la vivencia, el exceso de formalidad y lo que tú sabes hacer y
haces. La actuación es un arte muy particular y el teatro es una perfomatividad
completa e inmediata. Pero que sea inmediata no quiere decir que se construye
inmediatamente, sino que necesita de un proceso a mediano plazo. En el teatro
el actor es el estructurante del espectáculo”, comenta.


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Sentado en una banca de Teatrería, en donde presentará su
próxima obra, “True West”, Rafael habla de su vida en La Plata,
Argentina. Recuerda sus estudios como actor y, después, como director de
teatro. También habla de sus estudios en pedagogía en la enseñanza actoral con
el maestro Raúl Serrano. “Ya después yo lo volqué al teatro, a los géneros
teatrales y a los estilos estéticos del teatro, y es parte de lo que enseño
ahora que también me dedico a la docencia”.

“True West” es una de las obras más conocidas del
dramaturgo estadounidense San Shepard y llega a México con Juan Pablo
Castañeda, Iván Arana, Pedro Sicard y Ariane Pellicer, todos ellos bajo la
dirección de Rafael Garzaniti.


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—¿Cómo llegaste a “True
West”, Rafael?

—A los actores los conozco de hace mucho tiempo, fueron mis
alumnos en Guadalajara, en donde viví desde 1995. Siempre estuvimos vinculados,
incluso cuando regresé a Argentina en 2005. Desde ahí he venido seis veces a
México, siempre a trabajar, y es que México es muy generoso conmigo. He
dirigido varias obras acá, el 20 por ciento de mi trabajo es aquí, en México.

—¿Qué es lo más
complicado de una adaptación de este estilo?

—Estos autores, como Tom Shepard, son tan finos en su lenguaje
y en su estructura lingüística que son muy especiales. Lo que dicen nunca
sucede, más bien hay un entramado interior, un entramado oculto que es el que
hay que escudriñar. Sheppard es un autor exquisito del estilo de Harold Pinter
y de los buenos que tenemos en América Latina como Elena Garro y Juan Rulfo. El
entramado textual es riquísimo y hay un vínculo con toda Latinoamérica, eso es
muy interesante, que no es un texto de Estados Unidos. Aun así hicimos una leve
adaptación a México. Los lugares, por ejemplo, bajan de Arizona a Sonora o algunos
nombres de los personajes.


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—Tuvieron que atrasar
la presentación…

—Sí, ahora estaré solo para para la primera función. La semana
del sismo fue una semana trágica y se pudo trabajar poco, entonces atrasamos
una semana la presentación de la obra. No se perdió tiempo, pero la atención
fue diferente.

—Además de “True
West”, ¿qué estás haciendo?

—En Argentina hay una versión de “El Espíritu del bosque”,
“Tío Vania” y otra de Anton Chéjov, que es el alma humana. También
una de Patricia Suarez que se llama “El fruto”, una temática femenina
en los años 40 en Argentina, trata el tema del aborto. Sería buena también para
México.


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—¿Cómo conceptualizas
“True West”?

—Son dos hermanos que se encuentran después de mucho tiempo,
hay rasgos muy distintos entre ellos y de pronto hay una tensión de tipo
tragedia griega en la que uno quiere ser el otro. Luego llega un gran
productor, o uno que dice ser un gran productor, que le da un enredo muy
interesante. Al final llega la madre a su casa y entonces entendemos mucho de
quiénes son los hermanos, de por qué son así.

—”True West”
es una obra pesada, ¿cómo hacen para aligerarla?

—En realidad, creo que le damos un tono suave, no de corrida,
no queremos sacarnos de encima los textos, queremos que tenga bastante poder
vivencial, lo más posible. Ahí mi trabajo se vincula con lo pedagógico: que
haya una pulsión vivencial u orgánica, y eso es lo más difícil con los actores.


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—¿Cómo ha sido trabajar
con estos actores?

—Ha sido muy intenso y muy interesante. Intenso por los
horarios, hay que seguir a cada uno de los actores. Yo vine a dar un curso,
entonces estoy también con horario de curso. Las horas de trabajo fueron
variadas, pero el trabajo con los actores está siendo muy rico, vamos a llegar
muy bien, hay muy buena entrega, son actores que tienen experiencias distintas,
pero tienen una entrega muy especial en el teatro, y eso no se encuentra tan
fácilmente. El espacio del actor por excelencia es el teatro, es en donde pasa
a ser el dueño del espectáculo. Por ahora soy yo, y ya después ellos tienen el
escenario y pueden definir cómo van a ir creciendo porque el actor crece a lo
largo de las funciones.

—¿Hacía donde va la
escena del teatro?

—Yo creo que vamos hacia la especialización, se está
recuperando el actor en conducta conflictiva y eso es interesante. Es algo que
se ve ya en la televisión y en el cine: la actuación aguda, agria, comevidrios.
Que los actores salgan transpirados, que tenga que ver con la vida, con el ser
humano, es más filosófico que psicológico o de presencia es ser sujeto. Y ser
sujeto hace bien a la sociedad, a los pueblos y a nosotros.