Los neandertales sordos no tenían muchas probabilidades de sobrevivir a menos que tuvieran amigos, según un análisis nuevo de un esqueleto descubierto hace medio siglo en Irak.
A pesar de perder el oído, algo de la visión y parte de su brazo derecho, un neandertal al que se refieren como Shanidar 1 se las arregló para vivir hasta los 40 años. Ello podría no parecer una vida excesivamente larga, pero vivir hasta los 40 era muy raro hace 50,000 años, cuando este hombre estaba vivo.
Investigadores domiciliados en Francia y en la Universidad Washington en San Luis hallaron crecimientos óseos en los canales auditivos de Shanidar 1. Los humanos también tienen este crecimiento; algunos nadadores los desarrollan con el tiempo, ya que pueden asociarse con pasar mucho tiempo en agua fría.
En este caso, estos crecimientos habrían atrapado el cerumen y la acumulación habría afectado su audición.
“Las debilidades de Shanidar 1, y especialmente su pérdida del oído, refuerzan de este modo la humanidad básica de estos humanos arcaicos muy calumniados, los neandertales”, dijo Erik Trinkaus, uno de los autores del estudio.
Sin la capacidad de oír, un neandertal posiblemente habría batallado para comunicarse con sus compañeros y también tendría más dificultades para cazar. Quizás también se le habría dificultado más usar herramientas.
Este no es el primer neandertal con una discapacidad que se haya descubierto, y los científicos desde hace mucho han sospechado que los neandertales eran un poco más compasivos de lo que los humanos modernos les achacan. Otro neandertal quien posiblemente también sufrió de pérdida del oído fue descubierto en España hace varios años, pero no hay manera de que él o ella viviera para ver su 13º cumpleaños. Incluso sobrevivir tanto tiempo con una discapacidad auditiva congénita habría requerido mucho más que la ayuda de su madre, pensaban esos investigadores.
Adicionalmente, los científicos ya sabían que los neandertales tenían sus propios rituales funerarios, lo cual indicaba que se preocupaban por los miembros de su sociedad.
Ellos publicaron sus hallazgos en PLOS One, una revista de acceso abierto, el viernes.
Los autores basaron sus hallazgos en un análisis llevado a cabo entre 1976 y 1978 en el Museo Nacional de Irak.
“La radiografía craneal no estaba disponible en el Museo de Irak, y el reanálisis desde entonces no ha sido viable”, señalaron los autores. Uno supone que las Guerras del Golfo tal vez hayan tenido que ver con ello; el museo fue saqueado después de la invasión de 2003. Reabrió hace apenas dos años, reportó la BBC, aun cuando muchos de los artículos robados no han sido recuperados.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek