En una polvorienta calle cerca de la frontera hay varios bustos del expresidente Kennedy. Eran de yeso. Fue el año siguiente a su asesinato y se les ve junto a varias figuras de toros que los visitantes compraban comosouvenirs, o recuerdos.
Al fondo —en otra imagen—, se aprecia una cartelera donde le expresaban su confianza a Gustavo Díaz Ordaz entonces mandatario mexicano, cuatro años antes de la noche de Tlatelolco.
Son dos fotos de la exposición “Imágen e historia de una ciudad. Colección fotográfica Harry Crosby”.
“Este fotógrafo estadounidense visita la ciudad de Tijuana con la intención de hacer un reportaje para una revista, (…) buscaba fotografiar la avenida Revolución. Una vez que está acá, se da cuenta que la ciudad de Tijuana es mucho más”, dice Miriam García, coordinadora del Museo de Historia local.
Son imágenes de 1964 que estarán en exhibición durante lo que resta del año en el Instituto Municipal de Arte y Cultura.
“Está dedicada a conmemorar la historia de la vida cotidiana de los habitantes”, agrega García Aguirre.
De acuerdo a la joven historiadora, Crosby se sorprendió con el crecimiento que encontró hace 53 años en nuestra ciudad. Pero también con su gente y con sus niños a los que retrató vendiendo cosas en la calle, o llevando flores a la virgen en una recién edificada iglesia del Espíritu Santo en el fraccionamiento Chapultepec.
Lo que conocemos hoy como Zona Río en ese entonces era “Cartolandia”, un caserío levantado en parte con material de desecho en el cauce del río. Era Tijuana en construcción.
“En la ciudad estaba sucediendo un proceso de urbanismo, se dio cuenta que no era el pueblo romántico tradicional que él venía a ver”, dice acerca del fotógrafo que asistió a la inauguración el 14 de septiembre.
Igual de interesante es la imágen estadística que crearon en el IMAC para la exposición, sobre los habitantes de esta frontera desde la década de los 60 hasta 2010.
En los años en que Crosby fotografiaba a los tijuanenses la ciudad tenía algo más de 165 mil habitantes, según el censo de esa década.
La estadística frente a las fotos, revela cosas como la procedencia de sus pobladores, su ocupación o de cuántos eran hombres y cuántas mujeres había.
“Hay una relación entre la imagen y el dato”, comenta Miriam García. “Muestran trayectorias de comportamiento”.
Aunque la muestra es pequeña (apenas 24 de las 98 fotos con que cuenta el archivo de la ciudad de unas 700 de este autor que tiene la Universidad de California en San Diego), se complementa además con testimonios videograbados de quienes vivieron esa época.
La exposición permite ver cómo la población de esta frontera se ha nutrido de los mexicanos de otras entidades.
Venían principalmente de los estados vecinos. Baja California Sur, Sonora y Sinaloa estaban entre las comunidades preponderantes, pero en las gráficas se aprecia que siguió llegando la gente y Jalisco, Michoacán o el Distrito Federal pronto enriquecieron el crisol de culturas regionales que forma la ciudad.
“Lo que estamos tratando también es de promover la reflexión”, comenta la coordinadora del Museo.

sucediendo un proceso de urbanismo, que
no era el pueblo romántico tradicional que
venía a ver. FOTO VICENTE CALDERÓN
Reflexionar sobre migración le vendría bien a Tijuana en este momento.
Tras los sismos que dañaron el sur del país y cobraron la vida de decenas de personas, hay la expectativa de una nueva oleada migratoria.
“Desde que ocurrió lo de los sismos en la Ciudad de México y en el sur me hizo recordar lo que ocurrió en el 85. Después del temblor sí hubo una inmigración. Se acentuó el proceso que ya había iniciado”, comenta el Dr. Rodolfo Cruz Piñeiro, de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
Chiapas, Oaxaca y la Ciudad de México son de las áreas más afectadas y los tres tienen antecedentes de inmigración en Tijuana, por lo que algunos funcionarios ya declararon que esperan esa posibilidad.
“La frontera norte sigue siendo un punto que puede ser una opción sin embargo ya no son las mismas condiciones de la década de los 80 ni de los 90”, dice el investigador del departamento de estudios de población del Colef.
Actualmente las ciudades fronterizas del norte de México muestran indicadores de muy bajo crecimiento económico por lo que el Dr. Cruz Piñeiro no anticipa grandes cantidades de personas llegando al norte por estos acontecimientos.
Además considera que otros estados tienen mejor situación económica y cercanía a los lugares de la tragedia.
“Hay otras ciudades en el interior de México, como Querétaro por ejemplo que tiene indicadores económicos mucho más saludables. De ahí me atrevería a pensar de que es más probable que una persona de la Ciudad de México opte por un desplazamiento corto hacia una entidad como Querétaro”.
Dice que lo mismo podría ser a Puebla o Guanajuato pues están mucho más cerca que Ciudad Juárez, Chihuahua o Tijuana en Baja California.
Esta disminución del crecimiento es parte de una tendencia más amplia y que parece indicar que nuestra ciudad ya no es tan atractiva.
“Ya no estamos recibiendo lo mismo que recibimos en la década de los 90 que sí fue un “boom” y a principios del 2000”, señala el investigador. “Ya se observa una franca caída”.
En 2014 un grupo de investigadores del Colegio de la Frontera Norte encabezados precisamente por el Dr. Cruz Piñeiro publicaron “Estimación de los saldos netos migratorios a nivel de entidad federativa en México”.
Entre sus conclusiones destacan que “La dinámica de la migración interna en México ha experimentado importantes cambios en las últimas tres décadas y resaltan dos factores principales: crisis económicas recurrentes y transformaciones en los procesos productivos del país”.
La exposición está dedicada a conmemorar la historia de la vida cotidiana de los habitantes, dice Miriam García Aguirre. Foto: Harry Crosby. FOTO VICENTE CALDERÓN
La Dra. Norma Cruz del Centro de investigaciones históricas de la Universidad Autónoma de Baja California ayuda a interpretar ese trabajo que tiene un alto nivel técnico.
“Lo que yo pude observar es que hay (…) un decrecimiento en el año 2000 al 2010 en torno al saldo neto migratorio”, dice la Dra. Cruz, quien fue alumna de Piñeiro en el posgrado.
Explica que el saldo neto migratorio es el cálculo que se hace de los inmigrantes (los que llegan) menos los emigrantes (los que se van). Y para Baja California en el periodo entre 2005 a 2010 este fue de menos de 28 mil personas, mientras que en los 90 había sido de 356 mil.
Del 2011 al 2015 se redujo a alrededor de 21 mil habitantes.
Los analistas enfatizan que el estado y la ciudad siguen creciendo aunque a niveles mucho más bajos de lo antes experimentado.
Norma Cruz González ha dedicado gran parte de su tiempo a estudiar el crecimiento de la población bajacaliforniana en el periodo de 1890 a 1950. Dice que esa variación en los patrones migratorios no es lo tradicional para esta entidad y refiere que de 1900 al 2000 “Baja California tuvo la tasa de crecimiento en promedio más alta de toda la república Mexicana que es de 5.8”.
Parece que eso va quedando en el pasado pues la gente sigue llegando a Tijuana pero ya no son tantos los que se quedan.
Cruz Piñeiro ve varias causas en la disminución de la movilidad.
La estadística frente a las fotos, revela cosas como la procedencia de sus pobladores, su ocupación o de cuántos eran hombres y cuántas mujeres había. FOTO VICENTE CALDERÓN
“Yo siempre digo que el factor económico, el del empleo es el que más refleja el comportamiento de los flujos migratorios. El segundo es la violencia y la tercera también es el control y sellamiento de la frontera con Estados Unidos”.
La investigadora Cruz González de UABC, observa otro factor; La inversión económica que se hace actualmente en destinos turísticos y que atrae gente a entidades como Baja California Sur y Quintana Roo.
Advierte que a pesar de lo expuesto, nuestra región sigue recibiendo connacionales.
Datos del INEGI revelan montos similares de inmigración a Quintana Roo y Baja California, de los más altos del país.
Aunque aquí haya decrecido la inmigración, la población sigue aumentando lo que tiene nuevas consecuencias para Tijuana.
“Ha aumentado la población en los centros, en la Zona Río, en la zona que está cercana a la Zona del Río, en las colonias que están cercanas a la zona del Centro”, observa la Dra. Norma Cruz.
Y agrega: “la cantidad de población no se está distribuyendo equitativamente por decirlo de alguna manera. Entonces eso acarrea un grave problema”.
Considera que las autoridades podrían hacer más para entender y aprovechar los flujos migratorios y no sólo reaccionar cuando les rebasa el crecimiento poblacional y que la variable migración tiene que estar incorporada en todos los elementos de las políticas públicas estatales sobre todo en Tijuana.
Por lo pronto a pesar de la reducción de la inmigración todavía el aumento demográfico sigue superando el desarrollo económico con todo y que los anuncios oficiales hablan de mayor inversión.
“Sí ha crecido, se ha mantenido pero no se ve que haya un repunte que pueda absorber una gran cantidad de gente. Lo que hemos visto es un poquito lo contrario. Vemos más gente en las calles, sin empleo, o autoempleándose y eso sí es un poco preocupante”, afirma Rodolfo Cruz Piñeiro.
Entender y enfrentar los retos que presenta una cambiante migración para una ciudad que en 2015 tenía más de 1.6 millones de habitantes es muy complejo.
Este montaje de las fotos de Crosby nos hace pensar que en límite de la patria, todos cargamos con el impacto de la migración.