Rebecca Bredow, una mujer que se negó a vacunar a su hijo de nueve años, pasará siete días en prisión tras la determinación de una jueza del condado de Oakland. La decisión se da luego de una batalla legal con su exesposo por negarse a llevar al niño al pediatra para que pudiera recibir unas dosis de inmunizaciones que previenen infecciones transmisibles y potencialmente mortales.
Karen McDonald, jueza de la Corte de Circuito del condado de Oakland, señaló que Rebecca Bredow, quien tenía la custodia de su hijo, violó un acuerdo para que se hiciera el procedimiento médico. Por eso ordenó que pasara días en la cárcel, que el niño recibiera todas las vacunas necesarias y que su exesposo tomaría el cuidado de éste durante el encarcelamiento.
“Usted estuvo de acuerdo en una orden de consentimiento para vacunar a su hijo”, dijo McDonald. “Entiendo que amas a tus hijos, pero lo que no creo que entiendas es que tu hijo tiene dos padres”, detalló y acusó a la mujer de desacato.
Bredow le dijo a la jueza que tomaba “plena responsabilidad” por sus acciones. Alegó que las vacunas van en contra de sus creencias y que debió haber planteado sus objeciones antes.
“Prefiero sentarme detrás de las rejas por defender lo que yo creo que ceder en algo en lo que fuertemente no creo”, dijo la semana pasada la mujer a la cadena local WXYZ en entrevista. “Dios me libre de que se lastime por una de las vacunas”, señaló.
Bredow también dijo que retrasó las inmunizaciones cuando su hijo nació, y luego esperó más tiempo entre las vacunas programadas aunque detuvo el proceso por completo en 2010.
Los pediatras, en su mayor parte, instan a los padres a seguir los calendarios de vacunas de los Centros de Estados Unidos para el Control y Prevención de Enfermedades y la Academia Americana de Pediatría que describen un calendario para las vacunas esenciales desde el nacimiento hasta la edad de 18 años.
Muchas personas que se oponen a las vacunas dicen que exigirlas para los niños viola las libertades personales de los padres. Otros padres que resisten las vacunas llegan a creer que las vacunas pueden afectar negativamente la salud del niño.
Algunos hacen referencia a investigaciones erróneas sobre el vínculo entre las vacunas y el autismo, publicadas por primera vez en 1998. El estudio fue finalmente retractado por la revista médica.
No vacunar a los niños es una tendencia que muchos funcionarios reconocen que pone en peligro la salud pública de las comunidades. En los últimos años, los niños cuyos padres siguen esta creencia han sufrido y propagado enfermedades prevenibles, incluyendo un brote de sarampión en 2015 que comenzó en Disneylandia en California y se extendió a varios estados incluyendo Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York, Nevada, Dakota del Sur, Texas y Utah.