Mucho tiempo antes de que hubiera seres humanos, homínidos o incluso organismos unicelulares, debió haber algo que dio inicio a la vida en la Tierra y a todo lo que nos rodea. Los científicos están de acuerdo con esto, pero la forma precisa en que comenzó la vida es un debate que aún está lejos de cerrarse.
En un nuevo artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de Ciencias) se intenta responder esta pregunta mediante las matemáticas. En dicho artículo se analiza una de las situaciones principales: que los meteoritos que cayeron en la Tierra provenientes del sistema solar depositaron los elementos constitutivos del ARN, un compuesto similar al ADN que puede almacenar información y supervisar la construcción de otras moléculas. “Ahora tenemos pruebas de que esto no solo es plausible, sino de que es probable, y esto hace que sea muy emocionante”, declaró a Newsweek Ben Pearce, el autor principal del artículo y estudiante de doctorado de la Universidad McMaster de Canadá. El científico admite que la respuesta no es concluyente. “Definitivamente, se trata de otra prueba que se suma a las ya existentes, pero se requieren muchos más elementos científicos para realmente dar por terminada la discusión”.
Pearce y sus colegas elaboraron un modelo de lo que pudo haber ocurrido en los llamados pequeños pozos tibios que existían en la superficie del planeta durante los primeros días de la Tierra. Esta teoría del origen de la vida fue propuesta originalmente por Charles Darwin. En el artículo se afirma que los meteoritos pudieron caer a la Tierra con bastante frecuencia, acarreando grandes cantidades de nucleobases, que son uno de los tres tipos de compuestos que forman el ARN, hacia los pozos que existían en la superficie del planeta. Esos pozos no habrían sido estables, sino que se habrían encogido en las temporadas de sequía, para volver a expandirse durante las temporadas húmedas. Este ciclo permitió que los componentes químicos se enlazaran al estar muy cerca unos de otros y después los agitaba para crear nuevas configuraciones cuando los pozos se encogían de nuevo.
Sin embargo, tales compuestos también enfrentaban peligros: la radiación ultravioleta del sol pudo haberlos destruido, mientras que algunos de ellos pudieron haberse filtrado a través de agujeros situados en el fondo de los pozos. De esta forma, Pearce y sus colegas equilibraron el potencial creativo de los pequeños pozos tibios con esos factores. Afirman que, tras la caída de un meteorito, el ARN pudo haberse formado en pocos años.
“Esto no ocurrió en unos cuantos pozos”, según muestran los cálculos, de acuerdo con Pearce. “Esto ocurrió realmente en miles de pozos, por lo que hubo miles de oportunidades” para el inicio de la vida.
Otros científicos no están muy convencidos. “Claro, se trata de una posibilidad, pero ciertamente está muy, muy, muy lejos de ser la única posibilidad y está muy, muy, muy lejos de ser verdadera”, declaró aNewsweek Jan Amend, geoquímico de la Universidad del Sur de California que estudia otra de las teorías principales, la de los respiraderos hidrotermales.
Amend señala que el nuevo artículo resta importancia a varias preguntas clave. En particular, supone que el ARN debió ser el primer paso en el origen de la vida, que el agua debió haber interferido seriamente en la formación de compuestos más grandes, y que los otros dos ingredientes clave del ARN y que no estaban presentes en los meteoritos sí se encontraban en grandes cantidades en dichos pozos. “Sin embargo, me encanta el artículo”, añadió Amend. “Ciertamente, hará que muchas personas piensen sobre este tema, y que lo discutan y analicen”.
De acuerdo con Amend y otros colegas que concuerdan con él, los respiraderos hidrotermales en el piso marino, donde los compuestos químicos y las partículas con carga negativa se filtran hacia el agua salada tibia, son el lugar más probable en el que pudo haber comenzado la vida. Esta teoría se inspira parcialmente en el hecho de que todas las células vivas utilizan gradientes químicos similares.
Para Michael Russell, uno de los científicos detrás de la hipótesis original de los respiraderos hidrotermales, y geoquímico de la NASA, el nuevo estudio no resulta convincente porque no toma en cuenta la energía. Los científicos han demostrado que los respiraderos hidrotermales pueden producir vida si siguen las leyes de la termodinámica. “¡El mundo del ARN supone que la vida tiene que ver con la información, pero es como decir que puedo quitarle el motor a mi automóvil híbrido y suponer que puede seguir funcionando dirigido por la computadora!”, escribió Russell en un correo electrónico.
Científicos de ambos bandos afirman que el propósito de la investigación no es solamente aprender más sobre la Tierra: el debate sobre cómo comenzó la vida también podría tener implicaciones para encontrar vida en otros planetas. Es probable que caigan meteoritos en planetas que podrían tener agua líquida en toda la galaxia, afirma Pearce, defendiendo su teoría, mientras que gran parte de la emoción que ha generado la búsqueda de vida en Encélado, una de las lunas de Saturno, se basa en sus propios respiraderos hidrotermales, responde Russell.
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