Limita lucha feminista exclusión de los hombres: Martínez Roaro

Vetar la participación de los hombres en acciones de la lucha feminista es acortar sus alcances y retrasar sus avances. Esa es la postura personal de Marcela Martínez Roaro, sexóloga de Aguascalientes que a pesar de los años de trabajo en pro de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, no se considera feminista.

“Yo no concibo un trabajo a favor de las mujeres en el que los hombres sean excluidos. De manera personal, por eso es que yo no me puedo considerar feminista: porque en el trabajo que yo desarrollo siempre invito a participar a los hombres (…) Yo creo que excluirlos, pues es realmente retrasar los avances en esta lucha por el reconocimiento de las mujeres en sus derechos”, afirma.

Desde su enfoque personal, el feminismo no es uno solo ni es dominio exclusivo de la mujer. El de cerrar las puertas del feminismo a la participación de los hombres, considera, es un enfoque extremo. Aún así, reconoce que todos los feminismos tienen en común la búsqueda de equidad y, en la medida de lo posible, igualdad entre hombres y mujeres.

“Cualquier persona que esté a favor de los derechos de las mujeres y en contra de las discriminaciones contra las mujeres, pues está asumiendo una posición feminista”, propone, en una postura que incluye a los hombres como feministas potenciales.

¿Y cómo incluir a los hombres en la lucha feminista?

“¡Pues incluyéndolos!”, responde Martínez Roaro.

“Si yo estoy luchando por una causa, venga quien venga, insisto: si es de manera propositiva y de manera positiva, ¡bienvenido sea! No pretendo cambiar la mentalidad de estos grupos (que excluyen al género masculino de los actos feministas) porque, finalmente, son una forma de lucha y es válida su manera de trabajar. Pero desde mi personal punto de vista, lejos de coadyuvar a que crezca el movimiento de mujeres, está limitándolo en todo lo que tiene que ver con discriminación”, señala.

Incluir a los varones, explica la sexóloga, coordinadora del Instituto Superior de Educación Sexual (ISES), es capacitarlos, ayudar a que comprendan cómo sus comportamientos violentos afectan la vida de las mujeres y la de ellos mismos. Deconstruir el machismo arraigado en la cultura patriarcal mexicana contra el que lucha el feminismo, subraya, es imposible sin ellos.

“Estas grandes desigualdades entre hombres y mujeres, con las respectivas desventajas para las mujeres, han sido construidas a lo largo de la historia prioritariamente por hombres, pero también por mujeres. La manera en la que podemos acabar con esto es ser incluyentes con los hombres”, señala.

Y ejemplifica:

“En la medida en que las mujeres, grupos feministas, se mantuvieron luchando solas, hubo más dificultad para avanzar en esta lucha por los derechos de las mujeres. Cuando viene en México, en los 80, toda la teoría de género y se incluye también a los hombres en todos estos trabajos, toda esta igualdad de las mujeres avanza. Avanza más cuando se van formando los grupos de masculinidad, en donde se enseña a los hombres a concientizar y a cambiar sus violencias por comportamientos pacíficos”.

En los talleres de educación sexual y reproductiva que imparte el ISES, indica, siempre participan hombres. Y hay quienes, aún siendo violentos, reconocen su comportamiento y se muestran dispuestos a participar.

“Desde la sexología yo encuentro a todos estos grupos conservadores, que sí son muy agresivos y que pretenden -no solamente en manifestaciones, sino eventos privados- introducirse para tratar de reventar una reunión, un congreso, una conferencia como las pasadas jornadas. Cuando esto se ha dado, mi posición ha sido:tranquilos. Por supuesto que los vamos a escuchar, pero primero ustedes nos escuchan y toman su decisión. Si quieren incluirse siguiendo el mismo sentido en el que estamos trabajando, bienvenidos.Si no están de acuerdo, muchas gracias, pero están en libertad de retirarse”, señala.

Tras el feminicidio de Mara Castilla en Puebla, grupos feministas de la Ciudad de México y Aguascalientes organizaron marchas. El objetivo en ambos casos fue reivindicar el espacio público -donde las mujeres sufren más agresiones- como propiedad también de las mujeres, exigir garantía a su derecho de transitar libres y seguras en la vía pública y reclamar la resolución de los feminicidios de Mara y otras mujeres en el país.

En la marcha de la Ciudad de México, el periodista Jenaro Villamil fue expulsado del contingente por violar los lineamientos que acotaban la participación masculina, mientras que en Aguascalientes se prohibió de plano la participación de los hombres.

Martínez Roaro se dice respetuosa de estos enfoques, pero desde el suyo, es fundamental que los hombres participen en la lucha contra la violencia y la discriminación de género.

“Si fueron acuerdos, bueno, yo lo entiendo. Y si esos acuerdos no fueron respetados por el periodista, me parece que no fue lo correcto. Pero yo tampoco estaría de acuerdo con cualquier manifestación, cualquier protesta, de cualquier índole, que pretenda excluir a alguien”, opinó.