Filman cineastas locales, sin dinero, cuatro cortometrajes

Están a punto de convertirse en la primera generación “oficial” de cineastas de Aguascalientes y producen sus óperas primas prácticamente sin recursos.

Un drama, una pieza de cine negro y dos de terror son los cortometrajes que la primera generación de la Licenciatura en Artes Cinematográficas y Audiovisuales de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) produce desde el año pasado. Para solventar traslado, comidas, sueldo de los actores, escenografía y otros aspectos, los estudiantes han hecho uso de plataformas de fondeo colectivo y han recibido apoyo… de personas e instituciones de otros estados.

Los guiones se eligieron en un concurso interno hace un año y desde entonces entraron al proceso de preproducción. Una de las fases de trabajo incluyó la elaboración de un presupuesto ideal, que en promedio fue de 40 mil pesos por cortometraje. Pero en la realidad, en el mejor de los casos, los cineastas han logrado reunir el 50 por ciento de lo que necesitan.

A como dé lugar, los cortometrajes (tesis para obtener el título de licenciados) estarán listos en diciembre próximo.

Benito, un drama sobre pobreza y religión

El guión de Aída Alonso, también directora del cortometraje, narra la historia de un niño que tras la muerte de su madre vive solo con su papá, un hombre extremadamente religioso que no le permite tener una bicicleta.

“Benito arregla la bicicleta que era de su mamá y se enfrenta mucho a los golpes de realidad que tiene la vida y ve contradicciones en su padre: cómo es muy católico y a la vez es hipócrita con sus acciones. No cuento el final”, adelanta la estudiante.

La historia tuvo como locación un rancho en Pinos, Zacatecas y el rodaje se realizó la primera semana de septiembre. El costo de la producción se estimó en 35 mil pesos, pero el equipo ha logrado reunir 17 mil para trabajar con un presupuesto muy apretado.

La Presidencia Municipal de Pinos patrocinó los alimentos para el elenco y la producción, y pobladores de la zona apoyaron con el préstamo de espacios y objetos que se usaron en la escenografía y ambientación.

En Aguascalientes, cuenta Aída, el equipo solicitó apoyo del Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC) y la Secretaría de Finanzas del estado (Sefi), pero hasta la semana previa de iniciar el rodaje, ninguna de las dos instancias había respondido su solicitud.

Para fondear el cortometraje, el equipo hizo do rifas y prácticamente con esos recursos emprendió el rodaje del 11 al 14 de septiembre.

Hay una luz que siempre se apaga

El primero de los cortos de terror cuenta la historia de Aurora y Mariano, una pareja recién casada a la que un espíritu acosa al llegar a su nuevo hogar. El ser toma la forma de Mariano y así es como viola a Aurora.

“Esta historia surgió de diferentes mitologías, tanto mexicanas como globales, y también en torno a la violencia familiar y el abuso a la mujer; eso como chocó para crear esta historia de terror”, explica el director y guionista Venancio Villalobos.

Para el joven cineasta, ganador del concursoMe gustaría que, convocado por el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) el año pasado, el presupuesto ha sido el principal obstáculo hasta el momento.

El rodaje está programado para la segunda semana de octubre y su presupuesto presupuesto ideal es de 80 mil pesos.

“Lo vamos a grabar en un rancho que se llama, pero el equipo estima en 40 mil pesos el mínimo necesario (…) Lo vamos a rodar en un lugar que se llama Rancho Las Papas, en Ojuelos, Jalisco, que está como a 1 hora 4 de aquí de Aguascalientes”, cuenta el estudiante.

Este cortometraje se rodará del 9 al 13 de octubre próximos.

#P0Zme

El supuesto suicidio de su hermano gay hace que Miguel descubra el bugchasing, la práctica de aquellos buscan infectarse de VIH, y conozca a Ángel, la pareja de su hermano que porta el virus.

“Es una especie de cine negro-gay. Lo que me gusta de la historia es que son dos hombres que perdieron a un hombre importante en su vida porque no supieron entenderlo. A final de cuentas, Miguel es hetero, es veterinario y viene del rancho, ¿no? Su hermano gay no embonaba en su vida. Y Ángel es un tipo muy liberal, demasiado liberal: él sí tiene VIH y contagia a la gente de VIH para vivir”, sintetiza Alejandro Guerrero la trama de su cortometraje.

El equipo que encabeza Alejandro también rodará en Calvillito y Asientos. Por ser cine negro, también tendrá una locación que pocos trabajos cinematográficos estudiantiles han tenido: la morgue.

A pesar de lo que implica entrar al lugar, el director asegura que le ha sido más fácil gestionar los permisos necesarios por su cuenta que con el apoyo de la Universidad y, ha sido más fácil conseguirlos que obtener financiamiento.

“Nuestro presupuesto son 90 mil e igual que Venancio: con 40 mil para pagarle a los actores y el transporte. Son gente de fuera, entonces sí es indispensable pagarles por lo menos avión, hospedaje, comidas…”, señala.

El viejo del costal

Paula Rodríguez es una de las creadoras del homenaje a las víctimas del llamado Caso Narvarte. Enmarcado en el género de terror, su cortometraje-tesis es una adaptación de la leyenda mexicana del “viejo del costal”, ese con el que se amenazaba a los niños mal portados.

“Es una reinterpretación de la leyenda. Las leyendas asustaban a los niños con que se los iban a llevar y los iban a castigar, pero el viejo de ahora ha merodeado por un siglo y ha visto que las cosas están horribles. A quien quiere castigar es a los papás. Entonces, lo que hace es acercarse a los niños, de cierta manera trastonarlos para que provoquen un escarmiento a sus papás, según su tipo de maltrato”, reseña Paula.

En Aguascalientes, esta obra tendrá como locaciones la alberca olímpica y la calle Zaragoza. En Zacatecas, rodará en el ejido La Encantada y el Callejón Alcáizar, entre otras calles.

Al igual que #P0Zme, El viejo del costal prueba suerte en la plataforma de fondeo colectivomicochinito.com, en la que ofrece opciones de aportar recursos a cambio de créditos, playeras o, literalmente, por puro amor al arte.

El presupuesto ideal del trabajo es de 126 mil pesos, pero el equipo ha recortado la expectativa hasta 15 mil pesos.

Sin recursos para el cine

Los cuatro directores noveles coinciden en la decepción. Instituciones públicas, incluidas su propia casa de estudios, y empresas a las que apostaban como patrocinadores de sus proyectos no han accedido a apoyarlos como esperaban.

“Ni con deducción de impuestos, tampoco es como dame lana”, se queja Paula.

De la UAA, dicen, los directivos y profesores de la carrera habrían podido ayudarlos más a abrir las puertas con sus contactos, a tramitar y gestionar permisos y locaciones y festivalear trabajos anteriores para tener más argumentos a la hora de pedir patrocinios.

Y las empresas, coinciden, muestran poco o nulo interés en impulsar proyectos culturales experimentales, como los suyos.

“A la gente sí le llama la atención cuando llegas y les dices: soy la primera generación de cine. Es: ¡wow! Llegas con una empresa a decirle: soy la primera generación de cine… ¿Y?”, cuenta Alejandro.

Atribuye el desinterés a que, a diferencia de una obra de teatro o una exposición, el resultado de invertir en el cine no es inmediato.

“Con el cine nunca es seguro que ese dinero se va a recuperar”, reconoce Venancio.

Por eso, además de las rifas y las hasta ahora poco rentables plataformas de crowdfunding, los estudiantes venden tarjetas, pines, playeras y otras mercancías, para sufragar los gastos de la que quizás es una de las tesis más caras para un nivel licenciatura.

Nadie los obligó, lo saben. Tampoco fueron engañados. Sus maestros, sobre todo los más jóvenes, les advirtieron que se toparían con la traba del dinero y otros obstáculos.

Apesadumbrados por la carga de trabajo a contrarreloj y contra corriente, la primera generación de cine visualiza un futuro… fuera de Aguascalientes.

“Se supone que la carrera es para que empiece industria aquí en Aguas, pero no. Yo creo que me voy a ir a otro lado a estudiar maestría o me voy a ir de aquí. Ese es el panorama que tenemos”, admite Venancio.

“Yo sí me quiero quedar -contrasta Alejandro- Existe todavía la comisión de filmaciones; la dejaron morir las administraciones pasadas, pero esta administración me parece que tiene como una idea de apoyar mucho el turismo del estado (…) y quieren retomar la comisión fílmica. Están como queriendo volver a armar el directorio de toda la gente que podría trabajar dentro de la industria del cine, que presenten papeles… Deberíamos de ir: si quieres impulsar, si quieres retomar la comisión fílmica, qué mejor que empezar por la primera generación de cine”.