Una cuestión de tiempo

La apertura al futbol femenil es un gol a favor del deporte mexicano, pero no termina por ganar el partido.

La brecha de género es evidente si se compara con el torneo varonil, y cerrarla requerirá de otra competencia, pero fuera de la cancha.

La Liga MX Femenil nace por la demanda de un espacio para que jugadoras compitieran y entrenaran bajo una estructura establecida.

El fantasma del negocio flota por encima del ámbito deportivo, aunque a cuatro fechas del arranque, difícilmente podría hablarse de lucro. Será la afición la que marque pauta.

El nacimiento de la Liga es resultado de presión social, pero también de una oportunidad comercial, coinciden académicos.

“Va a ser un negocio. Aunque ahorita rinda pocas ganancias, eso explica el porqué las mujeres no tengan tanta remuneración, se puede decir que es un negocio que está empezando”, dice Marlene Solís, investigadora del Departamento de Estudios Sociales del Colegio de la Frontera Norte, (El Colef).

La afición determina.

Sí, es cierto que el partido entre Xolos y Pumas femenil del 19 de agosto tuvo una asistencia de 3 mil espectadores en el Estadio Caliente.

Un día antes, el equipo varonil metió 26 mil aficionados a las gradas, aunque el Club Tijuana también tuvo entradas discretas a sus inicios.

“El día que las mujeres tengan el mismo público que los hombres, ese día siento que va a ser una revolución cultural”, dice la investigadora.

Por ahora, las protagonistas disfrutan de esta oportunidad.

Lila Zapata, defensa de Xoloitzcuintles femenil, pide a la afición que se dé la oportunidad de conocer lo que la mujer tiene para ofrecer en este deporte y “que no se quede con ese tabú de que nomás los hombres”.

Patricia Gutiérrez también apostó por el balón.

Descubrió su amor por el futbol a los once años, cuando su padre veía los juegos de la selección nacional.

“Yo quería compartir esa alegría con él”.

Ignoró frases como “el futbol es un deporte de hombres” y empezó a patear balones. La idea de que algún día hubiera una liga profesional resultaba difícil de creer.

Pero nunca dejó de soñar.

Su talento llenó el ojo de la directiva Xoloitzcuintle, y el resto es historia. Hoy no solo representa a su ciudad en una liga profesional, sino que la defensa central, porta el gafete de capitán.

Para que Patricia y sus compañeras compitieran profesionalmente, otras futbolistas lucharon antes.

En diciembre de 2016, el presidente de la Liga Mexicana de Futbol anunció la creación del primer torneo profesional para mujeres en México.

Por años, el balompié femenil en suelo azteca era en ligas amateur. No había una estructura, cobertura mediática, ni mucho apoyo.

Las jugadoras se vieron obligadas a emigrar al futbol extranjero donde son figuras.

Maribel Domínguez, mejor conocida como “Marigol”, primero voló al futbol estadounidense y en 2005, al club Barcelona, de España.

Charlyn Corral, Nayeli Rangel, Kenti Robles, Natalia Gómez Junco…, y la lista sigue y sigue.

Andrea Rodebaugh, entrenadora de Xoloitzcuintles femenil y seleccionada mexicana en la Copa Mundial de 1999, recuerda aquellas épocas difíciles.

El sueño lo vivíamos de generaciones atrás, hoy se da porque hay tantas niñas y hay un gran nivel” dice Andrea Rodebaugh, entrenadora de Xoloitzcuintles femenil. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA.

“Yo lo soñaba”, dice la ex mediocampista sobre el nacimiento de la liga femenil.

“Obviamente no entendía los procesos, lo que tarda en hacer un cambio de forma de pensar cultural, es de lo que se trata esto. Finalmente ha habido un cambio, el sueño lo vivíamos de generaciones atrás”.

Xoloitzcuintles fue pionero en dar una plataforma a sus jugadoras y a falta de liga local, buscó otros horizontes.

En mayo de 2015, la rama femenil del equipo rojinegro hizo historia al convertirse en el primer equipo mexicano en la Liga Premier de Futbol Femenil de Estados Unidos (WPSL, por sus siglas en inglés).

Fue precisamente Rodebaugh quien se acercó al comisionado de dicha liga para postular al equipo tijuanense.

La liga femenil de México es prueba de que la mujer se ha ganado el derecho a competir a nivel profesional. Pero falta que vivan de ello.

Y es que el debut del certamen se vio opacado cuando circuló en medios de comunicación la brecha salarial entre futbolistas hombres y mujeres.

Algunos portales decían que supuestamente la liga había establecido un tope salarial de 2 mil 500 pesos al mes, aunque fuentes consultadas aclaran que esto no incluye los contratos que cada club tiene con sus jugadoras.

En entrevista para el portal Publisport, la periodista de ESPN, Nelly Simón, señala que dependiendo de la jerarquía, una jugadora puede ganar entre 3 mil y 30 mil pesos mensuales.

En el caso de Tijuana, Xoloitzcuintles fue pionero en dar una plataforma a sus jugadoras. El debut de la liga femenil se vio opacado cuando circuló en medios de comunicación la enorme brecha salarial entre futbolistas hombres y mujeres. FOTO: NEWSWEEK EN ESPAÑOL BAJA CALIFORNIA.

En la web de la Femexfut no se encuentra información referente a los salarios de futbolistas.

Esta controversia puso nuevamente el tema sobre la mesa en una época donde se ve un impulso mundial por la equidad de género.

Aunque los equipos varoniles son más lucrativos, no es justificación para que exista desigualdad de salarios.

“Es injusto porque finalmente tienen las mismas exigencias, incluso yo podría decir que hasta más”, considera Marlene Solís, investigadora de El Colef.

La selección femenil de Estados Unidos coincide con ello.

Un grupo de jugadoras interpuso en 2016 una queja por discriminación salarial ante la Comisión de Igualdad de Empleo.

Las mujeres, actuales campeonas mundiales y quienes impusieron récord de audiencia en la televisión de Estados Unidos, señalaron que los hombres ganaban más dinero que ellas, pese a que realizan una labor similar.

U.S Soccer insistía en que los hombres generaban contratos más lucrativos y llenaban más los estadios. Pero las mujeres, —quienes contrario a sus colegas varones ya saben lo que es levantar una copa del mundo en la máxima categoría— no quitaron el pie de la raya y amenazaron con irse a huelga.

En abril de este año acordaron con la federación un aumento de sueldo, además de mejores hospedajes y otras comodidades. Los términos del nuevo contrato que se extenderá hasta 2021 no fueron dados a conocer.

La moraleja es que la defensa de los derechos requiere que sean las mismas futbolistas quienes se organicen.

“Desafortunadamente tiene que ser una exigencia de las mujeres, nunca viene de las jerarquías”, menciona Solís.

La historia ha ratificado que las mujeres exigen igualdad en todos los ámbitos, incluso en el futbol.

“Estas chicas vienen de una lucha de sus madres, de sus abuelas, de sus bisabuelas”, considera Solís.

“Si ellas se han atrevido a pisar una cancha es porque en otras épocas las mujeres se atrevieron a exigir el voto, y es porque en otras épocas recientes las mujeres nos atrevimos a denunciar la violencia contra las mujeres”, agrega.

Esas ganas de las mujeres por ocupar espacios en la cancha, permea también en las gradas.

Las afición de un partido de la liga femenil refleja un ambiente familiar con estampas inusuales. Madres, abuelas, hermanas e hijas disfrutan un deporte que hace unos años, habrían volteado a ver solo en partidos importantes de la selección mexicana.

En el juego ante la UNAM el 19 de agosto, la barra oficial se hizo presente en el Estadio Caliente aunque en menor número, y la afición aplaudió el esfuerzo en cada una de las jugadas. En respuesta, las jugadoras regalaron un espectáculo de tres goles.

En las gradas, niñas con cinta rosa del club en la cabeza, ya preguntan por el nombre de las jugadoras.

El equipo femenil de Tijuana es uno de los pocos que tendrá la oportunidad de disputar sus partidos en el estadio del primer equipo. El resto lo hará en sedes alternas.

Una liga profesional podría inspirar a una nueva generación de futbolistas.

Académicos creen que ahora las niñas podrían crecer creyendo que si sobresalen en este deporte, tendrían la oportunidad de competir profesionalmente.

Y es que no todas crecieron con esa posibilidad.

Brenda Alvarado, ex seleccionada del equipo de Baja California y hoy corresponsal de deportes para Milenio, recuerda que cuando cursaba la primaria ni siquiera había un equipo de mujeres.

Las pocas que tenían esa inquietud tenían que pedir permiso para jugar con hombres.

“Si jugabas futbol te veían como una machorra”, dice.

La falta de una liga profesional que le garantizara un futuro profesional, la desmotivó a seguir jugando.

Ahora apoya esta iniciativa, aunque sabe que su trascendencia estará ligada a los resultados.

“La gente seguramente se irá enganchando de a poco como toda cosa nueva que pasa en el futbol”, dijo dos días antes de su debut en casa, Eduardo Coudet, entrenador de los Xoloitzcuintles de Tijuana.

Andrés Fábregas Puig, fundador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y autor del libro “Lo sagrado del rebaño”, considera que la liga mexicana femenil “llega tarde, pero por fortuna llegó”.

Es tiempo de que las escuelas abran oportunidades para que las niñas que tengan vocación en el futbol tengan cómo desarrollarse y también, para ir quitando la idea de que se trata de un deporte para hombres, dice el antropólogo.

“Incluso ojalá llegue el día en que los equipos sean mixtos, que ya ni siquiera haya futbol femenil y futbol varonil, sino únicamente futbol, y un equipo que esté integrado por los mejores”, dice.