¿Cómo prevenir la demencia?

Las personas pueden disminuir el riesgo de contraer demencia al controlar efectivamente ciertos factores relacionados con el estilo de vida y la salud, como el tabaquismo, la obesidad y la depresión.

En un informe publicado en la revistaLancet, un equipo internacional de científicos descubrió que hasta un tercio de casos de demencia en todo el mundo podrían prevenirse mediante intervenciones no farmacológicas, como el ejercicio, el contacto social y el control de peso. Los hallazgos fueron presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer.

La demencia no es un trastorno específico, sino que describe un conjunto de síntomas que comprenden la pérdida de la memoria, dificultades con la resolución de problemas y/o con el lenguaje y dificultades de pensamiento. La demencia es provocada por enfermedades como el mal de Alzheimer, que es la causa más común de este padecimiento.

Tan sólo en Estados Unidos,, se piensa que hay 5 millones de personas que viven con demencia relacionada con la edad. En todo el mundo, se cree que la cifra asciende a 47 millones. Dado el envejecimiento de la población, se espera que esta cifra alcance 115 millones para 2050.

“Ha habido una gran dedicación en el desarrollo de medicamentos para prevenir la demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, no podemos perder de vista los grandes avances que hemos tenido en el tratamiento de la demencia, entre los que se incluyen los enfoques preventivos”, dijo en una declaración Lon Schneider, miembro de la Comisión sobre la Prevención y la Atención de la Demencia de la revistaLancet.

En el informe, el equipo de 24 expertos revisó las investigaciones existentes sobre la demencia, que incluían estrategias de tratamiento y prevención. Encontraron nueve factores de riesgo, que comienzan desde la niñez, que aumentan el riesgo de contraer demencia.

La prevención de estos factores de riesgo comienza en la infancia y continúan durante toda la vida. Dicha prevención comprende una mayor educación, hacer frente a la pérdida de la audición y controlar la hipertensión y la obesidad. En combinación, estos factores producen una reducción del riesgo de hasta 20 por ciento. Conforme los adultos envejecen, pueden reducir el riesgo otro 15 por ciento al dejar de fumar, aumentar su actividad física y su contacto social, y controlar la diabetes y la depresión.

Schneider señala que “la posible magnitud del efecto sobre la demencia al reducir estos factores de riesgo es mayor de lo que pudimos haber imaginado que tuvieran los medicamentos experimentales de la actualidad. La mitigación de los factores de riesgo nos proporciona una poderosa forma de disminuir la carga mundial de la demencia”.

En el informe también se analiza la forma en que las intervenciones no farmacológicas realizadas en personas que ya viven con demencia, como el contacto y las actividades sociales, tienen una importante función en el tratamiento, y muestran una mayor efectividad que los medicamentos en la reducción de la agitación y la agresividad que pueden surgir como resultado de la enfermedad.

“Se calcula que el costo mundial en de la demencia en 2015 fue de 818,000 millones de dólares, y esta cifra seguirá incrementándose conforme aumenta el número de personas con demencia”, se indica en el informe. “Cerca de 85 por ciento de los costos se relacionan con la atención familiar y social, y no con la médica. Podría ser que la nueva atención médica del futuro, que comprende medidas de salud pública, pudiera reemplazar, y posiblemente disminuir una parte de estos costos.

En un artículo relacionado en el que se comenta el estudio, Martin Prince, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencias del King’s College de Londres, Reino Unido, señala que el informe proporciona “una aportación oportuna y basada en evidencias a los esfuerzos globales para mejorar la vida de las personas con demencia y de sus cuidadores”.

“El mensaje de que la demencia, junto con las enfermedades cardíacas, la apoplejía y el cáncer pueden prevenirse mediante una implementación eficaz de estrategias de salud pública debe ser escuchado por las personas encargadas de elaborar las políticas, así como por el público en general, quienes también deben actuar en consecuencia. Sin embargo, se sugiere tener precaución. Las previsiones actuales de Alzheimer’s Disease International suponen que la preponderancia de la demencia específica de la edad en todo el mundo se mantendrá constante con el paso del tiempo, y los encargados de la política prudentes deberían ramificar de acuerdo con ello. Es necesario realizar más investigaciones en más entornos y durante períodos más largos para calcular con mayor precisión las tendencias y sus variaciones regionales”.